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Feijóo garantiza ahora los fármacos para la Hepatitis C porque “esto no es Venezuela”

Enfermos de hepatitis, con el portavoz del BNG ante el Parlamento gallego / EFE

David Lombao

Sensación de campaña. Hace dos semanas, la desesperación de los enfermos de Hepatitis C que esperan por sus tratamientos explotaba en el pleno del Parlamento cuando el PP votaba en contra de la iniciativa que, apoyada por toda la oposición, exigía el “acceso a las nuevas terapias” de “acuerdo con los criterios de los médicos especialistas” y “disponiendo de todos los recursos que sean precisos”. Quince días después, la protesta sigue arreciando y el presidente de la Xunta fue cuestionado al respecto por partida doble, por parte de AGE y del BNG. Lo que comenzó como una respuesta de marcado tono institucional concluyó como una dura réplica asentada en uno de los titulares más pirotécnicos de la prensa estatal en los últimos días: “esto no es Venezuela”.

Al ser dos preguntas sobre la misma cuestión, la Presidencia de la Cámara las acumuló, por lo que Feijóo pudo responderles al mismo tiempo a Yolanda Díaz (AGE) y a Francisco Jorquera (BNG). Las solicitudes de tratamiento de personas que “están en el corredor de la muerte” no se “pueden tramitar como si fueran licencias de obra, hablamos de personas”, destacó Jorquera. “¿Cuál es el precio que tiene la vida humana para el presidente de la Xunta?”, se preguntó Díaz, quien ve a Feijóo como “un cobarde político por su ausencia” durante la tensa votación de hace dos semanas.

La “preocupación” por los enfermos es “compartida” por el PP “y por el presidente”, porque “además de ser presidente, soy un gallego más”, comenzó Feijóo, quien ahora garantiza que “vamos a tratar de forma inmediata a todos y cada uno de los pacientes” que “cumplan los criterios” marcados desde el “comité científico”, los mismos que el Ministerio de Sanidad flexibilizó hace escasos días. “Asumiré todas las decisiones de los médicos, tanto del Sistema Nacional de Salud como del Sergas”, dice, en un contexto en el que “esto es lo suficientemente serio” como para “preocuparse” de que “los afectados gallegos tengan los tratamientos de acuerdo con los criterios médicos y las evidencias científicas”. Esto, asegura, ya ha ocurrido en el “98%” de los casos de solicitudes de acceso a los nuevos tratamientos.

Pero lo que transitaba por vías inusitadamente institucionales por parte presidencial descarriló al abordar lo que Feijóo considera una “cuestión torticeramente economicista”. AGE, reprocha, se refiere al caso concreto de un enfermo que espera por el tratamiento después de haber recibido dos trasplantes de hígado, cuando “un trasplante tiene un coste muy superior al de cualquier tratamiento”. “Si quiere jugar con los trasplantados de hígado es que no tiene corazón”, le espetó a la diputada, a la que acusa de “hacerles el juego a las multinacionales” que producen el fármaco.

“La presión social, con las elecciones en puertas, hace que celebren como un triunfo lo mismo contra lo que votaron hace quince días”, replicó Jorquera, convencido de que quien “juega con los enfermos” es precisamente Feijóo, “amparándose” en los criterios de una “subcomisión” estatal en vez de “concretar dinero, presupuesto y plazos”. Y Feijóo concretó presupuestos, pero no de la hepatitis: “Dedicamos 35 millones de euros a los enfermos de VIH”, 78 millones “para los medicamentos de los cánceres de sangre, de las leucemias” y 66 “a la diabetis”. Por eso, “decir que no damos” el tratamiento de la hepatitis “por cuestiones económicas cuando estamos dando tratamientos superiores con pacientes con mayor gasto sanitario” es “una insidia que no puedo aceptar”.

El PP, asegura Feijóo, votó en contra de la propuesta de la oposición “porque no querían aceptar que son los médicos los que recetan”, pero “coincidimos en mirar a la enfermedad de frente y en buscar una solución con independencia del coste económico”. “No hay una respuesta distinta” en autonomías como Andalucía o Asturias y tampoco la habrá en Galicia, afirma. Estos, manifiestó, son los argumentos para garantizar los tratamientos porque, le replicó a AGE, “esto no es Venezuela, aquí hay una buena sanidad para todos” y además “no se detienen a alcaldes democráticos”.

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