La primera vez que vine a Mauritania y bajé del avión, me acongojé (lo otro suena muy mal cuando se lee). Pensé que era un milagro que un avión aterrizara de noche en un aeropuerto así, una explanada de unos 4 km de largo, rodeado de ciudad, casi sin iluminación, con una humedad penetrante y que al bajar del avión tienes la sensación de que ni eso en Europa pasa por aeropuerto, ni un avión de esas características podría aterrizar en una pista como esa en España (18º05'44,45“N 15º56'56,69”O, coordenadas del aeropuerto en Google Earth).
Para que se hagan idea, no hay parches en el asfalto, porque todo el asfalto está, de hecho, parcheado en cada parche. La arena lo cubre todo, incluido la pista de aterrizaje. Sin embargo, cada vez que vengo me doy cuenta que realmente todo funciona. Los aviones de París, Casablanca o Las Palmas aterrizan y despegan cada día llevando turistas, hombres y mujeres de negocios, viajeros sin más. Sorprende realmente que una explanada así esté autorizada para vuelos internacionales.
Si viajan más al sur, pueden sorprenderse más aún: Bamako, Saint Louis, Dakar, Banjul o Abuja son aeropuertos similares. Es la suerte de no tener Boletines Oficiales que regulen todo de tal modo que para construir un aeropuerto en España, no puede bajar de los 250 millones de euros, seis veces más que para hacerlo en África.
En África, el símbolo del desarrollo es un aeropuerto, porque un aeropuerto te comunica con Europa o con Asia. Tener un aeropuerto te garantiza (si puedes pagarlo), poder viajar a Europa. Además es lo más barato, porque una carretera normalmente cuesta casi lo mismo en África, y el desierto tarda muy pocos años en destruirla. ¿Se imaginan que un país en donde le dijeran a un político que sólo tiene 40 millones de euros para hacer el aeropuerto que quiere y que además de esos 40 millones tiene que sacar sus corruptelas?
En África, cuando se construye un aeropuerto, normalmente es porque no se tiene otro medio de comunicación: ni carreteras, mucho menos ferrocarril. Así pasa que entre las dos ciudades más importantes de Mauritania, la capital Nouakchott y Nouadhibou, no hay carretera, tan solo una pista que recorre 480 kilómetros y por la que cada vez que hay tormentas de arena, mueren varios automovilistas que se pierden en el desierto. Si, esto pasa en 2015. Un aeropuerto en Africa es una explanada donde puede aterrizar un avión, nada más. Es lo más barato de construir y lo que menos problemas genera.
En el Sáhara occidental y en países del entorno, casi nada está regulado, entonces todo se puede hacer. Por esto los aeropuertos aquí son así. Los cables eléctricos se ponen con cinta aislante, la ferralla que se utiliza para los pilares de hormigón en Europa se montan desnudos para proteger un parterre en la calle... Por eso se fuma y en el tabaco no pone que fumar mata. Imaginen un país sin Boletines Oficiales los últimos 40 años; éste país tiene menos de 60 años de antigüedad y crece al 5% de media los últimos 20 años.
Pese al contraste, cada vez me adapto más al modo de funcionar. No me altero cuando me intentan sonsacar los funcionarios de inmigración 120 euros de una visa que ya pagué en Las Palmas ante el consulado. No me altero casi por nada.
Cuando me adjudicaron el despliegue de una Wifi de un hotel en Nouadhibou, me pareció un principio interesante para empezar poco a poco, con proyectos en este país. Un proyecto de menos de 10.000 euros pero con la ilusión de que un ingeniero español vendrá a arreglar el desastre de red que montó un técnico local, que será mi ayudante y técnico instalador local aquí por cuestión de costes y deseo del dueño del hotel.
Les describo la situación: un ingeniero blanco que un gerente de hotel árabe contrata para arreglar el desastre de wifi que montó un técnico negro, que a cada pregunta mía sabe todo con total rotundidad. Si quiero ver cómo entendió lo que pregunté, busca cualquier excusa para irse y volver cuando yo no esté. Por tanto, resulta muy difícil discutir porque dice a todo que sí; ni tener conflictos, porque hace las cosas cuando quiere y, sobre todo, cuando yo no estoy. Luego visto el trabajo hecho, me toca deshacer parte su trabajo y hacerlo de nuevo. Pero no me altero: le digo que no está bien, le indico que lo cambie porque bien es de otra manera y así hay entendimiento.
Finalmente, veinticuatro horas después, la red wifi funciona tal y como se contrató, y el técnico me preguntó ya un par de cosas para otros hoteles de la zona que tienen los mismos problemas. Esto sí que es Alianza de Civilizaciones. ¿Quiere usted montar una empresa aquí? En 24 horas. ¿Impuestos? Muy pocos. Eso sí, si no tiene la paciencia que requiere un país como éste, no venga. Es lo más caro. El resto, no busque filigranas.
Las cosas funcionan. Un taxi lo es mientras ande, y porque paga las tasas municipales. Algunos taxis no pasarían la ITV en España ni como vehículos particulares. Es más, algunos llevan 20 años que no la pasan, porque eran vehículos en Europa, se adquirieron de segunda mano en Mauritania y hoy son taxis veinte años después. Pero no se preocupe, si funciona aquí estará para los próximos veinte años.
Lo que te enseña África, entre otras cosas, es que tienes que buscarte la vida para todo. Si vienes a trabajar, trae herramientas. Encontrarlas aquí te puede llevar días. La mano de obra es tan barata porque la productividad es de 1 a 6: una hora en Europa, seis en África. Quieres avanzar, pero no puedes a la velocidad europea.
Más allá de eso, ves mucha gente feliz. Eso sorprende. La crisis aquí da risa, sabiendo lo que muchos pasan para llegar a las puertas de Europa y sobre todo, lo que sufren aquí por el racismo, machismo, clasismo, y el resto de ismos que les esclavizan.
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