Protesta antinuclear en Cáceres con el respaldo del Bloco de Esquerdas, presente en el gobierno luso
Esperan la llegada de de cientos de personas venidas de Portugal. Al menos 500 manifestantes según los organizadores. El Movimiento Ibérico Antinuclear ha organizado este sábado en Cáceres una jornada de protesta antinuclear a la que se han sumado decenas de colectivos lusos. Reclamarán el cierre de la Central cacereña de Almaraz cuando expire el permiso de explotación en 2020.
Estará presente de manera activa el Bloco de Esquerdas, una de las tres organizaciones del tripartito que en este momento gobierna Portugal. De hecho los ecologistas esperan la participación del presidente de la Comisión de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio, Descentralización y Desarrollo local, Pedro Soares. También la presencia de eurodiputados de Podemos e IU.
Cuentan al mismo tiempo con el respaldo de la Confederación General de los Trabajadores Portugueses – Intersindical Nacional (CGTP-IN), la principal central lusa, que reclama el cierre de Almaraz igualmente.
Se suman a la protesta otras 43 organizaciones de 44 España y Portugal, entre las que se encuentran PAN (Personas-Animales-Naturaleza), PEV (Partido Ecologista los Verdes), Anticapitalistas, ProTejo, Ecologistas en Acción, Adenex, Greenpeace y Equo, así como Podemos, IU, Pacma, Plataforma por un Nuevo Modelo Energético, CGT y CNT.
“Un asunto internacional”
La central nuclear se refrigera con agua del embalse de Arrocampo, en el curso del río Tajo. Motivo por el que el Movimiento Ibérico Antinuclear piensa que Almaraz y su funcionamiento son un asunto internacional, puesto que la operación de la central afecta al río, tanto en su funcionamiento normal como en un hipotético accidente. También por su cercanía a la frontera lusa.
La Asamblea de la República de Portugal aprobó una resolución del Bloque de Izquierdas aprobó una resolución que recomienda al Gobierno que adopte medidas junto a España e instituciones europeas para el cierre de Almaraz.
Solicitud de información
Además el Gobierno portugués solicitó una reunión con los responsables del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) de España para analizar la situación de las instalaciones cacereñas. Fue a través de la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente -dependiente del Gobierno-, solicitando información al CSN y una reunión técnica para seguir la evaluación de los datos sobre la seguridad de la central tras conocerse un incidente en las instalaciones a comienzos de año.
Fue un fallo registrado el 11 de enero de 2016 en el motor de la bomba B del sistema de agua de servicios esenciales de la unidad I. El pleno del CSN concluyó que la situación es “segura”, aunque el sistema de agua tiene por objeto refrigerar los sistemas de seguridad del funcionamiento del reactor.
Frente a ello la prensa filtró un informe de cinco técnicos del Consejo en el que se cuestiona que los sistemas de seguridad de la Central Nuclear de Almaraz tengan suficientes garantías. Un informe que recogía que tras dos averías en los motores de las bombas de agua, no hay suficientes garantías de que la refrigeración pueda funcionar con normalidad.
Las reacciones no tardaron en llegar, incluidas la del presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara. Éste reprochó al Consejo de Seguridad Nuclear el hecho de haber conocido los ‘fallos’ a través de la prensa. La Junta ha solicitado toda la información, y Fernández Vara pidió “la máxima transparencia y el máximo rigor.
Al mismo tiempo el Grupo Parlamentario de Podemos había solicitado la comparecencia del presidente del Consejo de Seguridad Nuclear Fernando Marti Scharfhausen, en la Asamblea de Extremadura con el respaldo del resto de grupos del Parlamento regional. Una comparecencia que finalmente no se produjo, alegando el conferenciante que no le había llegado la comparecencia.
Cierre de Almaraz
En mitad del debate el Movimiento Ibérico Antinuclear propone el cierre de las dos unidades cuando expire el permiso de explotación, en cuatro años.
Hay que tener en cuenta por otro lado la petición de los operadores de Almaraz para construir un ATI, para lo que meses atrás el Gobierno abrió un periodo de exposición pública en el que la Junta de Extremadura presentó alegaciones contrarias a su construcción, al entender que en estos momentos la central no necesita un almacén temporal.
Para los antinucleares la puesta en marcha del proceso de construcción del ATI antes del cierre “solo puede entenderse como un intento de prolongar la vida de la central más allá de lo sensato”.
Mientras tanto dudan de la seguridad, afirmando que la central funciona con unos márgenes insuficientes debido a que “se permite que funcione con las bombas afectadas por un problema de diseño que puede causar un fallo en el circuito terciario, lo que inhabilitaría a éste para extraer el calor del secundario que, a su vez, no podría extraerlo del primario”.
“Vertido rutinario de tritio”
Además del sobrecalentamiento del Tajo por la refrigeración se refieren a la presencia de un “vertido rutinario de tritio al río”. “El tritio es un isótopo del hidrógeno, emisor beta, con una vida media de unos 13 años que se vierte de forma controlada, considerando unos límites superiores”.
“El problema es que, además de los dos reactores de Almaraz, el río sufre los vertidos de la central nuclear de Trillo (Guadalajara) y de algunas instalaciones radiactivas de la comunicad de Madrid. Aunque las dosis vertidas estén por debajo de los límites permitidos, hay que tener en cuenta esta contaminación y controlarla. Pero, sin duda, el mayor problema en referencia al Tajo es el peligro de accidente con vertido de sustancias radiactivas al río”, argumenta el Movimiento Ibérico Antinuclear.
Afirma en un documento entregado al Gobierno luso que la central ha tenido una historia con muchos incidentes que muestran “la nula cultura de seguridad de los operadores, que no siempre se ha visto bien compensada por el rigor del CSN español”. “La puesta en marcha de la central no pudo ser más accidentada y su historia es la de intentar mantener la central en funcionamiento a toda costa”.
“A partir de los 30 años de funcionamiento, cuando se amortizan la centrales nucleares, los propietarios de éstas pagan 1,5 c€ por kWh producido, mientras que lo venden a unos 5,5 c€ e el mercado marginalista ibérico de la electricidad”. Esto supone, según concluyen, que Almaraz recibe unos 161 millones de euros al año de beneficios netos.
Y este hecho a su juicio “explica la resistencia a cerrar la central. Nos encontramos ahora con dos debates importantes relacionados. ¿Hasta cuándo debe funcionar Almaraz?”.