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Una cadena perpetua y condenas de hasta 30 años de cárcel por el atentado contra Charlie Hebdo

El director de publicaciones del semanario satírico francés Charlie Hebdo, el caricaturista y escritor Laurent Sourisseau (C) llega al Palacio de Justicia de París para asistir a la audiencia de apertura del juicio de los presuntos cómplices del atentado terrorista contra Charlie Hebdo.

Sara Canals

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El Tribunal Penal de París ha dictado sentencia para los 14 imputados por complicidad en los atentados del 7, 8 y 9 de enero de 2015 contra Charlie Hebdo, una agente de policía municipal y un supermercado judío. Las penas oscilan entre los 4 y 30 años de prisión, las mas severas para Ali Riza Polat, presente en el juicio, y para Hayat Boumeddiene, esposa de uno de los terroristas, quien se encuentra en busca y captura desde el 2018.

Con esta sentencia, el Tribunal Penal de París confirma la participación, en distintos grados, de los acusados en los atentados de enero de 2015. Algunos por haber proporcionado armas a los terroristas, por haberles ayudado a nivel logístico (alquiler de coches o llamadas telefónicas), por tener comunicación constante con los autores de los atentados los días previos al ataque o por tener conocimiento de su radicalización o de su voluntad de atentar. Según el presidente de la sala, Régis de Jorna, algunos de ellos “tenían pleno conocimiento de este proyecto criminal” a pesar de “no conocer los detalles”.

El principal acusado, Ali Riza Polat, por quien la fiscalía pedía cadena perpetua, ha sido condenado a 30 años de prisión por “complicidad por crímenes terroristas”. Según el presidente de la corte, Polat “tuvo un rol particularmente activo y transversal” y ayudó a uno de los terroristas, Amedy Coulibaly, a nivel logístico y financiero. Amar Ramdani, Nezar Mickaël Pastor Alwatik y Willy Prévost, también presentes en el juicio, también han sido acusados por complicidad terrorista, con penas de 20, 18 y 13 años de prisión respectivamente.

Aun así, tres de los 14 imputados han estado ausentes en este proceso tras darse a la fuga en 2018. Se trata de Hayat Boumedienne, esposa de Amedy Coulibaly, condenada a 30 años de prisión por “asociación criminal terrorista” y “financiación terrorista”. Los otros dos fugados son los hermanos Mehdi y Mohamed Belhoucine: Mohamed ha sido condenado a cadena perpetura, mientras que Mehdi, quien había ayudado a su hermano a huir a Siria, ha sido absuelto según el principio 'non bis in ídem', es decir, por haber sido condenado por asociación criminal terrorista y condenado a 20 años en enero de 2020. A ambos se les da por muertos.

El Tribunal ha descartado la calificación de implicación en terrorismo de siete de los 11 imputados, aunque han sido acusados por complicidad criminal: Saïd Makhlouf (8 años), Mohamed Amine Fares (8 años), Abdelaziz Abbad (10 años), Miguel Martinez (7 años), Metin Karasular (8 años), Michel Catino (5 años) y Christophe Raumel (4 años).

En su dictamen, Régis de Jorna ha remarcado que “el hecho de escoger a las víctimas por su calidad, como periodistas o policías, y por su confesión religiosa demuestra la voluntad de sembrar el terror en el corazón de las sociedades occidentales”. Con este verdecito, que muchos califican de histórico, el Tribunal Penal de París pone punto y final a un proceso excepcional y cierra uno de los capítulos más dolorosos de la historia reciente de este país.

Los principales responsables de estos atentados han sido los grandes ausentes en este juicio: los hermanos Chérif y Said Kouachi, autores de la masacre en la redacción de Charlie Hebdo, y Amedy Coulibaly, quien asesinó a un policía municipal y atentó contra un supermercado judío, fueron abatidos por la policía el 9 de enero de 2015. En un ataque coordinado que duró tres días, estos tres yihadistas asesinaron a un total de 17 personas.

Aun así, el tribunal también ha concluido que los tres yihadistas que perpetraron los atentados actuaron de forma “sincronizada” y los declara coautores de los ataques perpetrados el 7, 8 y 9 de enero de 2015 “por su simultaneidad en las acciones” y a pesar de “tener objetivos distintos”, puesto que los hermanos Chérif y Saïd Kouachi atentaron en nombre de Al-Qaeda, mientras que Amedy Coulibaly lo hizo en nombre del Estado Islámico. Según la corte, Chérif Kouachi y Coulibaly siguieron en contacto tras coincidir en la cárcel y “se comunicaron por teléfono, a través de otros amigos”.

Primer juicio por terrorismo grabado para los Archivos Nacionales

El juicio por los atentados contra Charlie Hebdo, que arrancó el 2 septiembre de este año, es considerado un proceso histórico por distintas razones: por su dimensión, por el contexto sanitario en el que ocurre y con Francia, de nuevo, en alerta máxima por terrorismo. Prueba de esta excepcionalidad es el hecho de que ha sido filmado y guardado en los Archivos Nacionales franceses, convirtiéndose en el primer juicio por terrorismo grabado para la historia.

En cuanto a su dimensión, esta causa ha sido analizada por un tribunal especial conformado por 5 jueces y ha contado con la presencia de 94 abogados, representantes de las 200 partes que han conformado la acusación popular. Ha durado más de tres meses, con 54 días de audiencias en los que han declarado 144 testigos, entre ellos supervivientes y familiares de las víctimas, resultando en comparecencias emotivas e intensas en varias ocasiones. También han declarado 14 expertos en materia de terrorismo y los 11 de los 14 acusados, todos ellos negando su implicación en los ataques. Durante el proceso, también se han visionado imágenes de los atentados, provocando más de una lágrima entre los presentes. La pandemia también ha tenido un papel clave en el transcurso de este juicio. Además de escuchar a cada uno de los imputados y testigos con el rostro cubierto con mascarilla, el proceso se tuvo que interrumpir durante más de un mes porque el principal acusado, Ali Riza Polat, enfermó por coronavirus.

Por último, Francia ha sido víctima de tres atentados terroristas desde que empezó este proceso, dos de ellos con Charlie Hebdo como blanco principal: el ataque con arma blanca contra dos periodistas delante de la antigua sede del semanario, el asesinato contra el maestro de secundaria Samuel Paty por haber ensenado las polémicas caricaturas de Mahoma en clase y el asesinato de tres personas en la basílica de Notre-Dame de Niza. A raíz de estos ataques, el Gobierno francés ha extremado la seguridad en todo el país y ha presentado una ley para reforzar el laicismo en Francia.

“No se puede matar una idea”

Pero si este juicio ha reabierto un debate en la sociedad francesa, es el de la libertad de expresión y el derecho a la blasfemia. En su alegato, el abogado del semanario Charlie Hebdo, Richard Malka, quiso remarcar que este juicio “va más allá de los actos cometidos” por su significado “político, ideológico y metafísico” y su “dimensión simbólica”. Según Malka, “esta lucha para seguir siendo libres depende de nosotros y de nadie más”.

Este miércoles por la mañana, día en el que Charlie Hebdo publica su número, los quioscos lucían en sus estantes otra portada histórica, esta vez la que precede al veredicto, y en la que se lee el siguiente mensaje: “Dios, devuelto a su sitio”.

“Para mi es un claro mensaje al laicismo”, comenta un transeúnte, después de comprar la revista. “Creo y espero que la pena de hoy sea ejemplar y que no haya errores de justicia. La laicidad es un valor fundamental, uno de nuestros principios”. Aun así, es consciente de que el terrorismo sigue suponiendo una gran amenaza. “No creo que la sentencia vaya a cambiar gran cosa. El terrorismo va a perdurar, es así”. En este quiosco ubicado en la Rue du Rennes, otros reflexionan sobre la libertad de expresión y sus límites. Dominique explica a elDiario.es: “A pesar de ser laica, creo que hay que ser prudentes con el hecho de humillar a una religión. Entiendo que algunas de las caricaturas del profeta Mahoma puedan chocar también a aquellos que no sean extremistas religiosos”. Aun así, Dominique cree que “la justicia debe actuar”.

A pesar de que este juicio haya llegado a su fin, el debate sigue más abierto que nunca. Por su parte, Charlie Hebdo se compromete a seguir trabajando en lo que llevan defendiendo desde sus orígenes: la libertad de expresarse y blasfemar. “Al final, el veredicto de este proceso ha sido pronunciado por los lectores de Charlie Hebdo: manteniendo este semanario vivo cada semana, seis años después de su masacre”, reflexiona Riss, redactor jefe de Charlie Hebdo, en su editorial de hoy y que concluye citando al abogado del semanario: “Tal y como pronunció Richard Malka en su alegato, no se puede matar una idea. Sobre todo cuando esta idea es la más poderosa y emocionante de toda una vida: la libertad”

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