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Examinarse de selectividad en la pandemia: “La Consejería de Educación hace cero esfuerzo extra”

ESPAÑA UNIVERSIDAD EVAU

Marta Maroto

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Con un mes de retraso y exámenes adaptados a la situación provocada por la Covid-19, las pruebas de la EvAU, la Evaluación para el Acceso a la Universidad, arrancan el próximo lunes con las medidas sanitarias que dicta la nueva normalidad. Los sindicatos denuncian falta de previsión por parte de la Consejería de Educación y de personal docente, y ponen sobre la mesa la desigualdad que estos meses de confinamiento y ERTE han evidenciado entre los cerca de 40.000 estudiantes que se presentan a las pruebas. 

“La Consejería de Educación hace cero esfuerzo extra”, opina Isabel Galvín, portavoz de educación de CCOO de Madrid. Galvín considera que la falta de respuesta de la administración, que ya durante la pandemia no sustituyó a los profesores que se daban de baja, apunta, hace que la responsabilidad de que “las pruebas vayan bien” recae sobre los hombros de alumnos, profesores y el personal de la universidad. 

Los días de exámenes se amplían de tres a cuatro, de manera que se reducen a la mitad el número de alumnos en cada jornada, según informó el consejero de Universidades de la Comunidad de Madrid, Eduardo Sicilia. En las mismas declaraciones anunció que se desplegarían dispositivos policiales y del Samur en el exterior de todas las sedes, que pasan a ser 60 en un total de 11 campus. 

En el interior de las universidades, las instrucciones para prevenir la Covid-19 insisten en medidas ya conocidas como el uso de mascarilla, se recomienda una por examen, así como del gel desinfectante, el respeto de la distancia social y la prohibición de compartir material con otros compañeros. 

Para evitar las aglomeraciones que otros años solían formarse minutos previos a la entrada al examen, se han ampliado el número de aulas —que no el de profesores, insiste Galvín— y se ha pedido a los estudiantes que acudan al menos una hora antes a la clase. Entre las ocho y las nueve de la mañana es el momento de más riesgo, ya que es cuando van a coincidir mayor número de alumnos. 

Podrán tomar asiento, dejando su mochila debajo de la silla y no en una misma zona como antes, y una vez colocados será cuando se pase lista. La persona responsable podrá pedir al alumno que se retire la mascarilla si tiene problemas para identificarle en la foto del DNI, que se deberá dejar encima de la mesa. 

Una de las medidas que llaman la atención en los protocolos de las universidades es la petición a los alumnos de abandonar el campus si no están haciendo el examen. Las zonas de descanso o cafeterías no se pueden utilizar, y preocupa también el uso del agua y lavabos. 

“La Consejería se ha reunido tarde con el Canal de Isabel II”, apunta Galvín, quien afirma que profesores y alumnos demandaban la instalación de puntos de avituallamiento y refresco teniendo en cuenta el calor del mes de julio en unas pruebas que para muchos alumnos significan un grado alto de nerviosismo. 

Finalmente, se ha acordado que se repartirán botellas de medio litro y los baños se habilitarán para los llamados ‘grupos burbuja’, es decir, para uso de los mismos alumnos que han compartido clases en el instituto. 

No habrá toma de temperatura porque todavía no está claro si vulnera los derechos de los menores de edad, y porque la espera al sol y el estrés de la prueba pueden alterar el resultado. Estas son las obligaciones de los estudiantes y el protocolo de actuación durante el desarrollo de la prueba que, una vez terminada los docentes se llevarán a casa en sobres higienizados. 

La preocupación sanitaria se centra, a partir de este momento, en la corrección de los exámenes. Los folios no pasarán ninguna cuarentena, ni se han ampliado los plazos de entrega. 

La Comunidad de Madrid simplemente pide que las revisiones se hagan con mascarilla, que no se mueva mucho el papel y que se lleve a cabo en habitaciones aireadas, explica CCOO. Para esto el profesorado ha pedido la habilitación de salas dentro de la universidad, algo que, continúan desde el sindicato, no se ha permitido. 

Más allá de las medidas sanitarias, coincide también el sindicato Frente de Estudiantes, la ansiedad y el estrés ya habituales en la selectividad se ve incrementada por meses de confinamiento. “En este curso se han evidenciado las carencias y desigualdad del sistema educativo y con las que llegan los alumnos a la prueba”, sostiene Selena Fresneda, coordinadora interna del Frente de Estudiantes de Madrid. 

Entre los grupos estudiantiles han surgido voces que pedían incluso la anulación de la EvAU, y que solamente la nota de Bachillerato contase para el acceso a la universidad. Profesores y estudiantes apuntan a las dificultades que ha tenido, sobre todo la escuela pública, a adaptarse a la realidad del confinamiento. 

La falta de medios, la dificultad de comunicación con los docentes y la crisis económica han provocado que en muchos centros se hayan formado cajas de resistencia para poder pagar las tasas de la selectividad a las familias como menos recursos, una cifra que ahora ronda el centenar de euros y que habría subido un 10% frente al año anterior, según CCOO.

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