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El incendio sin apagar en un pueblo de Ourense: un vertedero lleva 11 días ardiendo mientras crecen las quejas de los vecinos

El fuego de Valdeorras, en A Rúa, entre viñedos.

Beatriz Muñoz

25 de agosto de 2025 18:05 h

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El peor incendio de Galicia desde que hay registros ha arrasado al menos 30.000 hectáreas fundamentalmente en la comarca de Valdeorras. La Xunta lo da por estabilizado, aunque no controlado, desde el pasado sábado. Las llamas ya no están activas en buena parte de los municipios afectados: quemaron lo que encontraron a su paso y siguieron avanzando. Pero en A Rúa hay un punto que sigue provocando una humareda de olor intenso que está haciendo crecer las quejas de los vecinos tras 11 días ardiendo: un vertedero de residuos de una fábrica de componentes de automóvil.

Un vecino de A Rúa, que prefiere no dar su nombre, se queja de que tanto en este pueblo como en otros cercanos, como Petín -al otro lado del embalse de San Martiño-, soportan desde hace casi dos semanas el humo. “Creo que los vecinos estamos aún medio en shock. Quien más quien menos quedó tocado por todo lo que pasó y mirar alrededor es muy duro”, cuenta. En la zona se ve el monte quemado. Las llamas amenazaron núcleos de población y obligaron a desalojar la residencia de ancianos.

Este residente de A Rúa señala que hay olor a plástico y que, después de todos estos días, “la sensación es de abandono y rabia”. “Les da igual que sigamos respirando humo desde el día 15; ya lloverá”, protesta. Y añade la preocupación que genera también la posibilidad de precipitaciones, que se prevén para mediados de esta semana. Cree que puede haber inundaciones porque el terreno arrasado ya no retiene el agua y que los residuos arrastrados acabarán en los ríos. Insiste en el impacto de todo lo ocurrido sobre la población: “Igual, además de apagar el vertedero, debían mandar un camión de psicólogos”.

La alcaldesa de A Rúa, María González Albert (BNG), considera que hay “un abandono absoluto de la Xunta”. El vertedero es municipal, admite, pero las competencias para apagar fuegos forestales no están en los ayuntamientos y, en cualquier caso, el que ella dirige, con unos 4.000 habitantes, no tiene capacidad para hacer frente a una situación que es complicada y no se resuelve simplemente echando agua.

Las llamas llegaron a la zona el día 15 de agosto. Procedían del otro lado del río Sil: en el municipio vecino de Larouco había prendido el monte dos días antes y el incendio ya se había extendido a Petín. Una de las primeras zonas de A Rúa a las que llegó el fuego fue la nave de Autoneum, una empresa dedicada a los aislantes térmicos y acústicos para vehículos. Los recortes sobrantes de esa moqueta aislante, explica la regidora, se empaquetan de forma parecida a las balas de paja y se depositan en un vaso que tiene una superficie de unas 1,4 hectáreas. Tienen la consideración de residuo no peligroso. Es ese material, en el que entra poco oxígeno, lo que lleva 11 días ardiendo lentamente y sigue lejos de consumirse.

Albert acusa a la Xunta de estar eludiendo sus responsabilidades. El Gobierno gallego contestó a las preguntas de este diario al día siguiente de que se publicase originalmente esta información. En su escrito, la Consellería de Medio Ambiente señala que el problema es del Ayuntamiento, como titular del vertedero: “Debe proceder a adoptar las medidas necesarias para resolver esta situación”. Añade que la Xunta puede ofrecer “criterio técnico”, que es el ya aportado por la UME. Recomienda cubrir el depósito con materiales inertes para evitar que llegue oxígeno a la zona que está ardiendo y, de este modo, se sofoquen las llamas.

“En [la Consellería do] Medio Rural nos dicen que ya no es un incendio forestal y en Medio Ambiente, que ellos no apagan fuegos”, relata la alcaldesa. Asegura que las respuestas que ha recibido -“hemos llamado a todos los sitios que se nos ha ocurrido”- son que se trata de un fuego perimetrado y reducido a un espacio y que no lo consideran una prioridad. “No sé si estoy más indignada, más desesperada o más sorprendida”, dice.

Hasta la zona se desplazaron el pasado miércoles efectivos de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que consideraron que las condiciones son complicadas, que habría que cubrirlo con inertes -tierra- y que los trabajos llevarían en torno a un mes, explica la regidora. La tarea no es sencilla porque, para llegar al centro del depósito, habría que ir asegurando un terreno que no se sabe cómo está porque lleva 11 días consumiéndose poco a poco. También se puso en contacto con Albert la Deputación de Ourense, que envió el domingo a un técnico. “Lo agradezco porque tampoco es su responsabilidad”, traslada la alcaldesa.

La Xunta sí desplazó una unidad de medición de la calidad del aire. El nivel es regular, pero no peor que en otros sitios con incendios. “El problema aquí es que tenemos un fuego activo. En otros sitios el fuego pasó y provocó una destrucción terrible, pero se marchó”, recalca.

Los residuos depositados tienen la consideración de no peligrosos. Albert asegura que el vertedero tiene un plan de gestión “bastante estricto” y, de hecho, admite que hay sanciones cada vez que se vulnera la autorización ambiental integrada. Asegura que a estas alturas ni siquiera le preocupa el coste o cómo pagar la intervención necesaria para resolver el problema“. ”Queremos que esto se apague“, insiste y repite que no entiende que la Xunta los deje ”indefensos“.

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