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Un informe del Gobierno vasco desmonta la versión oficial de la Guardia Civil: Mikel Zabalza murió torturado

Búsqueda de Mikel Zabalza en el río Bidasoa en 1985.

Iker Rioja Andueza

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El joven Mikel Zabalza –al que en su familia preferían llamar, en castellano, “Miguel Mari”– no era miembro de ETA ni colaborador de los terroristas. Era un treintañero navarro que trabajaba en la compañía del transporte público de Donostia. A pesar de ello, la Guardia Civil lo detuvo en noviembre de 1985 en aplicación de una reciente Ley Antiterrorista que le confería poderes especiales para interrogar a detenidos y suspender derechos. Fue trasladado al cuartel de Intxaurrondo, donde sufrió “graves torturas y tratos inhumanos y degradantes”. Su cadáver apareció ya en diciembre en aguas del río Bidasoa, en la zona de Endarlatsa, un punto que une Gipuzkoa y Navarra con la frontera francesa. La versión oficial policial de la época es que huyó mientras reconocía con unos agentes un supuesto zulo terrorista en ese punto, aunque apareció muchos días después en un lugar ya rastreado y sin signos de llevar semanas sumergido. Casi cuatro décadas después, otro informe oficial –esta vez del Gobierno vasco– desmonta esa tesis autoexculpatoria y concluye que hay un “grado de convicción suficientemente fundado” para sostener que Zabalza fue víctima de “hechos de naturaleza violenta, de etiología médico-legal homicida” cometidos por funcionarios públicos. La única duda es cómo se produjo la muerte concreta, si ahogado en un lugar distinto al Bidasoa y luego arrojado allí o por algún tipo de “asfixia violenta”, y quiénes fueron los responsables.

Este informe ha sido emitido por la comisión de valoración creada para analizar las solicitudes de las víctimas de violencia policial, una norma autonómica que ya en 2021 permitió reconocer e indeminizar a una treintena de personas, entre ellas a Idoia Ayerbe, novia de Zabalza, Manuel Vizcay, su primo, y a Jon Arreche. Los cuatro fueron arrestados en la misma operación y los cuatro refirieron malos tratos por parte de la Guardia Civil. Este domingo, con un acto institucional en Orbaizeta en el que participarán las consejeras competentes en materia de Derechos Humanos de los Gobiernos autonómicos vasco y navarro, Beatriz Artolazabal y Ana Ollo, la familia Zabalza recibirá el dictamen y la resolución institucional que convierte oficialmente a Zabalza en víctima de violencia policial. Se acompañará la entrega con un 'aurresku' de honor. Sus allegados tendrán derecho ahora a percibir una indemnización pública de 135.000 euros, el máximo previsto para violaciones de derechos humanos con resultado de muerte, aunque el informe remarca que su principal interés es que se haga pública la verdad. De hecho, consta que un abogado navarro llamado Ángel Ruiz de Erenchun les ofreció en su día dinero a cambio de que aceptaran un relato edulcorado.

Este expediente ha sido mucho más costoso de resolver que cualquiera de los otros que han pasado por la comisión de valoración, presidida por la jurista Juana Valmaseda. Es el mismo órgano que ha desechado recientemente cientos de peticiones de agentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado que alegaban que esta norma habría de acoger también a los amenazados por ETA. El motivo de los meses que ha conllevado el análisis del caso Zabalza es que se han practicado 32 diligencias entre recopilación de información policial, judicial o periodística, entrevistas a testigos, análisis periciales e incluso una reconstrucción de la supuesta huida en Endarlatsa para descartarla como hipótesis. Se explica, por ejemplo, que asumir que esa posibilidad supondría creer que una persona sin relación con ETA identificó un zulo y que, una vez allí, saltó nueve metros esposado y sin saber nadar por una zona escarpada y peligrosa.

El informe señala la “motivación política” detrás de estos hechos. Los ubica en un contexto en que las torturas de las fuerzas del orden tras la dictadura no habían desaparecido y en el que el Gobierno de Felipe González les dio amplios poderes para combatir a ETA. Se recuerdan también ciertos prejuicios hacia los jóvenes vascos que fueran vestidos de una determinada manera, según algunos documentos internos que se reproducen. “[Son] Violaciones que devienen también por indefensión y se enraízan en una clara motivación política que dirige y preside el actuar de los miembros de la Guardia Civil que participaron en la detención en el contexto y aplicación de la legislación contraterrorista”, se indica. Eran también los años del GAL y muchos de los cargos políticos de la época, incluido el ministro del Interior, José Barrionuevo, resultaron implicados en esa trama terrorista.

El caso, que generó sospechas desde el inicio, no fue adecuadamente investigado en ningún momento. La novia del joven, por ejemplo, contó ya entonces que escuchó gritos en el cuartel cuando estaban detenidos y otro del grupo informó de que lo habían trasladado fuera de Intxaurrondo para torturarlo. Entre las prácticas que se empleaban estaban la 'bañera' –ahogamientos en agua– o la 'bolsa' –asfixia con una bolsa en la cabeza–. Y, “de forma añadida, pero no menos importante, el tratamiento dispensado a la madre” fue degradante: “Pidiendo información sobre su hijo detenido y desaparecido es remitida a 'objetos perdidos', lo que constituye en sí mismo un trato inhumano y degradante con entidad propia y de especial bajeza moral”. La Guardia Civil también acudió al domicilio de unos allegados para tratar de convencerles de que Zabalza había cruzado la frontera para huir a Iparralde.

Sorpresivamente, la comisión sostiene que el 'caso Zabalza' no está prescrito en la vía penal 37 años después. Eso sí, señala también que a lo largo de los años ha habido una sucesión de aperturas y archivos y que, en verdad, este informe no aporta nada nuevo que, más o menos, no se supiera ya por investigaciones periodísticas, denuncias internas de dentro de la Guardia Civil o elementos de dominio público. El informe recoge, igualmente, una reciente grabación de una conversación excoronel del CESID (actual CNI) Juan Alberto Perote y el capitán de la Guardia Civil Pedro Gómez Nieto en la que se aludía claramente a las torturas que sufrió en Intxaurrondo Zabalza, un material procedente del documental 'Non dago Mikel?'. El hecho de que no haya ningún proceso judicial abierto permite resolver este caso por la vía administrativa. De lo contrario, no sería posible para garantizar el derecho a la defensa y a la presunción de inocencia de los posibles homicidas.

La reconstrucción de los hechos

El informe del Gobierno vasco tiene 57 páginas y recoge un apartado con un relato detallado de los hechos. En él se explica que Zabalza fue arrestado en el barrio de Altza de Donostia el 26 de noviembre de 1985 a las 2.35 horas. Allí también vivía su primo Vizcay, igualmente detenido. “La Guardia Civil irrumpió con brusquedad en la vivienda”, explicó el testigo. Dos horas después, otros agentes detuvieron a Idoia Ayerbe y a Víctor Manuel Mediavilla. Aitor y Patxi, hermanos de Mikel Zabalza, fueron igualmente apresados en su Orbaizeta natal. A Jon Arreche lo arrestaron en Errenteria.

Todo el grupo ha referido malos tratos y torturas y varios de ellos también que “oyeron gritos desgarradores” de la zona de Intxaurrondo donde estaba Zabalza. Ayerbe reconoció a su novio sin ninguna duda –aunque llevara la cara tapada con una bolsa– por las deportivas, el pantalón de autobusero de Donostia y una camisa de franela que ella le había regalado. “Intentó acercarse a él pero le tiraron del pelo, cayendo al suelo, y la arrastraron fuera”, se lee en el informe. Ayerbe murió con 56 años en 2018 tras una larga enfermedad, como explicó su hermana a este periódico.

—El tema de Zabalza está muy feo.

—Sí, muy mal.

—¿Has hablado con Felipe y éstos?

—No, no he hablado... Un juicio así rápido mío de valores es que se les ha ido la mano, que se les ha quedado en el interrogatorio.

[...]

—¿Tú crees que se les murió en Intxaurrondo?

—Sí, mi impresión es que en el interrogatorio. Posiblemente fue una parada cardíaca como consecuencia de la bolsa de plástico en la cabeza, ésa es mi impresión. Cometieron muchísimos fallos.

[...]

—Porque cuando se cargaron a Zabala y al otro... ¿Cuál era?

—¿A Lasa? Eso fueron dos tiros en la cabeza.

—¿Dos tiros?

—Dos tiros en la cabeza sin capucha.

El informe recoge también la transcripción de la conversación entre Perote y Gómez Nieto en el que hablan con franqueza de lo ocurrido con Zabalza pero también de uno de los principales crímenes terroristas de los GAL. Sin embargo, la Guardia Civil publicó el 27 de noviembre que Zabalza se había escapado. El 29 añadieron que “fruto de una manifestación espontánea” Zabalza explicó dónde había un zulo de ETA en Endarlatsa y que fue allí desde donde escapó. El cadáver no apareció hasta el 15 de diciembre. Lo halló el GAR de la Guardia Civil “en una zona que había sido rastreada minuciosamente en cada una de las ocasiones por doce buceadores, veinte socorristas de apoyo, tres embarcaciones y la unidad de rescate de la Cruz Roja. Hubo manifestaciones en Donostia y en Pamplona.

El documento entiende que “no es posible determinar con certeza absoluta una causa de la muerte de Mikel Zabalza” pero sí que no fue fortuita en una fuga. La “sumersión vital en el río Bidasoa” durante veinte días es “prácticamente descartable” dada la ausencia de signos de ese tiempo bajo el agua, por lo que lo plausible es una “sumersión en un medio líquido distinto” –como una bañera– o “otro método de asfixia violenta que no deja alternaciones macroscópicas”. “Concluiríamos que se trata de una muerte de naturaleza violenta, de etiología médico legal-homicida”.

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