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“Combates sangrientos” en la planta donde se esconden los últimos soldados ucranianos de Mariúpol

La planta siderúrgica de Azovstal, sede del último reducto militar ucraniano en Mariúpol.

Icíar Gutiérrez

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Las fuerzas rusas están centrando sus esfuerzos en bloquear e “intentar destruir” las unidades ucranianas en la zona del enorme complejo siderúrgico de Azovstal, el último bastión de las tropas locales en la ciudad portuaria de Mariúpol, según el último parte del Ejército. “Con el apoyo de la aviación, el enemigo ha reanudado la ofensiva para tomar el control de la planta”, informa el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

El comandante Denys Prokopenko, que está al mando del Regimiento Azov –de corte ultranacionalista– en Azovstal, publicó este miércoles por la noche un vídeo en el que asegura que las fuerzas rusas irrumpieron hace dos días en el territorio de la planta y “se están librando fuertes combates sangrientos”.

“La guarnición de Mariúpol lleva 70 días luchando contra las fuerzas superiores del enemigo. Desde el 25 de abril de 2022, mantenemos la defensa integral dentro de la planta de Azovstal. (...) Estoy orgulloso de nuestros soldados que hacen esfuerzos inhumanos para contener los ataques del enemigo. La situación es extremadamente difícil pero, sin embargo, seguimos manteniendo la defensa”, dice.

Este miércoles, el jefe de la facción parlamentaria gobernante de Ucrania, David Arakhamia, dijo a RFE/RL que las tropas rusas “ya están en el territorio de Azovstal”. Los analistas del Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), con sede en Washington, señalan que, al parecer, las fuerzas rusas entraron por primera vez en la planta siderúrgica –y no en sus alrededores– este 4 de mayo y creen que es probable que estén operando dentro de las instalaciones. Pero sostienen que el alcance de este avance ruso sigue sin estar claro y piensan que es probable que las fuerzas rusas se enfrenten a “nuevos y costosos combates si pretenden despejar toda la instalación”.




La enorme planta levantada en la era soviética, escenario de fuertes combates, se ha convertido en el último gran reducto de combatientes ucranianos en la devastada ciudad portuaria del sur de Ucrania, que es simbólica y estratégicamente importante para Moscú. Con una extensión de más de 11 kilómetros cuadrados, el complejo industrial es un laberinto de líneas ferroviarias, almacenes, hornos, fábricas y túneles que han permitido a los militares ucranianos resistir en Mariúpol, una ciudad en ruinas y casi en su totalidad bajo control ruso tras más de dos meses de asedio.

Rusia niega el asalto

El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha vuelto a negar este jueves que las fuerzas rusas estén llevando a cabo un asalto contra la planta metalúrgica. A la pregunta de si es cierta la afirmación de que las tropas rusas han irrumpido en el territorio de la planta, Peskov ha remitido a los periodistas a la orden previa del presidente ruso Vladímir Putin de no asaltarla, informa Reuters.

El pasado 21 de abril, Putin ordenó a sus tropas sellar y asegurar la planta de Azovstal para que “no pueda pasar ni una mosca” en lugar de mandarlas al laberinto de túneles y búnkeres para evitar pérdidas. “Lo más importante es preservar la vida y la salud de nuestros soldados y oficiales. No hay ninguna razón para penetrar por estas vías subterráneas y por debajo de estas instalaciones industriales”, dijo Putin a su ministro de Defensa.

Rusia ha anunciado un alto el fuego durante tres días a partir de este jueves para permitir más evacuaciones de los civiles que permanecen en las estructuras subterráneas de la planta de Azovstal. “Las fuerzas armadas rusas abrirán desde las 8:00 horas hasta las 18:00 horas de los días 5, 6 y 7 de mayo un corredor humanitario desde el territorio de la planta metalúrgica de Azovstal para evacuar a los civiles (trabajadores, mujeres y niños)”, dijo este miércoles el Ministerio de Defensa ruso.

Sin embargo, Kiev ha denunciado que las fuerzas rusas han reanudado su ofensiva para hacerse con el control de la planta y un combatiente de Azov ha acusado en un vídeo a los rusos de “incumplir sus promesas de un alto el fuego”. “No han permitido la evacuación de los civiles que continúan refugiándose de los bombardeos en los sótanos de la fábrica”. También ha asegurado que es “el tercer día desde que el enemigo entró en la fábrica de Azovstal, donde continúan los combates intensos y sangrientos”. El Ayuntamiento de Mariúpol ha compartido en Telegram un vídeo, cuya fecha no puede ser verificada de manera independiente, en el que se aprecian instalaciones envueltas en humo y lo que parecen ser explosiones. “¡El asalto a Azovstal continúa! Los defensores se mantienen la planta bajo el intenso fuego. El enemigo utiliza aviones, artillería e infantería”, dice el mensaje.

Moscú ha dado reiterados ultimátums a las tropas ucranianas dentro de Azovstal que depongan las armas y salgan con banderas blancas, algo que los combatientes de la planta han rechazado. Putin ha insistido este jueves en que Kiev les debe ordenar que se rindan en una conversación telefónica con el primer ministro israelí, según un comunicado del Kremlin.

No está claro el número de combatientes que se encuentran en la planta metalúrgica. En abril, Rusia cifró en no más de 2.500 los efectivos ucranianos refugiados en Azovstal. Los suministros con los que cuentan y cuánto tiempo podrán aguantar es una incógnita. Las fuerzas a cargo de la defensa de Mariúpol incluyen marines, brigadas y también al Regimiento Azov.

Evacuación bajo los auspicios de la ONU

La presidencia ucraniana ha denunciado que las tropas rusas el complejo sigue siendo bombardeado mientras continúa albergando a civiles y soldados heridos que “necesitan atención médica urgente”. El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, ha pedido ayuda a la ONU para rescatar a los ucranianos heridos atrapados en la planta. “La vida de las personas que quedan allí está en peligro. Todos son importantes para nosotros. Pedimos su ayuda para salvarlos”.

El alcalde de la ciudad, Vadym Boichenko, dijo este miércoles que en el territorio de la planta aún permanecen cientos de civiles, de los cuales más de 30 son niños. Este martes, más de 100 civiles que se escondían en Azovstal llegaron a Zaporiyia una operación de evacuación bajo los auspicios de la ONU y compartieron con los periodistas su experiencia, marcada por los bombardeos constantes, el miedo y la supervivencia bajo tierra, con falta de comida y agua.

El jefe humanitario de la ONU, Martin Griffiths, ha dicho que hay un nuevo convoy de camino de Azovstal para llegar este viernes por la mañana “con la esperanza de poder sacar a los civiles que siguen ahí, en ese sombrío infierno en el que llevan varias semanas”, según recoge la agencia AFP. Un portavoz de la oficina del secretario general de la ONU ha explicado este jueves en una sesión informativa que la planta “es un lugar extremadamente difícil en todos los aspectos”. “Está en medio de una zona de guerra activa. Algunas partes han sido destruidas. Hay gente viviendo en túneles”, ha dicho el portavoz, quien ha evitado “confirmar o hablar sobre las operaciones en curso que pueda haber”. “Cada una de estas operaciones es extremadamente delicada. Implica cruzar líneas. Implica que nuestro personal pase una noche o incluso dos en diferentes lugares de la carretera. Nuestro objetivo es entrar allí, sacar a los civiles con seguridad y sacar a nuestro personal con seguridad”. 

Zelenski ha dicho también que están negociando y esperan “seguir rescatando” a las personas que permanecen en Azovstal. “Todavía hay civiles. Mujeres, niños”. “Para salvarlos, tenemos que seguir con el silencio (alto al fuego). La parte ucraniana está dispuesta a proporcionarlo. Se necesita tiempo para sacar a la gente de esos sótanos, de esos refugios subterráneos. En las condiciones actuales, no podemos utilizar equipos especiales para limpiar los escombros. Todo se hace manualmente. Pero creemos que todo saldrá bien”.

Este martes, 344 personas fueron evacuadas en el marco del corredor humanitario de Mariúpol, de la ciudad y sus suburbios, según las autoridades ucranianas.

El destino de Mariúpol es importante para el desarrollo de la guerra. Localizada a orillas del mar de Azov, es un enclave estratégico entre la anexionada Crimea y los territorios separatistas prorrusos del Donbás, en el este industrial. Se considera que su captura permitiría a Rusia asegurarse un corredor terrestre entre ambas áreas, privaría a Ucrania de un importante puerto y liberaría tropas rusas para la ampliación de la ofensiva en el Donbás. Analistas militares creen que la mayoría de las fuerzas rusas han abandonado Mariúpol, dejando elementos más pequeños para terminar de capturar Azovstal.

Se considera que con la toma de Mariúpol, Putin se apuntaría una victoria estratégica tras el fracaso en la ofensiva sobre Kiev. Según algunos analistas, también puede ser una oportunidad de propaganda para Moscú, que se ha centrado, entre otras cosas, en la presencia del Regimiento Azov, que solo forma una pequeña parte de las fuerzas de combate ucranianas.

A juicio de los expertos del ISW, el Kremlin probablemente espera que la “captura exitosa de Azovstal a través de un asalto terrestre cimentará su creciente esfuerzo para reclamar el control completo de Mariúpol para el 9 de mayo, Día de la Victoria, que conmemora el triunfo de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi. ”Es probable que el Kremlin pretenda reclamar algún tipo de victoria en Mariúpol para presentar un éxito al pueblo ruso, aunque es muy poco probable que las fuerzas rusas detengan las operaciones ofensivas en toda Ucrania en esa fecha“.

Para los ucranianos, Mariúpol se ha convertido en un símbolo de resistencia al ataque de Putin. Más de dos meses asedio la han convertido en escenario de los peores horrores de la guerra. Las autoridades locales calculan que los incesantes bombardeos y los combates en Mariúpol han matado al menos a 21.000 personas. Grandes áreas de infraestructura han sido destruidas.

Se estima que unas 100.000 personas permanecen en la ciudad, de una población de 450.000 antes de la guerra, atrapadas sin comida, agua, calefacción o electricidad, condiciones que han sido descritas de manera reiterada como “apocalípticas” y un “infierno”. Miles de civiles han logrado escapar por sus propios medios y jugándose la vida, con Kiev acusando a Moscú repetidamente de impedir los intentos de poner en marcha una operación de evacuación.

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