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Obama se ríe de Trump y de Clinton en su última cena de corresponsales de la Casa Blanca

El presidente Obama, en una imagen de archivo.

The Guardian

David Smith (Washington) —

Barack Obama lanzó dardos satíricos contra Donald Trump y, lo que es más sorprendente, Hillary Clinton. Terminó su última cena de corresponsales de la Casa Blanca tirando literalmente el micrófono al suelo y despidiéndose con las palabras “Obama, fuera”.

En el tradicional discurso humorístico a la prensa de este sábado por la noche, el presidente se burló de la política exterior y de las credenciales empresariales del favorito republicano, al tiempo que se rió sin piedad de los esfuerzos de su compañera demócrata para atraer a los votantes más jóvenes. Durante su discurso de media hora, Obama no se detuvo en Trump tanto tiempo como esperaban algunos, especialmente quienes recuerdan la cena de corresponsales de 2011, en la que se burló del conocido magnate mientras este estaba sentado en la sala.

Ante una audiencia que incluía a políticos, periodistas, actores y los dos hijos de Trump, hizo como si hubiera terminado su discurso antes de parar y decir: “No, es una broma, sabéis que tengo que hablar de Trump. No podíamos acabar así, vamos a ver”. Y prosiguió: “Aunque me da un poco de pena que no esté aquí esta noche. Nos lo pasamos muy bien la última vez. Y es sorprendente: tienes una sala llena de periodistas, famosos, cámaras, y dice que no. ¿Esta cena es demasiado hortera para El Donald? ¿Qué estará haciendo en lugar de estar aquí? ¿Está en casa, comiéndose un filete de Trump y tuiteando insultos a Angela Merkel? ¿Qué hace?”.

Con evidente entusiasmo en este año electoral, Obama hizo referencia al concurso de belleza Miss Universo, que antes era organizado por una empresa de Trump. “Las élites republicanas están incrédulas por el hecho de que él sea el candidato más probable”, continuó. “¡Incrédulas! ¡Estremecedor! Dicen que a Donald le falta experiencia en política exterior para ser presidente pero, siendo justos, ha pasado años reuniéndose con líderes de todo el mundo. Miss Suecia. Miss Argentina. Miss Azerbaiyán”. Mientras los invitados rompían a reír, también cargó contra la afirmación del candidato de que es un ganador en los negocios. “Hay un ámbito en el que la experiencia de Donald no tiene precio: cerrar Guantánamo, porque Trump sabe algo sobre hundir propiedades costeras”.

Obama dijo que tenía más material, pero que lo iba a dejar ahí, lo que llevó a la multitud a suplicar más. Siguió con una reflexión sarcástica pero seria sobre la avalancha de cobertura mediática dedicada a Trump, que ha advertido que cualquier intento de negarle la candidatura republicana en la convención del partido que se celebrará en julio en Cleveland (Ohio) podría provocar protestas violentas.

“No quiero dedicar demasiado tiempo al Donald”, dijo. “Siguiendo vuestro ejemplo, quiero moderarme porque creo que todos estaremos de acuerdo en que, desde el principio, ha tenido la cantidad apropiada de cobertura, dada la seriedad de su candidatura. Espero que estéis todos orgullosos de vosotros. El tío quería dar un impulso a su negocio hotelero y ahora estamos rezando por que Cleveland lo consiga en julio”. En ese punto, negó un poco con la cabeza gruñendo: “Mmm, mmm, mmm, mmm”.

El rival de Trump Ted Cruz ha sido muy criticado por su reciente referencia a un “anillo de baloncesto” mientras hacía campaña en Indiana. Obama, cuyo padre era de Kenia, dijo: “¿Qué más hay en su vocabulario? ¿Palos de béisbol? ¿Gorros de fútbol? Pero claro, yo soy el extranjero”.

Los compañeros demócratas de Obama no se libraron. Cuando presentó a Sanders como “la radiante nueva cara del Partido Demócrata”, el candidato de izquierdas, de pelo blanco a sus 74 años, con traje de calle en lugar de esmoquin, se levantó para agradecer los aplausos del público. El presidente dijo: “Sin embargo, me duele, Bernie, que te hayas estado distanciando un poco de mí. Eso no se le hace a un camarada”.

Luego comparó el eslogan de Sanders, Feel the Bern (Siente a Bern), con uno imaginario para Clinton que apareció en las pantallas: Trudge up the Hill (Sube la colina), con la imagen de una “H” empujando una roca cuesta arriba. “Sin embargo, hay que admitir que el intento de Hillary de atraer a los votantes más jóvenes es un poco como esa pariente que se acaba de hacer de Facebook. 'Querida America, ¿recibiste mi ”me gusta“? ¿Te sale en tu muro? No estoy segura de estar usando esto bien. Con cariño, tu tía Hillary'. No es del todo persuasivo”.

Clinton también recibió un golpe cuando Obama empezó su discurso pidiendo disculpas por llegar tarde. Explicó: “Estaba con el CPT, que significa 'bromas que la gente blanca no debería hacer'”. Era una referencia a un sketch reciente del alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, y Clinton, en el que ella le recriminó haber tardado tanto en respaldarla y él defendió estar “con el CP time” (tiempo de las personas de color, una expresión que refleja el estereotipo de que las personas negras suelen llegar tarde).

Obama prosiguió: “Aquí estamos, en mi octava y última comparecencia en este evento único, y estoy nervioso. Si este material funciona bien, lo usaré el año que viene en Goldman Sachs. Ganaré unos cuantos tubmans”. Una referencia a los discursos muy rentables que Clinton dio en Wall Street y a la decisión reciente de poner a la fundadora del Ferrocarril Subterráneo (una red clandestina montada en el siglo XIX para ayudar a los esclavos afroamericanos a escapar) en los billetes.

Como en años anteriores, Obama se rió de sí mismo en algunos de sus chistes sobre el inminente final de su mandato. “Estoy gris, canoso, en la cuenta atrás de los días que me faltan para el tribunal de la muerte”. Añadió: “Incluso algunos líderes extranjeros han estado mirando al futuro y anticipando mi final. La semana pasada, el príncipe Jorge se presentó a nuestra reunión en albornoz. Fue una bofetada en la cara, un claro incumplimiento del protocolo”.

También señaló: “En mi último año, mi índice de popularidad sigue aumentando. La última vez que estuvo tan arriba, estaba intentando decidir qué estudiar”. Añadió que sus asistentes y él estaban desconcertados sobre la la causa de su popularidad, mientras aparecieron en pantalla las imágenes de Cruz y Trump. Apareció además un vídeo de parodia, Couch Commander, en el que Obama y su antiguo rival John Boehner, expresidente de la Cámara de Representantes, se juntan para hablar de la vida tras dejar sus cargos.

Obama mencionó de pasada la serie de televisión Juego de Tronos, describió a la actriz británica Helen Mirren como “maravillosa” y, en su homenaje al vicepresidente Joe Biden, le propinó un golpe a Dick Cheney, vicepresidente en el mandato de George W. Bush. “Me encanta Joe Biden, de verdad. Quiero darle las gracias por su amistad, su asesoramiento, por decirme siempre las cosas sin rodeos. Por no disparar a nadie en la cara”.

El discurso del presidente agradó claramente al público asistente en el salón de baile del hotel Washington Hilton. En él estaban Biden; John Kerry; el presidente del Partido Republicano, Reince Priebus, el expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich; el exalcalde de Nueva York Michael Bloomberg; y los actores Helen Mirren, Jared Leto, Bryan Cranston, Will Smith, Jeff Goldblum, Rachel McAdams, Mark Ruffalo y Tom Hiddleston.

Al final se puso más serio, agradeció a los corresponsales en la Casa Blanca y elogió la prensa libre. “Solo tengo dos palabras más que decir: Obama, fuera”. Con esa frase, sacó el micrófono y lo dejó caer al suelo, como hizo la estrella de baloncesto Kobe Bryant al final de su último partido.

El presidente dejó el listón muy alto. El número del cómico Larry Wilmore tuvo una recepción más discutida. Sus gags sobre la prensa produjeron quejas, pero otras frases acertaron. Terminó con una reflexión conmovedora e inesperada: “Cuando era pequeño, vivía en un país en el que la gente no aceptaba tener un quarterback negro. Ahora, piensen en eso. Se consideraba que un hombre negro, solo por su color, no era suficientemente bueno para liderar un equipo de fútbol. Ahora, señor presidente, vivimos en un momento en el que un hombre negro puede liderar todo el mundo libre. Las palabras por sí solas no me hacen justicia. Por eso, señor presidente, voy a ser sincero”. Wilmore se golpeó el pecho y dijo: “Barry, lo has conseguido, mi negro”.

Traducción de Jaime Sevilla Lorenzo

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