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No solo más eficientes: las baterías de estado sólido son también más ‘limpias’

Laboratorio de desarrollo de baterías de estado sólido de Nissan

Pedro Urteaga

En los últimos años te hemos tenido al tanto en esta web de Motor sobre la evolución de una de las tecnologías que puede suponer el clic definitivo para el desarrollo de la movilidad eléctrica. Nos referimos a las baterías de electrolito sólido, superiores sobre el papel a las de iones de litio predominantes hoy en la industria. 

Lo que desconocíamos hasta ahora es que, además de sus virtudes intrínsecas, este tipo de baterías para el coche eléctrico puede reducir la huella de carbono de estos sistemas de almacenamiento de energía en casi dos quintas partes, lo que aumenta aún más la ventaja de los vehículos eléctricos sobre los alimentados por combustibles fósiles. 

Pues bien, esa es la principal conclusión a la que llega una investigación encargada por la conocida organización ecologista europea Transport & Environment (T&E). El trabajo lo ha realizado Minviro, una empresa especializada en el análisis del ciclo de vida de las materias primas, que ha comparado la tecnología emergente de estado sólido con la química actual de las baterías.

El análisis compara una batería de estado sólido NMC-811, que es una de las químicas más prometedoras que se están desarrollando hoy en día, con la tecnología actual de iones de litio. La tecnología de estado sólido utiliza material cerámico sólido en lugar de electrolitos líquidos para transportar la corriente eléctrica, lo que hace que, además, las baterías sean más livianas, más rápidas de cargar y eventualmente más baratas. Los fabricantes de baterías pronostican que las de estado sólido se utilizarán en vehículos eléctricos en la segunda mitad de la década.

Una marca como Toyota, que antes de la pandemia se proponía incorporar estos dispositivos ya en 2022, señala ahora a 2025 como la fecha en que finalmente podrían recalar en alguno de sus modelos, y no necesariamente en uno eléctrico, sino tal vez en un híbrido. Nissan, por su parte, ha anunciado que los empleará en el año 2028.

Cecilia Mattea, experta en vehículos limpios de T&E, ha señalado respecto al informe de Minviro: “Los vehículos eléctricos ya son mucho mejores para el planeta que la quema de petróleo, y —además— la huella de carbono de las baterías está disminuyendo cada año. Pero la tecnología de estado sólido es un cambio radical porque su mayor densidad de energía significa que se necesitan muchos menos materiales y, por lo tanto, muchas menos emisiones para fabricarlos”.

La investigación establece que la nueva tecnología puede reducir el impacto ambiental de las baterías hasta en un 39% en comparación con las baterías de litio actuales, siempre y cuando —eso sí— las de estado sólido se produzcan con los materiales de origen más sostenible. Los nuevos métodos de minería, incluida la extracción de litio de pozos geotérmicos, tienen impactos climáticos significativamente más bajos que las fuentes más utilizadas, como el litio de roca dura extraído en Australia y refinado en China, explica la organización ecologista, que opera en las altas instituciones comunitarias europeas.

Las baterías de estado sólido podrían requerir hasta un 35% más de litio que la tecnología actual de iones de litio, pero en ellas se usa mucho menos grafito y cobalto. T&E señala que los requisitos establecidos en el Reglamento sobre baterías propuesto por la UE para que el litio se obtenga de manera responsable —en términos de impactos ambientales y sociales— y se recicle convenientemente constituyen “una política sin remordimientos” que garantizará que haya suficiente suministro para baterías de estado sólido.

Producción sostenible y responsable

A este respecto, Cecilia Mattea indica que “limpiar la forma en que extraemos y procesamos las materias primas en las baterías de estado sólido reducirá aún más su impacto ambiental. Será clave mejorar los métodos utilizados en la cadena de suministro. El Reglamento de baterías de la UE es una oportunidad para garantizar que todas las baterías fabricadas o vendidas en Europa se obtengan mejor, tengan una huella de carbono más baja y se reciclen al final de su vida”.

Los eurodiputados y los gobiernos de la UE están negociando actualmente el texto final del nuevo Reglamento sobre baterías. T&E pide a los legisladores que se aseguren de que la legislación incentive la producción de baterías con una menor huella de carbono y aumente los objetivos de reciclaje de litio al 70% en 2025 y al 90% en 2030, objetivos más ambiciosos que los propuestos por la Comisión Europea. 

La organización considera que la norma también debe garantizar que las empresas estén obligadas a proteger los derechos humanos y el medio ambiente en todas las etapas de la producción de baterías.

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