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Almeida trata de escenificar normalidad con Ciudadanos y el Ayuntamiento está en manos de Villacís

La Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Ayuso (2-i), se reúne con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (i), la vicealcaldesa de la capital, Begoña Villacís (d), y el vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio Aguado (2-i), durante un encuentro celebrado en Madrid. EFE/Luca Piergiovanni/Archivo

Sofía Pérez Mendoza

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Tras la ruptura de PP y Ciudadanos en la Comunidad de Madrid el Ayuntamiento pende de la vicealcaldesa Begoña Villacís. El terremoto con epicentro en Murcia desatado a primera hora de la mañana con la alianza entre Ciudadanos y PSOE para desbancar al PP del Gobierno regional se replicó con toda su fuerza en Madrid con una convocatoria electoral sorpresa por parte de la presidenta, Isabel Díaz Ayuso.

En el Ayuntamiento, los socios de PP y Ciudadanos que se acusaban de alta traición mutuamente en Murcia y la Asamblea de Madrid, trataron de escenificar calma durante la jornada más convulsa en los últimos lustros de la política regional. Ningún grupo municipal se atrevió este jueves a moverse públicamente a la espera de que se arroje luz sobre el embrollo jurídico que puede terminar con el adelanto de las elecciones en manos de los tribunales.

La única posibilidad de cambio en esta plaza pasaría por una moción de censura de la izquierda apoyada por Ciudadanos. El Gobierno municipal no tiene potestad para convocar elecciones anticipadas, como sí ocurre a nivel regional. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, también portavoz del PP, intentó durante todo el miércoles rebajar el tono con sus socios y trasladar que el Ayuntamiento “seguía trabajando unido” mientras se desataba la guerra entre la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, y el que hasta ahora era su vicepresidente, Ignacio Aguado. En el Palacio de Cibeles insistieron durante todo el jueves en que el Gobierno no está en riesgo.

El equipo de Almeida se aferra a que Ciudadanos mantendrá la estabilidad en la capital tras la implosión en un solo día de tres gobiernos regionales como consecuencia de la decisión tomada en Murcia con el aval de la presidenta del partido, Inés Arrimadas. Mientras, la dirección nacional del PP, de la que el alcalde forma parte, sitúa al partido naranja en un “frente de izquierdas” contra los “gobiernos de la libertad” y abre la puerta a los dirigentes de Ciudadanos “defraudados”.

En medio de este fuego cruzado, la convivencia entre el alcalde y la vicealcaldesa se prevé muy complicada si el Gobierno sobrevive. Por eso, el primer edil ha decidido adoptar un perfil bajo poco habitual en sus comparecencias públicas, donde últimamente ejercía de látigo de sus rivales. “He estado toda la mañana trabajando como alcalde. Comparto la decisión porque la confianza es absoluta, pero sin saber qué ha pasado y cómo ha pasado”, aseguraba a mediodía del miércoles en un acto en Madrid Río con un público que parecía ajeno al tsunami que se le había venido encima a la política madrileña. A lo largo de la tarde no ha aparecido en medios de comunicación ni las tiene previstas entrevistas para este jueves, donde se verá por primera vez las caras tras lo ocurrido con todos los concejales del Ayuntamiento, azules y naranjas, en la Junta de Gobierno semanal. El día después coincide con una jornada repleta de actos institucionales para recordar a las víctimas del atentado terrorista del 11-M.

La izquierda ya sondeó hasta dónde estaba dispuesta a llegar Begoña Villacís y sus diez concejales en las negociaciones para la investidura en junio de 2019. Entonces, la formación naranja eligió a PP y a Vox (aunque con estos últimos se negó a estampar ningún acuerdo de Gobierno) pese a que la lista más votada fue la de Más Madrid que lideraba entonces Manuela Carmena. Ahora, casi dos años después, fuentes del grupo municipal aseguran que “no es el momento” de una moción de censura porque hay que “dar sosiego” en medio de lo que será una feroz campaña electoral. Si es que finalmente se celebran las elecciones.

La ruptura en Murcia y sus ecos han generado incomprensión en las filas de Villacís porque “ha sido peor el remedio que la enfermedad”. A las 12.30 horas, apenas diez minutos antes de que el vicepresidente y portavoz de la Comunidad de Madrid anunciara entre duras críticas la decisión de Isabel Díaz Ayuso de convocar elecciones anticipadas, la vicealcaldesa negaba el “efecto dominó”. “Si alguien quiere ver o emprender un efecto dominó, será responsabilidad exclusivamente suya”, lanzaba en alusión al PP a través de un mensaje de Twitter, probablemente ya conocedora de lo que estaba a punto de ocurrir en la plaza de Pontejos, donde tiene sede la Portavocía del Gobierno. En el grupo municipal cunde la idea de que ha fallado el cálculo de daños y temen un resultado que condene al partido a la desaparición en la cita electoral del 4 de mayo.

Más Madrid y PSOE, en un segundo plano

Más Madrid y PSOE, los dos partidos que han presentado sendas mociones de censura en la Comunidad de Madrid para cortar el paso al adelanto electoral de Ayuso, evitan sin embargo dar más pasos en el Ayuntamiento. En la capital, el grupo mayoritario es Más Madrid, con 19 ediles (los cuatro díscolos aún no han abandonado el grupo oficialmente), y no el Partido Socialista con ocho escaños.

El PSOE mira a los de Rita Maestre para que sean ellos los que lancen la primera piedra para construir una moción de censura. “Aquí no somos claves, es distinto”, aseguran fuentes del grupo municipal que avanzan que estarían dispuestos a apoyar dicha iniciativa independientemente de quien sea el candidato o candidata, “siempre que plantee un proyecto progresista”. “Desde hace tiempo vemos un gobierno roto en la ciudad. Venimos evidenciando las tensiones de Ciudadanos con el PP a raíz de los peajes que se están pagando a Vox”, afirma el portavoz socialista, Pepu Hernández.

Más Madrid considera que Ciudadanos paga ahora la “terrible decisión” de unirse a la extrema derecha. “Es terrible también para el propio partido, que no sabe dónde dirigirse”, apunta Rita Maestre, que augura también “inestabilidad” en el Gobierno tras la ruptura de la coalición regional. La formación política ya tanteó a Ciudadanos para evitar que los gobiernos dependieran de Vox en 2019 con un ofrecimiento expreso realizado al PSOE y a los liberales por el entonces líder regional Íñigo Errejón.

La izquierda cuenta con la baza de que la relación entre PP y Ciudadanos se había deteriorado en las últimas semanas por los intentos de los conservadores de echar el lazo a los concejales naranjas dentro de una estrategia para lograr la absorción de Ciudadanos tras los malos resultados en Catalunya. Habrá que esperar aún unos días a los siguientes movimientos.

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