Denuncian que autobuses de la EMT invaden una acera de Mejía Lequerica al girar

Vecinos del número 16 de Mejía Lequerica denuncian que los autobuses de la EMT procedentes de Barceló que giran hacia la calle Mejía Lequerica invaden continuamente la acera de esta última vía, con el consiguiente peligro que supone para los viandantes. A pesar de haberlo comunicado a la Junta Municipal de Centro, la comisaría de policía de Centro y la EMT, por el momento nadie les ha hecho caso.

Según ha explicado Alejandro Saracho, uno de estos vecinos, no es sólo que no les hayan hecho caso sino que la EMT niega la mayor respondiendo que la mayoría de los autobuses realizan bien el trazado y no se meten en la acera. Es precisamente la negación de un hecho que, según Saracho, se repite a diario y que ha documentado con abundante material gráfico (como el que acompaña a este artículo), lo que más subleva a los vecinos. «En el mejor de los casos es sólo el espejo del autobús el que penetra en el espacio de la acera. Esto son unos 30 centímetros de una acera que ya ha quedado de por sí bastante estrecha con las obras del entorno de Barceló», explica.

La ubicación del nuevo parking subterráneo de Mejía Lequerica, que se utilizará para la entrada de mercancías al mercado de Barceló, no parece que vaya a solucionar el problema, porque obligará a los conductores de autobús a trazar el giro de tal forma que invadan la acera. «Es un claro ejemplo de error de cálculo en el diseño de la ubicación del parking», asegura este padre de dos niñas pequeñas, que teme que cualquier día se encuentren de cara con uno de estos autobuses ‘invasores’ nada más salir de su portal.

Es más, justo donde gira el autobús hay un cajero automático de una sucursal bancaria y donde, según Saracho, nadie puede sacar dinero con tranquilidad por miedo a que llegue un autobús y se lo lleve por delante a poco que no trace muy bien la curva.

Los vecinos del número 16 de Mejía Lequerica reclamaron en su día que el centro polivalente de Barceló asumiera la entrada de sus mercancías y que ésta no fuera colocada frente a sus casas, «destrozándoles» la ubicación de sus viviendas. Una vez asumida la pérdida de aquella guerra, no desean perder también esta batalla y exigen que se ponga remedio a una situación peligrosa como la que denuncian.