La violencia machista para las mujeres sin hogar: “Ni tienen acceso ni están seguras con los alojamientos que hay”

Personas caminando por la calle

Ester Fernández García

10 de febrero de 2025 20:37 h

0

A la última víctima mortal de violencia de género en La Rioja la asesinó, presuntamente, una expareja y después prendieron fuego a la sucursal bancaria de Logroño en la que dormía una noche del pasado octubre de 2024, donde también mataron a un hombre. Había interpuesto varias denuncias por violencia de género. Hacía algunas semanas había sido expulsada del albergue municipal. Ella misma había alertado unos días antes del riesgo en el que vivía. Sin embargo, esta mujer se sumó en enero, cuando se confirmó su identidad, a una larga lista de mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, es la 1.293 desde que en 2003 comenzaron los registros

Este asesinato machista une dos problemas estructurales que padece la sociedad, la violencia de género y el sinhogarismo, y pone sobre la mesa la falta de recursos habitacionales específicos para mujeres en La Rioja, los requisitos excluyentes de los alojamientos para víctimas de violencia de género y la violencia a la que están sometidas las mujeres en situación de calle. “Las mujeres víctimas ni tienen acceso ni están seguras con los recursos que hay”, advierten desde la asociación El Llavero, que reivindica el derecho a la vivienda para todas las personas.

Requisitos que cierran la puerta a las mujeres sin hogar

Para las víctimas de violencia machista que no tienen hogar es prácticamente imposible que accedan a la Casa de Acogida del Gobierno de La Rioja, el recurso específico para víctimas de la comunidad autónoma. El último decreto que regula el acceso a estas plazas, de diciembre de 2022, recoge entre sus requisitos estar empadronada, no padecer trastornos graves de salud mental ni conductas derivadas del consumo de alcohol o sustancias estupefacientes. Unas condiciones que, llevadas a la práctica, cierran la puerta a las mujeres en situación de sinhogarismo.

Hay otros recursos habitacionales, pero son más temporales. El Llavero aboga por la necesidad de adaptar los recursos a las necesidades especificas de estas mujeres, trabajando el trauma con acompañamiento por profesionales con formación especifica , flexibilidad y creatividad. Tal y como están diseñados, los recursos existentes actualmente en La Rioja, tampoco son los lugares idóneos para estas mujeres: “Necesitan una atención integral, con una normativa muy flexible. Estar en calle aboca al consumo, el trastorno mental se agudice y empieza una escalada... La atención no puede ser igual”.

El resto de opciones habitacionales de la capital de La Rioja, ya no específicas para víctimas, son el centro municipal de acogida y el Proyecto Alasca, que suman unas 70 plazas. Pero son albergues mixtos. Hay plazas para mujeres y las habitaciones están separadas, pero todos los espacios comunes son mixtos y entre el 80 y el 90% de los usuarios son hombres. Es decir, en Logroño no hay recursos específicos para mujeres y la realidad es que no quieren acceder a los que hay y buscan otras opciones.

Integrantes de El Llavero y profesionales de lo social, son claras y no es un problema de plazas, porque las hay. “La mayoría acaban con otros hombres con tal de tener un techo, como en una prostitución encubierta. Prefieren estar en una habitación con un maltratador que en un albergue, no lo sienten como un lugar seguro”, y es que “muchos de los hombres que hay alojados son agresores”, revelan estas profesionales.

Las mujeres prefieren estar en una habitación con un maltratador que en un albergue, son espacios hostiles, no lo sienten como un lugar seguro

Asociación El Llavero

Piden albergues para mujeres, pero también subrayan la importancia, como posibilidad o paso previo, de incorporar la perspectiva de género. El proyecto Luciérnagas de Madrid comenzó así, implementaron al gran albergue de San Isidro espacios seguros solo para mujeres a través de algo tan sencillo como biombos, generando grupos de ayuda y acompañamiento para mujeres. En Cataluña, por ejemplo, observaron como en el centro de día de un albergue las usuarias se iban durante la mañana y no participaban en las actividades. Tras preguntarles sobre sus necesidades, empezaron a incorporar sus demandas, como que hubiera productos de higiene femenina, el horario de duchas no coincidiera con el de los hombres o se incorporaran talleres emocionales, y la participación creció exponencialmente.

Desde Ayuntamiento de Logroño, la concejala de Políticas de Familia, Sociales y Discapacidad, Patricia Sainz, reconoce que las mujeres acceden en menor medida a los recursos, pero no cree necesario actualmente habilitar alojamientos exclusivos para ellas, “ya los hay del Gobierno de La Rioja”, dice en referencia a la Casa de Acogida de víctimas de violencia de género. “No se nos ha transmitido la necesidad de separar los espacios por género”. No obstante, asegura que en los albergues de Logroño ya se trabaja “con una sensibilidad especial hacia el mundo de la mujer”, por lo que está aumentando el número de usuarias, y el objetivo “es conseguir que sea su primera opción o que no la descarten”.

Unos circuitos de exclusión social muy cerrados en ciudades pequeñas

La víctima del último asesinato machista de Logroño sí había accedido al albergue, pero le habían expulsado con una sanción de un mes, “aunque la instrucción es no ser estrictos con los plazos”, dicen desde el Ayuntamiento. “Se dieron ciertas circunstancias que suponen aplicar las normas del centro”, ha confirmado la concejala de Servicios Sociales de Logroño, Patricia Sainz, prefiriendo no dar más detalles “por respeto a su familia”. En este tiempo, advirtió que necesitaba ayuda y pidió otro alojamiento y se le ofreció el Proyecto Alasca, un centro denominado de “baja exigencia” y también mixto, que llegó a utilizar aunque aquella madrugada del 18 de octubre, antes de que se cumpliera el mes de sanción, fue asesinada en la calle.

Según ha podido saber Rioja2, no tenía ninguna orden de protección en vigor a pesar de que sí había interpuesto denuncias por violencia de género, algo casi anecdótico para las mujeres en situación de exclusión social. Sin embargo, aunque haya orden de alejamiento son una utopía, “cuando el circuito es tan pequeño es muy difícil”, apuntan las miembros de El Llavero sobre la cercanía de los recursos en una ciudad pequeña como Logroño y, de hecho, otra de las reivindicaciones de El Llavero es el impulso de proyectos de Housing First en barrios alejados.

Para el El Llavero, “no se trata de buscar culpables, sino de visibilizar la necesidad y que la ciudadanía y administración conozca el sufrimiento de estas mujeres y a partir de ahí, aunar esfuerzos desde diferentes ámbitos como vivienda, servicios sociales, salud, cultura.. para hay dar generar alternativas a un tema muy complejo y estructural”. La asociación también llama a la ciudadanía a “no mirar para otro lado, no juzgar, empatizar y exigir medidas”.

Combatir el sinhogarismo y la situación de mujeres en calle que sufren agresiones no está en la agenda política

Asociación El Llavero

¿Cuál es la importancia de la vivienda para la recuperación de la violencia de género? Estas profesionales, que trabajan con muchas víctimas, responden concisas: “Estando en la calle tienen bastante con sobrevivir, no da tiempo a pensar en recuperarse. Están en modo supervivencia”. La vivienda es fundamental para la recuperación del trauma, coinciden las expertas, “es el único lugar seguro”: “Un albergue nunca va a dar lo que da una casa”. Y es que aluden a que “por muy flexibles que sean los recursos, no dejan de sentirse en continua valoración”. Por ello, reivindican medidas como el Housing First, “lo primero, la vivienda”: “Cuesta dinero, sí, pero es que el resto de dispositivos también. ”Países como Finlandia apuestan por desinstitucionalizar y dar una vivienda a personas en situación de calle y están consiguiendo erradicar el sinhogarismo“, ejemplifican. Además apuestan por la prevención, ”cuanto más tiempo se esté en calle, más difícil es salir del circuito de exclusión, es necesario apostar por programas de prevención, una ayuda inmediata y preventiva puede frenar situaciones de sinhogarismo“. 

Pero “combatir el sinhogarismo y la situación de mujeres en calle que sufren agresiones no está en la agenda política”, claman desde esta asociación. Tanto que en Logroño no hay ni un estudio con un diagnóstico de la situación del sinhogarismo más allá del que anualmente elabora Cáritas, según las personas que acuden a la entidad.

Las mujeres como esta víctima de violencia machista en La Rioja, que viven en la calle, están tremendamente invisibilizadas. El maltrato les ha destrozado la vida y han llegado a normalizar por completo la violencia. La mayoría no tienen red de apoyos y en La Rioja en sistema no está ejerciendo ese papel. “No es suficiente con que haya una plaza en un albergue, hace falta más para que situaciones como la de sufrió la última víctima mortal de la violencia machista en La Rioja no se repitan”.

Etiquetas
stats