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El cuaderno que nos permitirá orientarnos por los restos de la defensa de Madrid en la Dehesa de la Villa

Trincheras en la Dehesa de la Villa

Luis de la Cruz

12 de noviembre de 2025 21:00 h

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Que la Dehesa de la Villa y sus alrededores cuentan con distintos restos de la guerra de España en los años treinta es algo que sabe mucha gente. Sin embargo, son muy pocos los vecinos que son capaces de orientarse en la inmensidad del pinar para localizarlos todos y, mucho menos, ponerlos en contexto y dar coherencia al relato que cuentan los restos materiales.

Antonio Ortiz, historiador local del distrito de Tetuán y activista vecinal –actualmente desde la Casa Vecinal de Tetuán– pone ahora claridad y contexto a los restos materiales de la defensa de Madrid en el gran parque. Lo hace con un cuaderno que ayuda a guiarse por trincheras, fortines o restos del bombardeo.

Plano de los restos de la defensa de Madrid en la Dehesa de la Villa. Los puntos se vana explicando en el cuaderno

El librito será presentado el próximo jueves, 13 de noviembre, en Espacio Lorenzana, un centro de trabajo con un espacio dedicado a organizar eventos culturales y vecinales en el área de la calle Francos Rodríguez. La puesta en común del cuaderno de Ortiz continuará el domingo 16 con un paseo por los restos de la guerra en la zona, que se llevará a cabo en el marco de las XXVIII Jornadas de la Dehesa de la Villa, organizadas por la asociación de San Nicolás-Dehesa de la Villa con la colaboración de la plataforma Salvemos la Dehesa de la Villa y la Casa Vecinal de Tetuán.

El texto –y las numerosas fotos que lo ilustran– nos retrotraen al Colegio-Asilo de La Paloma (actual IES La Paloma). Sus alumnos más mayores nutrieron las milicias que se opusieron al golpe de Estado franquista. El centro fue bombardeado en varias ocasiones entre los meses de noviembre del 36 y enero del 37 y, según explica el historiador, “en la zona trasera de la tapia se puede observar, junto al actual frontón, partes aspilleradas para su posible uso defensivo”.

Justo enfrente, encontramos la recién estrenada Junta Municipal de Moncloa-Aravaca, que se ha instalado en el edificio del Grupo Escolar Francisco Giner de los Ríos, inaugurado en 1933. Durante la guerra siguió funcionando un tiempo, albergó el acantonamiento de la columna Durruti y fue centro de adiestramiento de milicianos del Quinto Regimiento.

Bajo la calle Pirineos, en cuyos aledaños estuvo la vivienda de Largo Caballero, debió haber un subterráneo al que se accedía junto al quiosco La Paloma y que enlazaba con el Colegio de Huérfanos Ferroviarios. Su tamaño, explica el texto, permitía el paso de camiones. Todavía vecinos de la zona que estudiaron en el Andrés Manjón (nombre del Giner de los Ríos durante el franquismo) recuerdan un subterráneo del colegio a este punto. Justo al lado, se sitúa la clínica Isadora, cuyos muros de ladrillo aún ofrecen la vista distintos impactos de obús y otros proyectiles.

Aparecen, como no podía ser de otra forma, los distintos búnkers y fortines que se conservan en la Dehesa de la Villa, con las troneras tapiadas y semienterrados los más. El de la propia calle de los Pirineos , el de la ladera del canalillo, o el llamado de la curva de resalte.

Mención aparte merece el mítico Cerro de lo locos, que contó con una batería y tres líneas de trinchera (según aporta GEFREMA, Grupo de Estudios del Frente de Madrid). Aunque algunas de las trincheras están desaparecidas, podemos ver algunas de ellas en la pista de bici-cross.

Escuchar los restos materiales ocultos de la defensa de Madrid y a quienes, como Ortiz, los han rastreado durante años, nos permite ampliar los significados del espacio. La Dehesa de la Villa es, por muchas razones, algo más que un parque o un bosque urbano.

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