Ingresan en prisión los dos terroristas detenidos por el atentado de Capbreton
Los dos presuntos miembros de ETA Saioa Sánchez y Asier Bengoa han sido imputados esta noche por el asesinato de los guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero, que fallecieron a consecuencia de los disparos recibidos durante el atentado cometido el pasado día 1 de diciembre en la localidad francesa de Capbreton, según fuentes judiciales.
Ambos se encuentran en prisión preventiva tras haber prestado declaración durante toda la tarde ante las jueces de la división antiterrorista de París encargadas del caso, Laurence Le Vert y Marie-Antoinette Houyve.
Sánchez y Bengoa, que el pasado viernes fueron declarados oficialmente sospechosos del asesinato de los dos guardias civiles, se enfrentan a los cargos de “asesinato de personas depositarias de autoridad pública” y “asociación de malhechores” en relación con banda terrorista. También se les acusa de “intento de robo con arma”, “secuestro de menos de siete horas” y “posesión de armas y documentación falsa”.
La Fiscalía de París considera que existen numerosos elementos que implican a los dos imputados en el atentado de Capbreton, entre ellos el ADN de Bengoa identificado en un cepillo de dientes hallado en el primero de los coches que usaron los terroristas para huir y los casquillos de bala encontrados en otro de los vehículos, que coinciden con los del arma usada para cometer el doble asesinato. En el caso de Saioa Sánchez, coincide plenamente la descripción hecha por los testigos: mismo peinado, mismo color de pelo, los mismos pendientes, el mismo abrigo y el mismo pantalón.
Las fuerzas de seguridad francesa prosiguen ahora su búsqueda para tratar de encontrar al tercer terrorista que participó en el atentado y el Peugeot 307 azul robado en las Landas poco después del mismo. También se busca el arma usada para cometer el crimen, dado que ni el revólver 357 Magnum ni la pistola automática de 9 milímetros que llevaban encima Saioa Sánche y Asier Bengoa cuando fueron detenidos el miércoles en Lozère se utilizaron para matar a los guardias civiles. En el momento de su detención ambos se identificaron como miembros de ETA.
Inicialmente, la Fiscalía abrió una investigación por el intento de robo de un coche cerca de Burdeos por parte de una pareja que viajaba a bordo de un Renault Clio verde en el que se encontraron 142 casquillos de bala, de los cuales 71 correspondían al calibre usado por los asesinos de los guardias civiles. Estos dos elementos son los que han permitido establecer el vínculo entre el intento de robo y el atentado de Capbreton.
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