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Ayuso se reúne con Sánchez decidida a seguir dando la batalla contra el Gobierno tras su reelección

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se saludan durante su comparecencia conjunta tras su reunión.

Fátima Caballero

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Casi un año después de que Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso se reunieran en la Puerta del Sol –en la que acabó conociéndose como la foto de las banderas–, poco ha cambiado en las relaciones entre los dos líderes políticos. Entonces, los datos de la pandemia disparados en la Comunidad de Madrid propiciaron una reunión de la que los socialistas acabaron arrepintiéndose, al verse atrapados en el juego de la presidenta madrileña, quien utilizó el encuentro para cargar contra el Gobierno. Diez meses después, el presidente y la dirigente regional vuelven a encontrarse. En esta ocasión, en el Palacio de la Moncloa. El motivo también es muy diferente, e inevitable: una visita protocolaria por la reciente investidura de Ayuso tras los comicios del 4 de mayo, que la dirigente del PP ha decidido utilizar para seguir atacando al Ejecutivo.

Las posturas entre ambos líderes continúan irreconciliables. Ayuso, que se impuso con amplio margen en los comicios haciendo bandera de su enfrentamiento de lo que llamó “el sanchismo”, está decidida a seguir haciendo de la confrontación con el Gobierno su leitmotiv como presidenta de Madrid. En Moncloa enmarcan la reunión en el protocolo que se aplica de forma habitual cuando toma posesión un presidente autonómico, y lamentan la dirigente madrileña se sitúe en la oposición constante a cada una de sus decisiones.

Ayuso ha discrepado en todo de las decisiones del Gobierno de coalición en el último año y medio: en educación, en sanidad, en fiscalidad, en economía... Y todos los mensajes de la presidenta estos últimos días dan a entender que el encuentro de este viernes seguirá incidiendo en esa estrategia de confrontación. “No vamos a ir tanto a reivindicar que nos den como a pedir que nos dejen trabajar y que nos dejen en paz y que no nos cambien el país por la puerta de atrás”, aseguraba Ayuso este jueves durante su intervención en la Asamblea de Madrid.

La postura del Gobierno ha sido la de hacer caso omiso a las provocaciones de Ayuso, excepto durante la campaña electoral, cuando Pedro Sánchez decidió bajar al barro de la trifulca política por unos días. Apuntar a La Moncloa fue la estrategia inicial desde la Puerta del Sol, cuando la presidenta madrileña convocó las elecciones anticipadas y acuñó el lema “socialismo o libertad”. Poco después la campaña se convirtió en un duelo entre la gestión de Ayuso y la del Ejecutivo central. En medio de ese escenario, en el que Sánchez comenzó a protagonizar los mítines del PSOE, la actuación más sonora del presidente fue cuando cuestionó los datos de contagios que proporcionaba el Gobierno regional en una conversación informal con periodistas en el avión oficial durante la gira por África. Ya la última semana de campaña, el presidente del Gobierno decidió desaparecer, ante los malos resultados que las encuestas pronosticaban para su partido (y que se cumplieron).

Díaz Ayuso y su entorno consideran ahora que su éxito en las elecciones del 4M –en los que dobló los escaños y absorbió a Ciudadanos– tuvo que ver precisamente con esa oposición institucional constante al Gobierno. De ahí que no vaya a cambiar ni un ápice la estrategia que ha marcado cada una de sus decisiones en el último año y medio, y hasta pide que otras autonomías la repliquen.

Ayuso ha asumido el papel protagonista en la oposición contra el Gobierno central desde que llegó al Ejecutivo madrileño en 2019. Un protagonismo que se ha acrecentado con la pandemia, lo que la ha situado en esta cuestión por encima del líder de su formación, Pablo Casado. La dirigente del PP ha ido desgranando en las numerosas intervenciones que ha tenido a lo largo de esta semana cómo plantea el encuentro con Sánchez, a la vez que avanzaba algunas de sus primeras decisiones, como la presentación en la Cámara madrileña de una ley educativa que pretende dejar en papel mojado la ley Celaá recientemente aprobada.

La postura de líder frente a Sánchez es una cuestión que Ayuso no va a dejar de explotar. En el encuentro que debería servir para hablar de las cuestiones de Madrid, la presidenta autonómica planteará su posición contraria a los indultos a los independentistas catalanes. Una de sus ideas estrella, desvelada hace un par de semanas, es la de proponer que sean los propios empresarios catalanes quienes financien “con sus impuestos” el “camino a la independencia”. “Esta va a ser una de mis prioridades”, afirmó.

En el PSOE consideran que Ayuso es un problema para Casado porque le resta capacidad como líder nacional y su extremismo va en contra del giro centrado que ha pretendido dar presidente del PP los últimos meses. Estas acusaciones, sin embargo, no hacen pestañear ni un ápice a Díaz Ayuso, que ante estas críticas defiende que su estrategia ha situado a la región a la cabeza. “Nos hablan siempre del poder que se supone que usamos desde aquí para hacer oposición, pero nunca la Comunidad de Madrid había sido tan fuerte”, defendía Ayuso este jueves en el Parlamento regional, donde aseguraba que pedirá más financiación para educación y sanidad, así como fondos europeos.

La presidenta madrileña insistirá frente a Sánchez en que es una administración con “infrafinanciada” y pedirá más fondos al presidente, pese a que ha prometido la “mayor rebaja fiscal de la historia”, con una reducción del IRPF generalizada que beneficiará a las rentas más altas, y que llevará a la Asamblea el próximo otoño junto con los presupuestos. Madrid es también una de las regiones que bonifica al 100% el impuesto de Patrimonio, por lo que deja de recaudar más de 1.000 millones al año, además de otros impuestos como el de Sucesiones, lo que para muchas comunidades supone una “competencia desleal”.  

Precisamente sobre la mesa también estará la llamada “armonización fiscal” anunciada hace meses por el Gobierno y que pretende establecer un régimen fiscal común en todos los territorios para terminar con esas desigualdades. Ayuso se ha posicionado en contra y está dispuesta a dar la batalla en todos los frentes para defender su modelo de bajos impuestos mientras merma servicios públicos.

Lo que ocurra este viernes aún está por verse, pero no hay duda de que Ayuso lo tendrá todo medido, al igual que aquel 21 de septiembre de 2020 en el que la presidenta madrileña decidió seguir acrecentando su brecha contra el Gobierno lanzando una retahíla de reproches. En la nueva cita nadie espera ya sorpresas.

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