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Ramaswamy: un nuevo Trump de ascendencia india para cuando no está Trump

El candidato presidencial republicano Vivek Ramaswamy, en la Cumbre Pray Vote Stand en el Hotel Omni Shoreham, el 15 de septiembre de 2023 en Washington, DC.

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En unas horas, los candidatos republicanos a la presidencia de EEUU se van a juntar en un debate televisado y es muy probable que los palos más duros se los lleve un candidato extremista, escandaloso y con tendencia a mentir. No será Donald Trump, que ni se molesta en acudir a los debates y al que sus rivales se cuidan mucho de criticar, sino Vivek Ramaswamy: un millonario de 38 años, hijo de emigrantes indios, que se ha convertido en la nueva estrella del Partido Republicano y en el objetivo favorito del resto de candidatos. 

Ramaswamy es un producto de la era Trump: como el expresidente, no tiene ninguna experiencia política, pero ha logrado convertir eso en una ventaja. Como Trump, también viene del mundo de los negocios y no habla como un político. Como él, tiene multitud de promesas estrafalarias de difícil aplicación, como despedir al 75% de los empleados públicos o desmantelar el FBI. Y como él, carga contra “las élites”, a pesar de haberse graduado en las universidades más prestigiosas y tener una fortuna de casi 900 millones de euros antes de cumplir 50.

Ramaswamy va copiando la estrategia de Trump y, a la vez, es su mejor defensor. Ya ha dicho que si gana, indultará al expresidente, y a veces es difícil saber si se ha presentado contra Trump o si está peleando para que éste lo elija como su candidato a vicepresidente y número dos. En unos meses, ha pasado de llamarle “mal perdedor” a hacerse eco de sus teorías de la conspiración sobre un supuesto fraude electoral que le habría privado de la victoria en 2020.

Va tercero en las encuestas, a mucha distancia del expresidente, pero sin Trump en los debates acapara toda la atención. Parece imposible que gane, pero la política republicana se ha basado en imposibles desde hace años. En 2016 nadie creía que la derecha religiosa fuera a idolatrar a una estrella de realities que se había casado tres veces, así que nadie puede asegurar ahora que un hinduista practicante con mucha labia pueda hacer lo mismo. 

Otro azote de la izquierda

Ramaswamy nunca se ha presentado a unas elecciones, pero tiene una experiencia mucho más valiosa ahora mismo. Saltó a la fama como protagonista de una de las batallas culturales que más motivan al electorado conservador: la guerra contra “lo woke” y lo “políticamente correcto”. Concretamente, escribió un bestseller titulado Woke, Inc., algo así como Woke, S.A. Un ataque frontal a las empresas que ofrecen productos ecológicos o que apoyan causas como la igualdad o el antirracismo porque son “la peor amenaza para la democracia”. Desde hace años, habla de ello constantemente en televisión.

La hipocresía de las iniciativas “socialmente responsables” de muchas de estas marcas es evidente porque su retórica choca con sus acciones, pero Ramaswamy está directamente en contra de que una empresa tenga en cuenta cualquier asunto que no sea ganar dinero. Las “inversiones verdes” son uno de sus objetivos preferidos y habla de fondos de inversión como BlackRock como si fueran peligrosos agentes izquierdistas. ¿Por qué? Porque, según él, logran con su fuerza económica imponer medidas que los ciudadanos no aprueban.

Esos escrúpulos no le han impedido invertir en muchas de las empresas que critica, como tampoco hacer fortuna con una empresa farmacéutica radicada en un paraíso fiscal cuyo principal éxito fue convencer a los inversores de las revolucionarias posibilidades de un medicamento contra el Alzheimer que ya había fracasado en cuatro ensayos clínicos cuando Ramaswamy lo compró. La firma tenía ocho empleados, incluyendo a su madre y a su hermano, pero su valor se disparó hasta los 2.800 millones de euros antes de que otro ensayo fallido la llevara a la desaparición.

La verdad, según Ramaswamy 

Independientemente de esos pasajes oscuros, Ramaswamy tiene algo que atrae la atención de la gente y el desprecio de unos rivales que no se atreven con Trump, pero sí con su versión más joven. “Hablas como ChatGPT”, le dijeron en el último debate, pero fue sin duda el protagonista de la noche. Destacaba en un escenario donde todos le odiaban y le doblaban la edad, mientras decía “verdades” como un nuevo Trump, ahora quel Trump original ha decidido no ir a los debates.

Ramaswamy va allí y a cualquier sitio donde le pongan un micrófono. En cuanto puede, repite sus “diez verdades”: “Dios es real”, “Hay dos géneros”, “La familia nuclear es la mejor forma de gobierno”... Todo lo que los votantes republicanos quieren oír. También les dice que “no se sabe la verdad” del asalto al Capitolio o de los atentados del 11-S, que las personas trans son enfermas mentales o que hay que mandar al ejército a repeler inmigrantes. Que todos los problemas vienen por una “crisis de identidad” en la que se ha perdido “la fe, el patriotismo, el trabajo duro y la familia”.

Cuando le preguntan por qué y cómo es diferente a Trump, Ramaswamy suele hablar de su edad. De que una generación joven tiene que tomar el relevo. Él mismo se sitúa como heredero y desde luego es el único candidato que no suena a político profesional, algo que se ha convertido en el mejor patrimonio para un republicano. No parece que el expresidente deje mucho espacio para un nuevo ídolo, pero con tantos juicios pendientes, nunca se sabe.

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