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Cuando pusieron una bomba contra el cómico Leo Bassi y su público en el teatro Alfil

Imagen actual del Teatro Alfil

Somos Malasaña

1 de marzo de 2021 18:21 h

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La función, una oda al laicismo y contra el monoteísmo clásico, con el estilo inconfundible del agitador social y bufón, como gusta autodefinirse, Leo Bassi, granjeó al artista insultos y amenazas de muerte, pero nadie podía imaginar que la cosa pudiera desembocar en un intento de asesinato y aún en algo más: con el teatro lleno, un individuo colocó un artefacto explosivo de fabricación casera junto al camerino del cómico con la intención de que estallara en plena función.

La suerte, sin embargo, se alió con las posibles víctimas. Personal de seguridad del teatro vio salir al terrorista de una zona de acceso restringido y pudo desactivar la mecha del explosivo, que llevaba adosada una botella de gasolina que podía haber hecho que ardiera todo el local después de la deflagración.

Este ataque, cuyo autor jamás fue detenido, resultó ser el colofón de una serie de acciones continuadas de protesta e intimidación que tanto Bassi como el Alfil estuvieron sufriendo desde el mismo momento en el que comenzaron las representaciones de La Revelación, con pintadas y anónimos amenazantes incluidos y hasta con un intento de quemar la taquilla del teatro.

Una semana antes del fallido atentado, alrededor de 200 personas del partido político de extrema derecha Alternativa Española (AES) se habían manifestado en la calle del Pez en contra de la obra de Bassi. Por su parte, la asociación Centro Jurídico Tomás Moro presentó una querella contra cómico y teatro por ofender el sentimiento religioso.

Contratando seguridad privada, además de con el apoyo de las instituciones, de compañeros de profesión -que hasta protagonizaron una sentada en las butacas del Alfil- y de los responsables del teatro, Bassi mantuvo las representaciones de su polémica obra. También, convocada por la Coordinadora Antifascista de Madrid, el 10 de marzo de 2006 se produjo una concentración de respaldo a la libertad de expresión y a la del propio cómico.

Bassi, a través de su cuenta de la red social twitter, ha recordado hoy lo sucedido aquel 1 de marzo, hablando de momentos difíciles y de miedo y reivindicando al mismo tiempo que todo aquello le sirvió de inspiración para crear, sin ir más lejos, la capilla de la Iglesia Patólica que a día de hoy sigue sosteniendo en un local de Lavapiés.

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