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Los refugios antiaéreos bajo un altar de Tetuán y otros búnkeres de Madrid proyectados en la posguerra

Iglesia de San Antonio

Luis de la Cruz

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La presencia compacta de la Iglesia de San Antonio, en el número 150 de la calle de Bravo Murillo, no pasa inadvertida al paseante. Los niños juguetean a la entrada del popular colegio del mismo nombre, cuya puerta se sitúa junto a la entrada del templo católico. En las escalinatas, se sientan uno o dos mendigos. Frente a las puertas, una mesa donde se venden estampitas, cuyos rectores conversan con la feligresía recurrente a las horas de misa. Un paisaje humano que enriquece un exterior arquitectónico sin mucha sal, “interpretación con una estructura de hormigón del austero barroco madrileño, realizada en los años de posguerra”, en palabras de la guía del Colegio de Arquitectos de Madrid

Antonio Ortiz, historiador, vecino y activista de la Casa Vecinal de Tetuán, nos ha hecho llegar el proyecto original con las licencias de construcción de la iglesia y el convento de San Antonio. El expediente comienza en 1943 con las gestiones para demoler los muros de las edificaciones anteriores (en el solar hubo antes un colegio de religiosas mercedarias, que fue incendiado en mayo de 1931). A continuación, se encuentra el proyecto de edificación del complejo y una sorpresa inesperada: el detallado plan para construir en él dos refugios antiaéreos.

Dichos refugios se diseñaron contiguos, con un tamaño de 55 metros cuadrados, puertas blindadas y salidas independientes a unas antecámaras comunes con escaleras de acceso. El muro de contención quedaba justo debajo del altar mayor, protegido por otro muro de hormigón armado.

El refugio estaba pensado para albergar en caso de bombardeo a los 70 miembros de la congregación (más otros 30 “habitantes eventuales”). El proyecto, quizá poniendo paños calientes, especificaba que en caso de producirse un bombardeo “habiendo gran número de feligreses en el templo”, estos podrían escapar por una de las cuatro salidas de la iglesia a la calle para dirigirse al refugio más cercano.

El origen de los planos que incluimos en el artículo hay que buscarlo en la legislación franquista de la posguerra, atendiendo al contexto bélico de la Segunda Guerra Mundial. En nombre del concepto defensa pasiva (“seguridad de la población civil contra agresiones exteriores y catástrofes naturales”, según el diccionario) el Régimen intentó recuperar parte de los refugios republicanos y construir otros nuevos.

Para ello, dio continuidad a las Juntas de Defensa Pasiva que existían en el periodo republicano con el Decreto de veintitrés de enero de 1941 (que creaba la Junta de Defensa Pasiva). Habrá que esperar a julio de 1943 para encontrar la puesta en práctica de las medidas y aún a la Orden de octubre de este año firmada por Luis Carrero Blanco para entrar en mayor detalle.

La idea era dotar a las poblaciones de más de 20000 habitantes y a otras más pequeñas de carácter estratégico de una red de refugios aéreos, para lo que se trabajaba sobre los permisos de edificación. El 13 de noviembre de 1944 un nuevo Decreto deja en suspenso parte de la normativa a la que nos estamos refiriendo en aras de acelerar la reconstrucción del parque de vivienda, eliminando la obligatoriedad de construir refugios (que complican, encarecen y retrasan) en edificios destinados a pisos, pero manteniendo la medida para el resto de construcciones públicas “y los particulares en igualdad de condiciones”.

Aunque muchos proyectos quedaron abandonados por su alto coste económico, los situados en fábricas o teatros se llevaron a cabo en mayor medida. ¿Se llegarían a construir los aprobados en el proyecto de construcción de la iglesia y convento de San Antonio? A día de hoy, lo desconocemos.

La Iglesia de San Antonio

El proyecto de la iglesia y el convento de San Antonio al que hemos tenido acceso viene firmado por el arquitecto Julián Laguna Serrano, facultativo afecto al régimen que representó como procurador en las Cortes franquistas a los colegios profesionales de su profesión, ostentó la condición de Caballero Mutilado, perteneció a la Asociación Católica Nacional de Propagandistas y destacó como arquitecto, entre otras cosas, por su trabajo en la zona residencial de la colonia Puerta de Hierro o su labor como Comisario de Ordenación en los años cincuenta.

Otro nombre importante en la génesis de la iglesia es el de Eleuterio García Rodríguez, el hermano que bregó con el Ayuntamiento en las cuitas administrativas de la construcción del complejo religioso. Teólogo y Padre Provincial de la congregación, su vida estará ligada al nuevo convento a partir de ese momento, pasando allí el resto de sus días.

La construcción de una nueva iglesia tiene que ver con la política consciente del régimen en la inmediata posguerra de situar en los barrios elementos centrales en el imaginario de los vencedores, como iglesias o centros de Falange, que también sirvieron como centros de control de la población. Era también, por supuesto, una iglesia. En su impulso, además de los franciscanos capuchinos, tuvo que ver Doña María del Carmen Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas, Condesa De Gavia. Se dice que dentro de la primera piedra de la iglesia, que se colocó en noviembre de 1944 y aún se puede contemplar en la fachada principal, hay una caja de plomo que contiene un pergamino que explicita su patrocinio. Además, su escudo de armas adorna la fachada de la iglesia y su cuerpo descansa embalsamado dentro del templo. El 14 de diciembre de 1947 se inauguró el Santuario de San Antonio de Padua de Cuatro Caminos (así se llama) y en 1948 empezó a funcionar el colegio de San Antonio.

Menos conocido que su labor religiosa, que se prolonga hasta la fecha, con dispensario y centro de día también, es que la iglesia sirvió de escenario para algunas acciones antifranquistas. Según recoge Francisco Arriero Sanz en su tesis doctoral, en 1968 varias militantes del Movimiento Democrático de Mujeres–cuya sección en Tetuán tuvo bastante importancia– acudieron a misa:

“De pronto y cuando el público se disponía a salir, una joven se sube a un banco, ruega la escuchen todos y rápidamente informa sobre la situación de los presos político-sociales y pide solidaridad con ellos y sus familiares. Varias personas la interrumpen con hostilidad, otras muchas escuchan con asombro y atención. Súbitamente el padre Prieto, se presenta ante la joven, la sujeta con brusquedad y dice que se la lleve a la policía. Ella logra escapar con la ayuda de otras personas”

Algo más se ha hablado de que el Frente de Liberación Popular (FLP, conocido coloquialmente como FELIPE) nació en 1958 tras una reunión en la iglesia de la calle Bravo Murillo. La peripecia de la Iglesia de San Antonio nos señala que, por mucho que estén a la vista, los edificios encierran secretos e historias...y muchas de ellas siguen esperando a que las conozcamos.

 

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