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Análisis Victor Vran, cazando (a los mismos) monstruos

Victor Vran

Álvaro Alonso

¿Fan de los juegos independientes? ¿De los RPG clásicos de perspectiva isométrica? ¿Amante de las historias góticas, llenas de monstruos y cazadores, tipo Van Helsing o la saga Diablo? Pues Haemimont Games ha desarrollado el juego perfecto para los que gustan de esta clase de títulos.

El estudio, hasta ahora conocido por su icónico Tropico, se ha desmarcado de su género de juego predilecto con Victor Vran, una oscura aventura que, tras varios meses en el Acceso Anticipado de Steam, por fin ha sacado a la venta su versión definitiva. Acción, estrategia, toques de rol. ¿Qué más se puede pedir? Si quieres saber qué nos ha parecido el juego, no dudes en seguir leyendo.

 

 

Cuna de monstruos, demonios y bichos en general

Cuna de monstruos, demonios y bichos en generalEl protagonista del juego es Victor Vran, un cazador de monstruos con un oscuro pasado y poderes sobrenaturales (aparentemente demoníacos) que llega a la oscura ciudad de Zagoravia. ¿El motivo? Sigue la pista de su amigo Adrian, otro cazador que le ha mandado un mensaje en el que dice haber encontrado lo que “estaba buscando”. Por desgracia, nada más llegar Victor se da cuenta de que la ciudad es un hervidero de monstruos y que reina el caos.

Pronto, Victor se da cuenta de que Zagoravia es más que una ciudad, es una trampa diseñada específicamente para cazadores, y tendrá que descubrir todos sus secretos, acabar con los enemigos que la pueblan y encontrar aquello que tanto tiempo lleva deseando. A medida que avanza el juego vamos conociendo más secretos de Victor, así como el origen de sus poderes.

La historia, que no peca de espectacularidad, nos la va narrando Victor, o en ocasiones una voz desconocida que nos habla, conoce “nuestros pensamientos” y muchas veces nos da pistas sobre el camino a seguir o la siguiente tarea a realizar. La narrativa, en general, no es un factor al que hayan dado mucha importancia, incluyendo alguna que otra conversación preestablecida y poco más.

 

 

La mecánica de juego es bastante sencilla, y si has jugado a títulos RPG clásicos o a la saga Diablo, sin duda te sentirás como en casa. El título tiene una perspectiva isométrica, en la que podemos girar la cámara pero nunca acercarla o alejarla. Avanzamos con esta perspectiva fija, acabando con los enemigos que se cruzan en nuestro camino, resolviendo puzles, activando palancas, etc.

Victor tiene toda clase de armas a su disposición, desde espadas a escopetas, y puede realizar tres ataques con ellas. El primero, el más sencillo, realiza un daño normal, mientras que los otros dos hieren con más gravedad. Por supuesto, en función de la fuerza del ataque habrá un tiempo mayor o menor de recarga, por lo que tendremos que estar seguros de cuando queremos dar el “golpe de gracia”.

En función del arma estos tres ataques varían. Por ejemplo, si elegimos como arma el martillo, nuestro ataque más poderoso nos permitirá derribar a varios enemigos dando un gran golpe contra el suelo. Si optamos por la escopeta, el ataque más potente derribará a varios enemigos de una vez.

Además, Victor cuenta con sus poderes demoníacos, ataques mágicos muy efectivos. Por ejemplo puede lanzar bolas de fuego contra los enemigos, abrasándolos, entre muchas otras posibilidades. Eso sí, estos poderes tardan mucho en recargarse, así que mejor no malgastarlos.

En general el sistema de combate es muy entretenido, pero tiene algunas lagunas. Por ejemplo, los movimientos. Avanzado el juego podemos rodar y saltar, pero esquivar es una tarea complicada. Muchas veces recibimos daño en los combates no por torpes o falta de habilidad, sino porque no tenemos opciones.

 

 

El juego está dividido en varias mazmorras, en las que podremos actuar de dos formas: o bien pasarlas rápidamente, centrándonos en la trama principal y la misión que nos han encomendado, o bien descubrir todos los secretos y completar los objetivos secundarios que nos marcan. Por ejemplo, nos pueden pedir matar a un número determinado de enemigos, destruir objetos ocultos, matar con un combo especial, etc. Si cumplimos estos objetivos ganaremos oro y experiencia extra, lo cual nos viene muy bien para potenciar nuestras habilidades y mejorar nuestro equipo.

Una de las características más llamativas es que, a diferencia de otros RPG, no hay clases. Victor es Victor, es un cazador, y no puede ser guerrero, pícaro o mago. Eso sí, podemos personalizar hasta el más mínimo detalle de sus habilidades subiendo de nivel o eligiendo armas.

Cuando subimos de nivel, se nos ofrecen distintas recompensas en modo de cartas o cofres. Las cartas ofrecen fortalezas o poderes extra, por ejemplo una mayor cantidad de salud, o la posibilidad de hacer más daño en el cuerpo a cuerpo, etc. Los cofres nos dan armas especiales, “únicas”, con estadísticas altas dependiendo de la parte del juego donde nos encontremos. Y si nos cansamos de estas cartas o armas, podemos intercambiarlas en los distintos mercados del juego, siendo la personalización algo constante y con una libertad que muchos juegos de rol envidiarían.

 

 

En general, la jugabilidad se centra especialmente en los combates, ya que la exploración queda en un segundo plano. Podemos recorrer de arriba a abajo las distintas mazmorras, pero suelen ser meros escenarios planos, con un recorrido prefijado, muchos enemigos y algún que otro secreto que descubrir a base de golpes.

Los enemigos son muy numerosos, tanto que podemos llegar a ver el minimapa poblado de puntos rojos sobre nosotros, pero terriblemente repetitivos. Durante las primeras horas de juego parece que lo único que hacemos es matar arañas y esqueletos, y esta perspectiva no cambia a medida que avanzamos. Eso, sumado a los ya mencionados escenarios sin nada espectacular que ofrecer, hacen que el título acabe siendo un poco repetitivo.

Otro detalle que queremos mencionar es su dificultad, que varía constantemente. Nunca sabemos qué podemos encontrarnos, si una horda de enemigos débiles de los que librarnos con un disparo o monstruos casi imposible de derrotar. Deducimos que estos “brincos” de dificultad se deben a sus toques RPG, y al intento de hacer las mazmorras rejugables, pero no deja de sorprender.

Por suerte, para aligerar esa “carga” de la dificultad está el modo multijugador cooperativo, que nos permite avanzar con “otro Victor Vran” por las distintas mazmorras. La mejor forma de jugar, sin duda, especialmente si nuestro compañero es un amigo.

 

 

Gráficamente, el juego tampoco brilla. Nos encontramos con escenarios cuidados (aunque muy parecidos) y enemigos con animaciones bastante correctas, pero en lo demás patina bastante. En el menú de opciones, por ejemplo, nos permiten activar un contador de FPS, algo que parecía prometedor (¿Quién ofrece esa opción si el juego tiene una tasa inestable?), pero por desgracia no ha sido así. Especialmente durante los combates hay bajadas considerables de imágenes por segundo, así como diversos glitches y bugs.

No es un desastre técnico, que quede claro. Hay títulos mucho peores en ese sentido, pero tampoco podemos decir que es un juego potente. Simplemente es uno más, lo cual tampoco tiene por qué ser malo.

La música también está en la línea, con melodías a veces entretenidas y otras terriblemente monótonas. El doblaje, en inglés, es un punto a favor. Escuchamos cada conversación, incluso las que mantenemos con los personajes más secundarios, y además hay bastante narración. Como anécdota, los fans de The Witcher reconocerán la voz de Victor Vran. ¿Se ha reencarnado Geralt?

 

 

Lo mejor:

  • Combate entretenido, con muchas armas y ataques disponibles.
  • Gran personalización. Podemos variar hasta el más mínimo detalle de Victor, cuando y como queramos. No hay restricciones.

 

Lo peor:

  • Los escenarios y enemigos son muy repetitivos. Muchas veces da la sensación de llevar horas haciendo lo mismo.

 

Conclusiones

ConclusionesAnálisis Victor Vran, cazando (a los mismos) monstruos

No es fácil calificar Victor Vran. No podemos decir que sea un mal juego, ni mucho menos, pero tampoco destaca lo suficiente como para considerarse un gran título. En general da la sensación de ser un juego desaprovechado, del que se podría haber sacado mucho más. Con más clases de enemigos, variedad de escenarios y más movimientos habría sido un juegazo, uno de esos RPG buenos que dan ganas de rejugar una y otra vez, pero por desgracia no ha sido así.

En definitiva, Victor Vran entretiene, y si eres un amante del género lo disfrutarás gratamente. Si eres un rolero más “light” puede que acabes cansándote, aunque eso no implica que no le des una oportunidad, porque sin duda lo merece.

Por: Álvaro Alonso

Análisis Victor Vran, cazando (a los mismos) monstruos

07/24/2015

6 / 10 estrellas

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