Una mujer ensangrentada denuncia en Tesoro 28 una violación
Los incidentes sangrientos empiezan a ser algo habitual frente al número 28 de la calle Tesoro. Hace unas semanas eran visibles varias manchas de sangre en el suelo, después de una pelea a navajazos que acabó con una gran operación policial. Y este domingo la escena que contemplaron sus vecinos fue también sobrecogedora: una mujer manchada por sangre y heces pidiendo ayuda desesperadamente tirada en el portal de enfrente.
Los hechos se produjeron entre las 16.00 y las 17.00 del domingo, indican varias fuentes vecinales a Somos Malasaña. Al parecer la mujer había sido supuestamente agredida esa misma tarde en el interior del bajo de Tesoro 28, el narcopiso que desde hace meses tiene aterrorizados a los vecinos de este inmueble y de otros cercanos. Varios coches de Policía y del Samur acudieron rápidamente a la zona y se llevaron a la víctima.
La agresión del domingo fue presuntamente la última que sufrió esta mujer durante el fin de semana. Al parecer y según las mismas fuentes vecinales, también acudió a la policía un día antes denunciando una violación que habría tenido lugar en la noche del viernes al sábado en los alrededores de la calle Luna. Pero finalmente no quiso rellenar el atestado con los hechos y acabó volviendo al narcopiso de Tesoro 28, del que al parecer es habitual.
“Hasta que no muera alguien”
“Hasta que no muera alguien”
Agresiones, peleas, robos, violaciones, incendios provocados, prostitución y hasta presuntos secuestros. La lista de incidentes y delitos va a más cada día y todos tienen origen en el mismo punto de Malasaña: la antigua portería de Tesoro 28, convertida en un punto de venta de droga desde que una mujer se atrincherara en la vivienda.
Los vecinos relatan que el patio de este piso, que comunica con otros tres edificios de la zona, sirve para acumular restos de objetos robados y, ahora en verano, es un foco de alaridos a cualquier hora: “Pueden empezar a gritar a las 4 o 5 de la mañana, todos los días”, narra una vecina. “No hay noche que no haya pelea”, añade, que van acompañadas de roturas de objetos y amenazas de muerte. La Policía y el Samur acuden varias veces a la semana por diferentes avisos.
La situación ha llegado al punto de que los vecinos, desesperados, les increpan por las ventanas cuando el jaleo no les deja dormir. “Somos drogadictos, dejadnos en paz”, les responden. Muchos se sienten desamparados ante la administración y empiezan a temer que la situación solo se arreglará con un suceso fatídico: “Hasta que no muera alguien en Tesoro 28 parece que nadie va a hacer nada, y empezamos a estar cerca de eso”, dicen.
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