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Noche francesa en Jazz San Javier

Cyril y Marc animando al público y dirigiéndolo

Andrés Garrido

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La XXIII edición de Jazz San Javier ha devuelto a los aficionados el regusto de poder presenciar dos conciertos de lo que es y significa, en el contexto europeo del jazz y la música en general, la “Chanson” y el acordeón junto con el piano. Francia fue influenciada en lo musical, como otras muchas naciones, debido a la gran corriente que fue llegando de otras culturas provenientes, fundamentalmente, del otro lado del Atlántico. El acordeón y el piano han sido instrumentos básicos de su folklore, pero los estilos latinos, los del propio jazz norteamericano llegados al país galo y otros de diferentes procedencias han influido en conformar una muy variada selección musical que, finalmente, se tomó como propia. Y de aquellos resultados, estas realidades que se vivieron en el escenario del Parque Almansa en la noche del pasado viernes, antesala de esta recta final de la presente edición de Jazz San Javier.

Para la ocasión, cincos músicos de París que fueron divididos en dos partes. La primera, a cargo del pianista italiano afincado en la capital francesa, Giovanni Mirabassi, que ya es conocido en San Javier. Mirabassi interpretó dos piezas en solitario para acompañar después, a una de las nuevas voces de esa “Chanson” gala que es Cyril Mokaiesh.

El pianista italiano Giovanni Mirabassi nació en Perugia, Italia, en 1970 y desde pequeño ha estado tocando este instrumento de manera autodidacta. Después cursaría estudios y perfeccionaría su técnica. Tras tener una primera experiencia a los 17 años momento en el que tocó con Chet Baker, viaja hasta Paris en 1992 para desde allí introducirse en los ambientes musicales y más en concreto, en los de la música de jazz. Su primer disco debut fue “Dyade - En bonne et due forme” en 1996. Desde entonces, Mirabassi se ha ido convirtiendo en un pianista indispensable en el contexto del jazz europeo. Sus primeras piezas en solitario para este XXIII Jazz San Javier fueron “Portrait In Black And White”, una creación de su admirado Chet Baker, junto con “You Don’t Know What Love Is” que no siendo creación de Baker sí fue un éxito de su repertorio y el de muchos otras artistas como Nina Simone o John Coltrane.

Tras los aplausos de rigor y los saludos aparece en escena el cantante Cyril Mokaiesh. Es uno de los valores en alza de la “Chanson” francesa y, creo, que dejó una demostración de ello interpretando poemas de varios autores de su país o que residen o residieron en él. “Écoute, ne M’ecoutez Pas” (“Escucha, no me escuches”) y “J'aimerais Tant Savoir” (“Me gustaría saber tanto”) fueron sus dos primeras canciones de ambos poemas del actor, cantante y poeta francés fallecido Philippe Léotard, tal y como explicó en un español preparado en una chuleta escrita, que el público supo premiar y apreciar logrando Cyril la simpatía del auditorio.

Acompañado por Giovanni Mirabassi, Mokaiesh siguió cantando letras con calado social como “Lonesome Piéton” (“Para el solitario Piéton”) y otra canción titulada “Parler Aux Angles” (“Hablar con ángulos”) que consiguió la atención de un público más acostumbrado a letras en inglés, pero respetuoso en todo momento con el dúo. Cyril Mokaiesh explicó, siempre en español (su chuleta, ya saben), que la siguiente canción a interpretar fue cantada por el ruso Vladimir Vysotski, que vivía en Francia exiliado porque estaba censurado en Rusia al ser considerado un poeta revolucionario. Tanto es así que sus discos, según explicó Cyril, eran vendidos en secreto. De este poeta y cantante interpretó “Rien Ne Va” (“Nada va”).

Parecía que aún nos quedaban unos treinta minutos de concierto, pero no fue así. Cyril Mokaiesh continuó tirando de chuleta para explicar en español que un poeta y cantante que murió joven (57 años), Allain Leprest, fue la que lo unió a Mirabassi haciéndoles grabar el álbum “Naufragés”, en 2015, del que prácticamente todas sus canciones conformaron este primer concierto del cantante Cyril Mokaiesh en Jazz San Javier. El tema se titula “Nu”, al que siguió “Les Enfants Rouges” (“Los niños rojos”) para despedirse, siempre en español, y dar las gracias por la asistencia con “C’est Peut-Être” (“Quizá sea esto”). Aplausos del público al finalizar este concierto que casi llegó a la hora de duración. No ofrecieron ningún bis, pero creo que en una parte del auditorio quedó un regusto por volver a escuchar cantar en francés y, sobre todo, recordar la “Chanson” francesa que nuestros oídos hace tanto tiempo no escuchaban.

La segunda parte de esta penúltima jornada de Jazz San Javier 2021 siguió teniendo aromas franceses, con el cuarteto que lideraban el acordeonista Marc Berthoumieux y Giovanni Mirabassi, y completado por la contrabajista y cantante Selène Saint-Aimé y el baterista Lukmil Pérez, habitual en las formaciones de Mirabassi. Primero, en formato trío, el pianista italiano interpretó dos composiciones propias tituladas “Les Chants Magnétiques” (“Cantos magnéticos”) y “Cinquantuno” (“Cincuenta y uno”), que el público premió con sus aplausos.

En ese momento, Marc Berthoumieux es recibido con una fuerte ovación del auditorio y dejan sonar una pieza integrada en uno de los discos del acordeonista. Se titula “El Astor”, en la que la voz de la joven contrabajista Selène Saint-Aimé hace la introducción para que Berthoumieux inicie una primera muestra de su maestría con el acordeón de botonera (el que más se da entre los músicos franceses) y sus sonidos nos llevan hasta el París bohemio de los pintores y músicos de Montmartre. Es, verdaderamente, evocador y al comprobar la excelente reacción del auditorio, el cuarteto interpreta “Les Choses de la Vie” (“Cosas de la vida”). El público disfruta del emotivo concierto que estos cuatro músicos están extendiendo por el auditorio del Parque Almansa.

El concierto iba creciendo en adeptos que, al comienzo, no lo eran tanto pero esa fuerza arrolladora del cuarteto y el sonido del acordeón los iban embriagando poco a poco, hasta vencerse a la evidencia. Para ello, otra copa musical más del disco del acordeonista publicado en 1998 y titulado “Les Couleurs D’ici” (“Colores de aquí”), que terminó por introducir plenamente en la actuación al más tímido de los asistentes.

Marc Berthoumieux y Giovanni Mirabassi poseen una sobrada experiencia y sociología sobre el público que asiste a sus recitales y el acordeonista se acercó más al frontal del escenario, para animar a los asistentes a que acompañaran el siguiente tema titulado “Le Bal des Mondes” (“El baile de los mundos”), haciéndolo sin rechistar. Bueno, aquello fue la guinda del pastel musical para culminar una entrega absoluta del público, que aplaudía sin cesar mostrándose eufóricos y muy acoplados a este cuarteto francés.

Y entonces llamaron a Cyril Mokaiesh, quien también fue recibido con una ovación unánime y en quinteto interpretaron “La Rúa Madureira” (“La calle Madureira”); una pieza de corte brasileño que ha sido interpretada por un buen número de músicos y cantantes. Cyril, que había observado entre bambalinas la reacción anterior del público, no se resistió a solicitarle más palmas y coros lo que hicieron de inmediato. A este público, no se le puede tocar las palmas porque se arranca y, luego a luego, no tiene un límite para acabar. El cuarteto liderado por Marc Berthoumieux y Giovanni Mirabassi y Cyril se despidieron con un saludo al respetable, quien insistía en que volvieran y regalaran, al menos, una más. Y no se hicieron de rogar (en Jazz San Javier es una obligación y todos, con una mínima excepción, sucumben al público). De nuevo en el escenario los cinco músicos franceses para premiar su entrega y comportamiento, con una pieza más del acordeonista titulada “Balakatun”, que todo el auditorio acompañó.

En definitiva, una noche encantadora y evocadora con la “Chanson” francesa para, en la segunda parte, adentrarnos por las calles, plazas y clubes del barrio parisino de los artistas, Montmartre, con el sonido del acordeón de Marc Berthoumieux y el acompañamiento del piano de Giovanni Mirabassi, el contrabajo de Selène Saint-Aimé y los sutiles toques del baterista Lukmil Pérez. Una noche para recordar y, por qué no, enmarcar. La próxima cita es con el pianista jamaicano afincado en Estados Unidos, Monty Alexander trío (toda una leyenda viva del género, a quien el festival le va a hacer entrega del Premio Anual por su trayectoria), para cambiar absolutamente el decorado hacia el soul explosivo que nos trae el grupo del cantante Steffen Morrison. No pierdan este hilo.

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