El acusado del asesinato del anciano envenenado entregó una carta “presuntamente escrita por la víctima”
Continúa el juicio contra el acusado de asesinato de un hombre de 82 años envenenado con desatascador. En esta tercera jornada ha comparecido el médico que le atendió en urgencias en la madrugada del 5 de agosto de 2020 y ha afirmado que vio la botella con el líquido “cerrada” y encima “de la mesa del salón” algo que, a su juicio, “es difícil en el estado” en el que se encontraba.
Además, afirma, desde el Centro de Coordinación, “cuando nos pasaron la llamada nos avisaron de un intento autolítico”, según “lo que les dijo el comunicante (el ahora acusado)”. A preguntas de la defensa ha afirmado que “no recuerda” si vio encima de la mesa “alguna una carta”. Sobre el acusado, indica, “es algo subjetivo pero no me pareció que estuviera especialmente preocupado. Yo me focalicé en el paciente y no interactué mucho con él, no puedo decir si estaba colaborador o no”.
Como ha respondido a preguntas del fiscal “nos dirigimos hasta allá y nos encontramos a un paciente tumbado en un sillón o sofá, con bajo nivel de conciencia y con un aspecto de gravedad. Creo recordar que nos dijeron que había ingerido un líquido, había una botella encima de la mesa y como hacemos siempre, hicimos las primeras asistencias, e investigar y mirar el tipo de sustancia o de tóxico que había tomado para ver qué podíamos hacer. Creo recordar que era un corrosivo potente”.
Así, continúa en su relato, “intentamos anestesiarle porque aunque tuviera bajo nivel de conciencia, esto causa mucho dolor”. Además también había tomado bastante Noctamil -sustancia para poder dormir- algo que recuerda “porque lo hablé con el equipo”. El médico ha explicado que “por protocolo” si es un intento autolítico “en la misma sala se activa a la Policía” por lo que no recuerda “quién nos abrió la puerta en el momento de llegar”.
En la disposición de la sala, ha recordado, “había un sofá y una mesa bajita donde recuerdo que estaba la botella”. No recuerda tampoco “ninguna mancha” en el salón. Sobre el cuidador, ha indicado, “nos dijo que se había despertado porque había oído ruidos y fue a la cocina a por la botella del corrosivo y la había ingerido”, según “las suposiciones” del ahora acusado. La botella -ha asegurado- “estaba cerrada” cuando llegaron los servicios de emergencias.
El acusado entregó una carta a un técnico de emergencias
Un técnico de emergencias también ha declarado que aquella madrugada, el cuidador le entregó a él directamente “una carta presuntamente escrita por el anciano”. “Yo lo que hice fue entregársela a la Policía Nacional”.
También ha intervenido una enfermera que acudió al domicilio, junto a su equipo, del paciente tras recibir el aviso. “Recuerdo que entramos, había una persona en su sofá recostado, y mis compañeros y yo nos tiramos a atenderlo”. Además ha afirmado que había “seguro” un vaso que “lo apartamos” y una botella de algo “pero no sabía especificar de qué”. “Tampoco vi ni un manuscrito”.
En el primer turno de la mañana ha comparecido también como testigo una farmacéutica de la calle Beratúa de Logroño quien ha asegurado que el anciano “venía solo a por las medicinas”. Como ha reconocido ante el juez “no recuerda que nadie en su nombre las recogiera”.
El hijo del acusado defiende que su padre cuidaba bien a la víctima
El hijo del acusado ha afirmado en su declaración como testigo este miércoles en la Audiencia Provincial que su padre “cuidaba bien” a la víctima “no le faltaba de nada, estaban encantados”. Como ha indicado en su testimonio, él conoció a la víctima “unos meses antes de la cuarentena” cuando recuerda que su padre y, a veces, también su madre “le hacían los recados, le limpiaban la casa”.
Además, él mismo acudía a veces a casa del anciano “para quitarle un poco de peso a mi padre. Yo tenía buena relación con él, estábamos a gusto juntos”. Como ha recordado “al principio reconozco que (la víctima) era un poco arisca, no entendía mucho su carácter, pero una vez lo entendías y sabías como era te reías mucho con él”.
Sobre el trato de la familia y la víctima, ha indicado, “según tengo entendido por él no tenía contacto con su familia”. En la actualidad, indica, “no sé qué ha pasado con el piso donde sucedieron los hechos, ni que ha pasado con la herencia, nada de nada”. Ha querido dejar claro en el juicio que su padre “no es una persona violenta para nada”.
Tras los hechos indica “en mi casa no se habla del tema de la herencia, se ha hablado del caso y de lo complicado que es. Estamos viviendo esta situación con ataques de ansiedad, incluso ayer mi madre tuvo que ir al hospital por un ataque de ansiedad”.
Piden 23 años de cárcel
El fiscal pide 23 años de cárcel para A.V.M., de 46 años, sin antecedentes penales, por un delito de asesinato con alevosía, al matar a la persona que cuidaba, un hombre impedido de 82 años, con un liquido desatascador. Además, le reclama una indemnización de 300.000 euros.
Según el escrito, al que ha tenido acceso Europa Press, el acusado entró en contacto con la víctima, J.V.L., cuando le alquiló una plaza de garaje y un trastero de su propiedad en la calle Beratúa de la ciudad de Logroño. Poco después el acusado comenzó a ejercer funciones de asistencia a J.V.L., en un principio sólo durante el día y con posterioridad llegando a pernoctar el domicilio de la víctima, debido a que éste sufrió un ictus.
Tres días después de salir del hospital, el acusado acompañó a la víctima a una notaría, donde éste último “otorgó testamento instituyendo heredero al acusado con la obligación de prestarle asistencia y cuidados hasta su fallecimiento”. Dicho testamento revocaba otro en el que instituía como herederos, por mitad e iguales partes, a sus sobrinos.
Posteriormente, el 4 de agosto de 2020, y siempre según el escrito del fiscal, el acusado acudió al establecimiento de productos de fontanería donde compró un producto desatascador profesional. Esa misma noche, administró a la víctima el medicamento Noctamid, “en cantidad ligeramente superior al rango terapéutico, para provocarle somnolencia, y hallándose en ese estado, que le impedía defenderse, el acusado le hizo ingerir parte del producto desatascador mencionado anteriormente, con el propósito de causarle la muerte y poder heredar sus bienes”.
Transcurrido un cierto tiempo desde dicha ingesta, el acusado llamó al servicio de emergencias SOS Rioja. La víctima falleció a las 07,50 horas del mismo día en el hospital siendo la causa inmediata de la muerte “fallo multiorgánico secundario a perforación gástrica y la causa inicial o fundamental perforación gástrica por ingesta de producto químico ácido”.
Para el fiscal estos hechos constituyen un delito de asesinato con alevosía por los que pide 23 años de cárcel al acusado, así como una indemnización “a quienes resulten ser herederos' de 300.000 euros, en concepto de daño moral.
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