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Prueba del Smart EQ Fortwo, el rey de las distancias cortas

Smart EQ Fortwo.

Pedro Urteaga

Hace poco menos de un año, Smart se convirtió en la primera marca europea que solo vende coches eléctricos. Desde entonces, el ya clásico biplaza de Daimler se ha popularizado no ya entre quienes lo han comprado o lo usan bajo alguna fórmula de renting, sino también entre los usuarios de la plataforma de coche compartido Share Now (antes Car2Go).

Todos ellos saben ya que el Smart EQ -como se denomina desde que abandonó los motores de combustión- es de esos coches que no engañan, ya sea en su carrocería cupé o cabrio, en el modelo Fortwo, o 2+2 (ForFour). Especialmente el primero, tiene una inequívoca vocación urbana, dispone de capacidad de carga para transportar la compra y poco más e incorpora el equipamiento justo, ni más ni menos.

Es desde esta perspectiva como debe juzgarse el desempeño del modelo que hemos probado en los últimos días, el EQ Fortwo cupé. Con una batería de 17,6 kWh, ofrece una autonomía oficial de 133 kilómetros en ciclo WLTP, una cifra que sobre el papel permite utilizarlo uno o dos días antes de cargarlo. Dando por hecho que quien adquiere un coche como este tiene un cargador a su disposición, esta corta autonomía no debería suponer un problema.

Sí es indudable, en cambio, que circular casi permanentemente con menos de 100 kilómetros de autonomía en el cuadro de instrumentos provoca cierto grado de ansiedad por si surge un imprevisto, pero suponemos que uno debe de acostumbrarse con el tiempo.

En el uso real al que hemos sometido al Smart, el consumo medio se ha situado en 15,8 kWh/100 km, que no es demasiado bajo para un modelo que no llega a los 1.100 kilos de peso en vacío y hace posible recorrer poco más de 100 kilómetros, y eso siendo extremadamente cuidadosos con la velocidad y las aceleraciones y manteniendo apagado siempre el climatizador, que -como es habitual cuando la batería es de escasa capacidad- merma el alcance que ésta puede proporcionarnos.

A falta de levas para regular la regeneración de energía o de una posición del cambio que trabaje en el mismo sentido, aquí solo podemos recurrir a una función Eco con la que ganamos unos pocos kilómetros, a costa, eso sí, de limitar la velocidad máxima a 90 km/h además del rendimiento de la climatización, en caso de usarla.

Si se conduce ligero y desentendido de la eficiencia, o bien se sale del centro de la ciudad -aunque solo utilicemos vías periurbanas-, la autonomía se ve muy seriamente perjudicada. De ahí que el ciclo de pruebas WLTP, que incluye tanto tramos urbanos como de carretera, otorgue un consumo combinado de 17,4 kWh/100 km, superior al conseguido en nuestra prueba, que ha procurado no salirse del entorno de distancias cortas en que el Smart tiene verdadero sentido.

Una vez se deja bien sentado el hábitat del que no conviene alejarse, es el momento de empezar a disfrutar de las cualidades bien conocidas del Fortwo. La rapidez de respuesta del motor eléctrico de 82 CV es la primera de ellas, junto con el silencio de que se disfruta a bordo, roto solo por el sonido artificial incorporado para alertar de nuestra presencia a los viandantes.

La amplitud es otra de las virtudes más relevantes, aunque a muchos les pueda sorprender, pues, al renunciar a soluciones de compromiso, como instalar dos asientos traseros inutilizables, Smart sirve dos únicas plazas realmente amplias, tanto que las personas cercanas a los dos metros de estatura no suelen encontrar en el mercado otro modelo en el que puedan conducir más cómodamente.

Qué decir de la agilidad de un vehículo de 2,69 metros de longitud y que necesita apenas 6,95 metros para girar entre bordillos. Esto último genera la sensación de que prácticamente gira sobre sí mismo, lo que puede ser cómodo y hasta divertido a bajas velocidades pero, como es sabido, obliga a llevar cuidado en las circunstancias contrarias si se quiere evitar una reacción demasiado nerviosa.

A la venta desde 24.450 euros según precio de tarifa y en cuatro niveles de equipamiento -estándar, Passion, Pulse y Prime-, el Smart EQ Fortwo lleva de serie elementos como el apoyabrazos central, los sensores de aparcamiento traseros y la frenada automática de emergencia. Otros disponibles son el techo de cristal, la cámara trasera de ayuda al aparcamiento, luces de led para todas las funciones, limpiaparabrisas de encendido automático, luces de ambiente interiores, espejo retrovisor interior fotosensible y faros antiniebla avanzados, con función de iluminación en curvas.

Hemos echado en falta, sin embargo, detalles que son moneda corriente incluso en modelos mucho más asequibles, tales como la iluminación en los espejos de cortesía o la regulación en profundidad del volante, sin la que la posición de conducción puede no ser perfecta para según qué tipo de conductor.

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