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La irrelevancia de la rebaja fiscal de Feijóo

Imagen difundida por la Xunta de Feijóo preparando el debate en su residencia oficial

David Lombao

“Quedar bien y no gastar nada”. El popular refrán podría ser aplicado al anuncio estrella del presidente de la Xunta en el debate de política general del Parlamento. Esta es, en términos coloquiales, la conclusión a la que llegan los expertos en materia fiscal consultados por este diario al analizar la rebaja en medio punto del tramo autonómico del IRPF “para todos los que tengan una base liquidable de hasta 17.700 euros”. Se trata de una suerte de reforma lampedusiana, con varios cambios fiscales que dejarán como estaban tanto los bolsillos de la ciudadanía como las arcas públicas.

El escaso impacto de la rebaja viene dado, principalmente, porque llega después del anuncio de una subida de impuestos, los que gravan los hidrocarburos y que incrementarán, por decisión de la Xunta, 3,6 céntimos el litro de gasóleo y 2,4 el de gasolina. Según cálculos del propio Gobierno, esa subida impositiva derivará en unos ingresos de unos 53 millones de euros anuales, una cifra que, en cálculos del economista Manuel Lago, solo es “algo superior a la rebaja del IRPF”. Por lo tanto, la primera conclusión es que “en cuanro a recursos para la Administración, apenas hay cambios” porque “lo que sube la tasa de hidrocarburos” va a ser solo una pizca más de lo que se dejará de ingresar con la rebaja del IRPF.

Pero tampoco “hay ningún cambio en términos de renta disponible para las personas”, esto es, el dinero que la ciudadanía tiene en su bolsillo. “En el mejor de los casos” habrá que dejar de pagarle a Hacienda unos 88 euros al año, si bien “con la base imponible promedio, la reducción mensual del IRPF va a ser de 3 o 4 euros al mes”. De este modo, quien llene el depósito del coche tres o cuatro veces al mes ya gasta sobradamente lo que ahorra en la declaración anual de la renta.

El segundo punto débil de la medida es su escaso o nulo impacto social, especialmente en las personas con rentas más bajas. Una base imponible de 17.700 euros se corresponde con un salario de unos 25.000 euros anuales, pero esto no significa que todas las personas que cobran menos de esa cantidad vayan a poder acceder a un nuevo beneficio tributario. Dado que las bases imponibles por debajo de 9.500 euros al año no tienen el deber de hacer la declaración de la renta, “quien cobre menos de 15.000 euros” al año “ya no se beneficiará”. Por lo tanto, concluye Lago, cuando el presidente “dice que afectará al 70% de la sociedad, es mentira”.

Así las cosas, la idea de que las personas con menos dinero verán paliada su situación económica en plena crisis, también decae. “Quien cobra el salario mínimo o la mayoría de los pensionistas gallegos están fuera, porque están por debajo de los 9.000 euros”, subraya Lago, quien recuerda además que estas personas “sí van a pagar el impuesto de hidrocarburos, que sube un montón, pero no se van a beneficiar de la otra reforma”. Se produce, así, “una redistribución injusta de la carga fiscal, cambiando impuestos directos por indirectos y perjudicando a las personas con menos nivel de renta”.

Por todos estos motivos, el economista observa en esta operación un movimiento puramente político. Feijóo, dice, “no reduce los impuestos” pero “introduce el mensaje, tanto en Galicia como en España, de que hay que reducirlos”. Esto es, a su juicio, especialmente preocupante porque es un mensaje político que se reproduce mientras, paralelamente, “dice que no tiene dinero para la sanidad, para las becas o para atender al gasto social”.

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