Mucho ruido informativo y distintas varas de medir
En estas semanas de tanto ruido informativo, que no de información seria, veraz y comprometida, se están acostumbrando algunos al pseudoperiodismo. Un periodismo de extremos, más de derechas, qué les voy a decir que ustedes no sepan, acaparando las redes con los llamados influencers propios, produciendo más ruido, ya digo, que información. Ruidos de odios en muchas ocasiones.
¿A qué puede deberse? En unas consideraciones a bote pronto creo que a varias cosas: al estado de la sociedad que todos hemos creado y que está muy vacía de valores; a la mediocridad y zafiedad de mucha clase política; y lo políticos son hijos de esa sociedad no lo olviden.
Se acordarán de la lindeza de Andrea Fabra Fernández, del PP, cuando soltó aquello de “que se jodan”, en el Senado. Esta señora es la hija del que era presidente de la Diputación de Castellón, que tras 10 años, diez por lo menos, de proceso por fin fue a la cárcel por fraude fiscal. Ya está fuera. Creo que la barbaridad iba referida a los parados, cuando el señor Rajoy realizó el mayor recorte presupuestario de la democracia. Y no pasó nada
Asistimos pues, y retomo el hilo de lo que decía tras el paréntesis histórico de la chabacanería-odio de la senadora, a lo que defino causas o consecuencias del ruido informativo por el uso torticero de la pandemia y sus consecuencias por parte de muchos.
La privatización de lo público, continúo con la enumeración, y tener la cara dura ahora de mirar para otro lado o negar la mayor; el avance a marchas forzadas de los nacionalismos (en España tenemos ahora el mayor y más virulento ejemplo de toda Europa) y populismos -- ¡ay, ay, estos gobiernos socialcomunistas que dicen que nos gobiernan¡-- Populismos y nacionalismos mal gestionados que arriman el ascua su sardina.
He oído al alcalde de Madrid, y mira que este hombre empezaba a parecer sensato, decir que lo de las caceroladas las empezaron los de Podemos contra el Rey, para justificar las del barrio de Salamanca. Donde, por cierto, el delegado del Gobierno, señor Franco, ha hecho mutis por el foro, cuando escribo este comentario. Al igual que sus superiores del Gobierno, de la Fiscalía General del Estado, que no ha actuado de oficio, y los propios jueces. ¿Qué vas a pensar de una manifestación llamando asesino al presidente del Gobierno, y otras lindezas saltándose todas las normas del estado de alarma? Franco, que así se apellida el delegado, sale por la tangente y utiliza distintas varas de medir con las propuestas de sanciones en Vallecas, Malasaña, Chamberí o Carabanchel. En Núñez de Balboa y alrededores los policías parecían pedían pedir disculpas a quienes se saltaron el confinamiento. Como parecía que hacían en un bar de la plaza de los Alféreces, en Badajoz. ¿Han propuesto sanciones a reuniones de barrio de cualquier ciudad populosa de Extremadura, donde han transgredido el estado de alarma? Basta, han dicho, con la disculpa del dueño del bar. Distintas varas de medir. Y eso, a la gente que no nos lee a nosotros, pero que ven la tele, les jode cantidad.
Ay, ay, ay…Al final, ruido informativo. Aunque en principio yo me niego. Bendito periodistas que, incluso en esta situación complicada, están dando el callo y no hay aplausos. Yo cada tarde doy al menos media docena por ellos…aunque se están disipando. Por cierto, señor Martínez Almeida ¿quién ha contraprogramado las caceroladas?
Salvados los currantes periodistas, que me lío, no perdamos de vista a los dueños de los Medios. Los hay a quienes los trabajadores les importan tres pepinos y no les van a temblar las carnes cuando tomen, que tomarán no se olviden, algunas medidas que como siempre pagarán los mismos. Ojalá me equivoque porque no me gusta, detesto más bien, jugar a adivino. El desplome publicitario en los medios es evidente. Y seguramente lo van a pagar los curritos. Al tiempo, repito. Espero y deseo que desde ya, las grandes corporaciones, las grandes cadenas estén buscando alternativas para acopio de ingresos o recortes a los más “gordos”, a los que más cobran Y también, nosotros, los ciudadanos debemos empezar a concienciarnos que la información cuesta dinero. Nos tiene que costar dinero porque no nace caída del cielo. Hay familias, personas, que viven de ella. Y cuando más nos responsabilicemos de su coste, más independientes serán, no nos quepa duda. No es una ocurrencia lo que acabo de decir. O a lo mejor. Una putada si es así. Ojalá me equivoque.
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