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Djokovic pierde su batalla judicial contra Australia y es deportado

Novak Djokovic yendo a su vista en Australia

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El Tribunal Federal de Australia ha decidido expulsar del país al tenista serbio Novak Djokovic, quien no se ha vacunado contra la covid-19 y se opone a la inmunización obligatoria. El número uno del tenis no podrá participar en el Open de Australia. El tenista serbio pierde así el recurso contra la decisión del Gobierno de revocar por segunda vez su visado. La decisión ha sido tomada de manera unánime por los tres jueces del Tribunal Federal, que abordó este domingo en una vista virtual el recurso presentado por la defensa de Djokovic. Según la ley, el tenista se enfrenta además a una prohibición de regresar al país durante tres años, excepto en ciertas excepciones, que pueden incluir “circunstancias imperiosas que afectan los intereses de Australia”.

“Estoy tremendamente decepcionado con el fallo del Tribunal de desestimar mi solicitud de revisión judicial de la decisión del Ministro de cancelar mi visa, lo que significa que no puedo quedarme en Australia y participar en el Abierto de Australia”, ha dicho el tenista en un comunicado recogido por el diario australiano The Age. “Respeto el fallo de la Corte y cooperaré con las autoridades pertinentes en relación con mi salida del país”, ha dicho Djocovic, que ha sido visto abandonando el país este mismo domingo en un vuelo desde Melbourne con destino a Dubái, según informa Reuters.

Las autoridades australianas habían detenido este mismo sábado a Djokovic, en el que había sido el penúltimo capítulo de este culebrón antivacunas, mediático y judicial, en pleno aumento de los contagios por ómicron en el país. El tenista serbio había permanecido las últimas horas en el Hotel Park de Melbourne, que sirve como centro de detención de inmigrantes, a la espera del juicio que se ha celebrado de urgencia este domingo a primera hora de la mañana en Australia.

El número uno del tenis masculino mundial llegó a Australia el pasado 5 de enero. Luego, el servicio de aduanas del país le interrogó durante seis horas en el aeropuerto, donde revocaron su visado al considerar que “no proporcionó las pruebas adecuadas para cumplir los requisitos de entrada a Australia”. La Fuerza Fronteriza le trasladó entonces a un centro de detención de inmigrantes ilegales, el mismo Hotel Park en el que ha pasado las ultimas horas, comenzando así un conflicto que escala de lo sanitario a lo diplomático, con acusaciones cruzadas entre los presidentes serbio, Aleksandar Vucic, que denunció una “caza política” y acusó al Gobierno de “maltratar y humillar” al tenista, y el australiano, Scott Morrison, quien aseguró que “nadie está por encima de las reglas”. “Es libre de salir en cualquier momento”, salió al paso la ministra de Interior australiana, Karen Andrews, que tuvo que explicar que el serbio no estaba “cautivo” en el país.

El 8 de enero, los abogados del tenista presentaron en el expediente las pruebas de que Djokovic había dado positivo por coronavirus a mediados de diciembre, lo que le eximiría de estar vacunado, por lo que solicitaron su traslado a un centro donde pueda entrenar para preparar el Open de Australia. Dos días después, el Tribunal de Circuito Federal da la razón a las pretensiones del tenista de jugar el torneo y ordena su liberación. “Estoy contento y agradecido de que el juez haya anulado la cancelación de mi visado. A pesar de todo lo que ha pasado, quiero quedarme e intentar competir en el Open de Australia”, escribió el tenista en twitter.

Tras el fallo de este Tribunal, el representante del Ejecutivo australiano, Christopher Tran, ya advirtió que el ministro de Inmigración, Alex Hawke, tenía la potestad de cancelar el visado de Djokovic. “Sigue siendo potestad del ministro Hawke cancelar el visado de Djokovic bajo su poder personal de cancelación de la sección 133C(3) de la ley de migración. El ministro está actualmente considerando el asunto y el proceso sigue abierto”, dijo el abogado.

Un peligro para el país

Así las cosas, Hawke utilizó sus poderes para volver a revocar el visado y comenzar el proceso de expulsión del país en favor del “interés público” y “por razones de salud y de orden”. Aunque admitió que el riesgo de que el tenista contagiase a alguien era “insignificante”, porque acaba de salir de una infección, el ministro justificó que su presencia en el país y su postura claramente antivacunas podía provocar “disturbios” entre quienes le siguen por razones extradeportivas. “Su presencia puede provocar un aumento del sentimiento antivacunas en la comunidad australiana, que podrían llevar a un aumento de los disturbios civiles como los que se han experimentado ya en Australia”, afirmó el responsable de Inmigración.

“La pandemia ha sido muy difícil para los habitantes de Australia pero hemos permanecido juntos y hemos salvado vidas. Juntos hemos conseguido tener una de las tasas de mortalidad más bajas, una de las economías más fuertes y una de las tasas de vacunación más altas en el mundo. Los australianos han hecho muchos sacrificios durante la pandemia y tienen derecho a esperar que el resultado de esos sacrificios sea protegido”, defendió el primer ministro australiano.

A esta cronología judicial se suma la investigación por parte de las autoridades australianas de una mentira de Djokovic en el formulario de entrada al país. En el documento de declaración de viaje donde se preguntaba si la persona había realizado algún viaje durante los últimos 14 días, el tenista marcó la casilla “no”. Finalmente, reconoció “errores humanos” que atribuyó a su agente, al descubrirse que había pasado la Navidad en Belgrado y después se había trasladado a España a entrenar, antes de viajar a Melbourne.

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