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Urkullu recupera en Córcega el debate sobre la “redistribución de la soberanía” del Estado

Urkullu, recibido por el presidente corso Gilles Simeoni, en Ajaccio

Iker Rioja Andueza

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El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha reactivado este lunes en la isla de Córcega su agenda internacional tras el parón de la pandemia. No es la primera vez que se desplaza a territorios con aspiraciones nacionalistas y, haciendo hincapié en que corsos y vascos comparten que representan “una identidad, una cultura y una lengua propias” dentro de sus Estados, respectivamente, Urkullu ha apelado en la Asamblea de la región francesa -con muchísimas menos competencias que Euskadi- a “preservar” ese “legado histórico” y a “fortalecerlo” de cara a las “siguientes generaciones”. Para ello, ha rescatado una demanda a España de “redistribución de la soberanía del Estado” -un concepto que empleaba en 2017, cuando medió para evitar la independencia unilateral catalana y el 155- para “ofrecer una salida” al “desencuentro territorial” y a la “crisis del modelo de Estado”. “Es evidente la existencia de voluntades sociales mayoritarias diferenciadas en Catalunya, Euskadi y España”, ha afirmado en un discurso en castellano traducido al francés en el que ha introducido algunos pasajes en la lengua corsa, similar a la italiana.

La propuesta de actualización del autogobierno no es nueva para Urkullu, aunque inicialmente hablaba más de “nuevo estatus” y luego simplemente de una reforma estatutaria. Fue una promesa en su campaña de 2012, cuando ganó las elecciones, como él mismo ha recordado en Córcega. Se hablaba de una consulta y del derecho a decidir para 2015 y luego para 2020, pero la ponencia parlamentaria diseñada para la reforma del Estatuto encalló en en la legislatura 2012-2016. En la 2016-2020, coincidiendo con el proceso independentista en Catalunya, el grupo parlamentario del PNV y EH Bildu lograron un acuerdo de bases con acento soberanista que el propio lehendakari matizó y aspiró a ampliar consensos con las fuerzas no nacionalistas, entre otras cosas porque tensionaba su coalición con el PSE-EE. Finalmente, el proceso gripó igualmente aunque ya al final los últimos borradores acercaron las posiciones de PNV y PSE-EE y alejaron a EH Bildu.

En su intervención al lado del presidente corso Gilles Simeoni, con el que antes había mantenido un encuentro institucional, ha dejado caer que no vería con desagrado la reactivación de la ponencia para la reforma del Estatuto. “Estamos planteando un nuevo estatus de autogobierno y destaco dos premisas. Uno, reconocer la singularidad de la nación vasca y asumir el elemento legitimador de los derechos históricos y, dos, establecer una relación bilateral con el Estado”, ha enfatizado. Ha insistido en que el modelo de “pacto bilateral” que supone el Concierto Económico -por el cual las Haciendas vascas recaudan los impuestos y luego abonan un Cupo al Estado por los servicios que presta- es una ejemplo para extenderlo a otros ámbitos. “No es posible la imposición de una parte sobre la otra”, ha dicho, y también crea una “relación cuasiconfederal” entre el Estado y Euskadi “amparado” por la Constitución y “respaldado por las instituciones europeas”.

Tras recordar que gobierna en coalición con una fuerza no nacionalista, ha subrayado que en el programa de Gobierno comparten un apartado para lograr “más y mejor autogobierno”. A su juicio, ello pasa por “un nuevo marco jurídico-político de respeto a los consensos básicos y a la legalidad”. Eso sí, ha manifestado que “evidentemente” la legalidad “no es inmutable”. “Se puede cambiar y debe evolucionar adaptándose a las nuevas realidades, porque el respeto a la voluntad popular debe encontrar un cauce de aplicación y entronque en el ordenamiento jurídico”, ha explicado. En este contexto, sí ha orillado una propuesta para que la Unión Europea permita una “directiva de claridad” -algo que propuso en 2018 siguiendo el modelo de Canadá y Quebec para que las regiones con aspiraciones nacionales puedan realizar un referéndum- pero ha pedido que Europa establezca otro tipo de “mecanismos” de “respeto” a las demandas de “soberanía, cosoberanía o interdependencia”.

Urkullu ha reprochado a España que el Estatuto de 1979 “sigue sin ser cumplido de forma íntegra”. Ha agradecido a Pedro Sánchez que “por primera vez” aceptara un “calendario de compromisos” para completarlo y admite que se está “avanzando” en los últimos años -en 2021 se cedió la gestión de Prisiones, por ejemplo-, aunque le ha afeado los retrasos. “Es cierto que no se están cumpliendo las previsiones de cumplimiento”, ha enfatizado. Entre los asuntos en negociación se halla el traspaso de los ferrocarriles de Cercanías. “Somos un pueblo con una lengua propia oficial, con un sistema de autogobierno singular y secular, con un derecho civil foral propio y con una voluntad de ser. Ambicionamos tener nuestro propio espacio en un mundo global. [...] [Somos] Un país con raíces y alas, que mira al futuro con confianza”, ha solemnizado el lehendakari, aplaudido por los electos corsos.

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