Las instituciones vascas, Gobierno vasco y las tres diputaciones, aspiran a contar en 2026 con un presupuesto “bueno” y “expansivo”, seguramente el más alto de la historia en los cuatro casos. Pero se encontrarán con un condicionante. La reforma fiscal aprobada este año por la coalición gobernante, PNV y PSE-EE, con el apoyo de Podemos dejará 335,1 millones de euros menos de disponible en 2026, además de los alrededor de 50 que ya se han dejado de ingresar este mismo 2025. Es casi el equivalente al presupuesto total anual de una cartera como la de Bienestar, Juventud y Reto Demográfico.
Este lunes, antes del 15 de octubre como marca la ley, se ha reunido en Vitoria el Consejo Vasco de Finanzas, el órgano que sienta al Gobierno autonómico con las diputaciones y con la asociación de municipios, Eudel, para establecer las previsiones de cierre de recaudación fiscal del ejercicio en curso y las del entrante, una suerte de techo de gasto para las cuentas de todas las instituciones. Los presentes han asumido el impacto “negativo” de la reforma fiscal en los sumatorios, aunque han destacado que la cara “positiva” es que deja más dinero “en el bolsillo” de los contribuyentes -la expresión es de la vizcaína Elixabete Etxanobe- para dar cauce a los objetivos de premiar a rentas bajas, facilitar el acceso a la vivienda o favorecer la transición verde.
El impacto, en 2025, se nota desde el 1 de julio. Se han reducido los ingresos por retenciones de IRPF al cambiar los mínimos exentos, por ejemplo. En 2026, ya con todas las medidas en vigor, Bizkaia se dejará 160 millones en el camino, Gipuzkoa 120 y Álava 55. Es una circunstancia de la que advirtieron otras fuerzas de izquierda que se opusieron al acuerdo, como EH Bildu, Sumar e IU. El PP, por el contrario, consideró que la Administración debía renunciar todavía a más recursos en vista de la buena marcha de los ingresos hacendísticos.
En cifras, la intención es que en el cierre de 2025 se hayan ingresado en las tres Haciendas forales 20.092 millones de euros. Es un 1,9% más de lo previsto y un 9,7% más en relación a 2024. Aunque, sin el efecto excepcional de las devoluciones de golpe de cuatro ejercicios a los mutualistas, la subida sería más contenida, de entorno al 5%, según estimaciones de Gipuzkoa. De cara a 2026, la base para confeccionar ahora los presupuestos, sube la previsión de recaudación a 21.130 millones de euros. Es otra subida del entorno del 5%, por encima del crecimiento nominal de la economía. Las tres Diputaciones coinciden en que el comportamiento del empleo y de otros factores es muy satisfactorio en Euskadi a pesar de las incertidumbres globales.
El 70% de ese dinero va al Gobierno vasco, que es el que más competencias ejerce. A estas aportaciones le añade otros recursos, como la deuda. En 2026 podrá presupuestar los 1.000 millones adicionales autorizados por el Parlamento y que irán a un plan industrial. El consejero de los números, Nöel d'Anjou, ha asegurado que las cuentas ya iban a ser expansivas incluso sin esa inyección, por la buena dinámica general, e incluso a pesar de la previsible caída de la entrada de los fondos europeos MRR. De hecho, ha pedido que no se hagan sumas con estos 1.000 millones porque lo que ahora podrá ser una cifra de récord y un crecimiento de gasto muy potente en un año, con toda probabilidad, será un recorte de disponible.
El Gobierno de Imanol Pradales presentará el 28 de octubre el proyecto de presupuestos, el segundo de la legislatura. Tiene garantizada su aprobación ya que PNV y PSE-EE disponen de mayoría absoluta. D'Anjou no ha dado pistas del contenido, salvo por el deseo de reforzar el capítulo de “inversiones productivas”. En el caso de Bizkaia, Etxanobe también goza de mayoría absoluta. No es la situación de sus colegas de Álava y de Gipuzkoa, en una posición de minoría que les hace depender de un tercer socio externo.
En Gipuzkoa, Eider Mendoza fue investida con los apoyos del PP, con quien también cerró las últimas cuentas. Ella ha contado que en la legislatura ha pactado también con Podemos. Ahora bien, ha reprochado que no hayan sido posibles los acuerdos de calado con EH Bildu. La coalición es la primera fuerza foral. Su “voluntad” es la de dialogar con “todos” los partidos, ha señalado a los periodistas. “EH Bildu nos ha dicho que no en diez ocasiones. Vamos a ver en la undécima”, ha ironizado.
En Álava, Ramiro González ha recordado que, sí, que no tiene mayoría absoluta, pero ha subrayado que tampoco hay ninguna alternativa más sólida a la de PNV y PSE-EE. Por ello, aboga por “acordar” pero sin estar dispuesto “a aceptar imposiciones de grupos minoritarios”. Las voces que le piden un “cambio radical” en el programa de la legislatura pueden irse descartando, ha añadido. En su caso, los vigentes presupuestos sí los cerró con EH Bildu. La coalición ha abogado por un acuerdo global, por una alianza que afecte a todas las instituciones. PNV y PSE-EE, por el momento, descartan ese formato y apelan a la autonomía y circunstancias de cada lugar.