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El termómetro a (casi) 40 grados vacía las calles de Vitoria en plenas fiestas y obliga a suspender algunos actos

La Virgen Blanca, vacía por el calor a las 15.30 horas, cuando se ha alcanzado el pico de 39,7 grados

Iker Rioja Andueza

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Las fiestas de Vitoria arrancaron el pasado viernes con un día de chaqueta y hasta de paraguas en algunos momentos. El termómetro no superó los 20 grados. Pero han terminado este miércoles con un día de calor extremo, con el mercurio rozando los 40 en algunos momentos de la bochornosa jornada, a la que ha seguido una noche tropical. En el norte de Álava se ha llegado a los 43,5 de Llodio. Las calles vacías en las horas centrales y las suspensiones o cambios en algunos de los actos del día final de La Blanca de 2023 han sido el máximo exponente de la alerta roja que se ha vivido en Euskadi, donde algunos registros han estado próximos a superar plusmarcas históricas. La Blanca había parado otras veces, sin ir más lejos en 2020 y 2021 por la COVID-19, pero nunca antes por el calor. ¿Será la primera vez de muchas?

Vitoria era la capital donde las previsiones habían avisado de que las temperaturas más iban a subir y la ciudad ha tomado decisiones al igual que se toman en invierno con los temporales de nieve. Esto también es novedoso. Finalmente, no se han alcanzado los simbólicos 40 grados pero algunos termómetros han marcado 39,7 hacia las 15.30 horas. A mediodía, en las calles de la capital, ya era perceptible un menor volumen de gente que en otras jornadas de las fiestas. No faltaba clientela en las terrazas y seguían sonando las fanfarrias. Pero no era lo mismo. Pocos eran los blusas y neskak mantenían el código de vestimenta tradicional al completo, que exige chaqueta para ellos además de txapela y abarcas con calcetines no precisamente finos. En las fuentes había demanda, los vendedores ambulantes han ofrecido pistolas de agua, una tienda de la plaza de Correos despachaba todo tipo de productos para calmar el calor y no pocas personas paseaban pertrechadas de abanicos y hasta de paraguas-sombrilla.

Un rato después, en la sobremesa, el panorama era ya desértico, sin el bullicio habitual del resto de días de La Blanca. Algo impensable ha sucedido. A las 15.30, en la Virgen Blanca, una silla solitaria sujetaba unos globos para niños de Spiderman y otros personas que nadie iba a comprar. No había casi nadie en un espacio en el que nunca cabe un alfiler en La Blanca. Y, a las 17.00 horas, tampoco aparecía prácticamente ninguna persona en la calle de Eduardo Dato, la sala de estar de la ciudad.

Las cuadrillas, agrupadas en dos colectivos, han comunicado que no iban a hacer el paseíllo de ida. Solamente una de las 28, Martinikos, ha desafiado a los elementos. Este acto, de los más populares y concurridos, es un vestigio del desfile que se hacía desde el centro hasta la plaza de toros para ver las corridas que desde hace años no se celebran. Ahora se mantiene como 'kalejira' simplemente para animación en la calle. El paseíllo de vuelta, el último de 2023, sí se ha realizado, una vez el mercurio iba en descenso. “Se ha suspendido el paseíllo de ida, claro. Ya nos apañaremos. Estamos en alerta, ¿no?”, comentaban desde Basatiak, una de las cuadrillas de Vitoria que ha parado. El 'plan B' ha sido una guerra de pistolas de agua en el parque de La Florida.

La organizaciones que aglutinan a las cuadrillas han remarcado también que hay que pensar en los trabajadores que hacen posible las celebraciones festivas, como los músicos. El Ayuntamiento, por ejemplo, ha decidido también reducir las brigadas de limpieza en el pico de la ola de calor para no exponer a su personal a las altas temperaturas, aunque sí había algunas máquinas trabajando y técnicos montando un escenario para un concierto a esa misma hora.

Patatas con chorizo calentitas para comer

Antes de comer, Eloy y otros dos cocineros de Boilur han sido los encargados de preparar bajo el Ayuntamiento, en la plaza de España, 3.000 raciones de patatas a la riojana, una costumbre de cada año de la cuadrilla Basatiak en este día y que sirve para recaudar fondos para el Banco de Alimentos. Los chefs sudaban la gota gorda junto a las bombonas de butano y los peroles de tamaño industrial. Los blusas y las neskak de Basatiak se habían hecho acompañar de unos aparatitos que eran a la vez ventiladores y pulverizadores para facilitar la faena. “Desmontar el tinglado va a ser lo peor”, bromeaba la joven que recaudaba en una hucha el dinero de los comensales, que no han renunciado a un plato caliente de cuchara a pesar de las temperaturas y que han hecho cola pacientemente, aunque la mayoría luego se lo comían a la sombra, bien protegidos del sol.

“Todo se soluciona con voluntad”, añadían Jon y Lidia, dos jóvenes que repartían el menú. “Esto estaba programado antes de saber el tiempo que iba a hacer. Patatas con chorizo el día 9, independientemente del tiempo. Como todos los años. De momento estamos viendo bastante afluencia. Hidratándose bien...” explicaban sobre lo anómalo de la jornada. Sobre la “hidratación”, las patatas se podían acompañar de vino o de refresco. La demanda de los segundos -cola, naranja, limón- era bastante alta. “El año pasado no sé si llegamos a 40 grados, pero estuvimos a 30 y tantos casi todas las fiestas. Éste estaba siendo buen verano, la verdad”, abundan mientras una compañera, de fondo, repite a cada visitante un “no cojas el plato por debajo, que quema”.

Varias plazas más allá, en la zona conocida como “zoco árabe”, el espectáculo de danza del vientre de la hora de comer ha sido casi familiar. No llegaban a la docena los asistentes a los bailes de la artista, que no ha reducido su ímpetu a pesar de tener que trabajar bajo la solana. En los puestos de comida, que sirven kebab o “pinchos morunos”, el calor era infernal. “La verdad, si llegamos a 40 grados, con el calor que tenemos dentro por la maquinaria, vamos a sufrir. Ésa es la realidad. Si nos vemos en en estas condiciones bebemos muchísima agua -con precaución también de no beber rápido agua fría porque tampoco es bueno- porque la salud es lo primero”, explicaba Pilar (o Amina), de una jaima andalusí. Y añadía: “Damos pinchos y kebab. Todo de trabajar en el fuego. Sí que se hace pesado. Ponemos sombrillas para darnos una zona en que no nos pegue el sol directamente pero la realidad es la realidad. La gente que es cocinera y que trabaja en este sector sabe que se sufre. Y, cuando hay calor, la clientela se nota, por supuesto. He hecho fiestas que ha subido mucho la temperatura y no ha habido nadie hasta el anochecer”.

La centenaria comparsa de gigantes, cabezudos y figuras de la baraja de Heraclio Fournier ha tenido que cambiar su acto de despedida unos metros para poderlo hacer en un espacio con sombra. El grupo se ha trasladado desde la calle de San Antonio a la de San Prudencio, bajo el antiguo Teatro Príncipe o Guridi. Los gigantes más antiguos y pesados tienen más de 50 kilogramos y danzar con ellos al son de las dulzainas se hace más complicado con más calor. El acto, con todo, ha reunido a un buen número de personas que han aplaudido a los personajes. También lo han hecho, desde una ventana, los internos de una residencia de ancianos que han tenido una sorpresa inesperada. Desde el Ayuntamiento, fuentes del área de Cultura han explicado que, siguiendo las directrices de los Bomberos, se ha mantenido el grueso de la agenda matinal y también la vespertina y nocturna, incluida la subida de Celedón, el momento final de La Blanca. Eso sí, se han hecho algunos ajustes para buscar sombras o cambios horarios.

Llodio, el récord de 43,4 grados

La alerta roja ha estado activa desde las 15.00 a las 18.00 horas, la franja en la que sea se ha vaciado Vitoria. A ello se le ha sumado otro aviso por riesgo de incendios entre las 12.00 y las 21.00 horas para el conjunto de Euskadi. El kit se ha completado con advertencias de posibles tormentas fuertes -galernas en la costa- para poner fin al episodio de subida del termómetro. Estos hechos han hecho que el Gobierno vasco active el denominado Labi, la mesa de crisis ante emergencias que se hizo famosa por ser la que en la pandemia iba aplicando restricciones. Ha sido el primer gran golpe de calor del verano en Euskadi, que hasta ahora había evitado otros episodios que han sofocado otros puntos de la península. Sin embargo, las temperaturas medias van en ascenso de manera imparable. Casi dos grados en el caso de Álava, por ejemplo. Aquí hay más información sobre la evolución del clima en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa, así como en el resto de España.

Este miércoles ha dejado temperaturas por encima de los 40 grados en puntos de los tres territorios. Según los datos de Euskalmet, en Bizkaia, Sodupe se ha achicharrado a 43 grados. En Álava, Llodio -en la zona de Gardea- ha llegado incluso a los 43,4. En Vitoria, la estación de Arkaute ha llegado a los 39,2 y la del centro de la ciudad a los 39,7. En Bilbao, el medidor de Zorroza ha dejado 38,1 y el tope ha llegado a 39,5 a las 15.00 horas. Entre ambos territorios, en la cima del Gorbea, se han sobrepasado los 30 a más de 1.500 metros, un dato histórico. Y, en Gipuzkoa, Bergara también ha visto los termómetros dispararse por encima de esa barrera. En Donostia, la zona de Miramón ha llegado a 32 y la isla de Santa Clara a 30. “Hasta las 19.00 horas, desde el servicio de Emergencias de Osakidetza se ha atendido alrededor de 56 personas a consecuencia de las altas temperaturas que se han dado a lo largo de este miércoles en Euskadi”, se ha informado también.

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