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Nace el Clúster Agroalimentario de Extremadura para un sector más moderno y competitivo

Industria agroalimentaria en una foto de archivo

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Una decena de entidades han firmado este martes la constitución del Clúster Agroalimentario y Agropecuario de Extremadura, en el objetivo de trabajar por la integración universal del sector para ser más competitivo y hacer frente a retos comunes como la digitalización, la climatología adversa, las revolución energética o la producción de alimentos más sanos. 

El acto, celebrado en Mérida, ha sido organizado por la asociación empresarial Loabre; Total Energies, una de las empresas más importante del mundo en biogás; la Asociación Agrícola Ganadera de Extremadura; y Finnova, fundación hispano-belga sin ánimo de lucro con sede en Bruselas y España que trabaja desde para la promoción y el desarrollo de la innovación y el emprendimiento en la Unión Europea.

Este clúster integra a empresas extremeñas “súper innovadoras a nivel europeo” que proponen soluciones basadas en la naturaleza como es el caso de el uso de “bacterias para tecnosuelos”, ha destacado el director general de Fundación Finnova, Juanma Revuelta, quien considera que la “atomización del sector hace que tenga poca fuerza a la hora de exigir” ayudas para financiación.

En declaraciones a los periodistas, Revuelta añadía que “cuando tenemos un buen proyecto tenemos que acercarnos a una diputación, entidades muy solventes financieramente y que pueden participar en esta metodología de partenariado público-privado que propugna la Unión Europea”, así como recurrir a fondos europeos.

 En esta línea, ha opinado que los fondos europeos Next Generation deberían haber sido “muchísimo más generosos” con un sector que “está sufriendo enormemente los incrementos de materia prima, piensos y energía” a los que ahora se suma “otro gran reto, la gestión de los residuos”. 

3.500 pequeñas ganaderías cerradas

Según Revuelta, en los últimos años se han cerrado 3.500 pequeñas instalaciones ganaderas en España, lo que “me parece terrible porque va a en contra de un mercado más rico donde haya más competidores y una mejor provisión de carne”, ha dicho. 

Por su parte, el director de Desarrollo de Negocio de Total Energies en España, Roberto de Antonio, ha declarado que “estamos viviendo una revolución en muchos sentidos”, entre los que ha destacado el energético, pues “las plantas solares y los molinos de viento se desarrollan en el campo” por lo que “al final el sector agrario va a ser el gran productor de energía”. 

“Hablar de agricultura es hablar de energía” y el sector primario es “fundamental” además por el aprovechamiento de sus residuos que son materia prima para generar biogás, según el representante de Total Energies que pretende invertir 600 millones de euros hasta 2030 en la creación de unas 30 plantas de un tamaño intermedio en España y Portugal vinculadas al residuo del territorio, ha anunciado De Antonio. 

“Nuestro apoyo al sector viene de la mano del biogás como fuente de energía que ha estado un poco denostada y, sin embargo, nos permite aprovechar multitud de residuos procedentes del sector agro para generar una fuente de energía eléctrica verde”, ha dicho. 

En la nueva agrupación empresarial también participa Ergofito Ibérica, una empresa de biotecnología implantada en Cañamero (Cáceres) orientada al sector agro, aunque también trabaja en ganadería y el ámbito de la “probiótica para animal y humano”, ha explicado su CEO, Susana Turégano.

Desde Ergófito Ibérica diseñan productos estimulantes compatibles con cualquier tipo de suelo y cultivo que corrigen el exceso de abono para aminorar los costes en las explotaciones, al tiempo que “no dejamos de hacer I+D con los centros tecnológicos de Extremadura como Cetaex o Cicytex, ha apuntado Turégano. 

En el acto también ha intervenido en funcionario de la dirección general Connect de la Comisión Europea, Massimiliano Dragoni, quien ha abordado el uso de la digitalización terrestre y satelital para facilitar la cosecha y optimizar los campos.

“Se trata de desarrollar un sistema de intercambio de datos que permita a las máquinas comunicarse entre ellas” de forma que los “datos del terreno y del satélite se cruzan para elaborar un mapa perfecto de la situación climatológica en toda la zona que le interesa a la explotación, lo que ayuda a ser más competitivo y más eficaz en la utilización de los recursos, así como mejorar la producción de desechos”, ha explicado.

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