Después de casi cinco lustros de prácticamente certezas reina la incertidumbre política en la Región. El Partido Popular lleva gobernando Murcia desde 1995, cuando alcanzó las mayorías absolutas con el presidente Ramón Luis Valcárcel en 1999, 2003, 2007 y 2011.
Su sucesión fue equivocada. Ya le acechaban al entonces consejero de Educación Pedro Antonio Sánchez (PAS) varias imputaciones cuando se proclamó presidente en 2015 a falta de un escaño para la mayoría absoluta que solucionó con el apoyo de Ciudadanos. En abril de 2017 PAS se vio obligado a dimitir acorralado por varios casos de presunta corrupción.
Archivado el `caso Púnica´ por falta de pruebas y el `caso Pasarelas´ por un defecto de forma más los nuevos plazos impuestos por la Ley de Enjuiciamiento Criminal que aprobó el PP, PAS no ha podido desentenderse a tiempo para los comicios del 26M del tercer caso `Auditorio´ en el que se vio envuelto a raíz de su gestión como alcalde en Puerto Lumbreras.
Y de nuevo otra sucesión equivocada: Fernando López Miras, el joven escudero de PAS, quien reveló que había “llorado mucho” la mañana que dimitió su mentor, pero que esas “lágrimas” tendrían que “convertirse en fortaleza”. Probablemente él y muchos en el PP sigan llorando hoy porque tras 24 años en el poder, su hegemonía en la Región está en la cuerda floja. La oposición sigue acusando a López Miras de gobernar con el pinganillo, es decir, bajo los dictámenes de PAS desde Miami, el nuevo destino del expresidente.
¿En qué estaba pensando el PP cuando tomó esas decisiones sucesorias? Por no hablar de que al PP se le nota agotado y casi actuando por inercia tras tantos años en el Gobierno. Además de faltos de frescura, también se les ve faltos de ideas, más allá de la repetida propuesta de bajar los impuestos que, de cualquier forma, equivale a una peor educación y sanidad públicas, lo que precisamente en Murcia no deberíamos correr el riesgo de empeorar.
¿En qué estaba pensando el PP la noche del 14 de septiembre de 2017 cuando mandaron una carga policial contra los vecinos que se manifestaban pacíficamente en favor del soterramiento en las vías de Santiago El Mayor coincidiendo con la visita del exministro de Fomento Íñigo de la Serna para después prácticamente militarizar las vías con Francisco Bernabé como delegado del Gobierno, lo que supuso un coste de 2,2 millones de euros para las arcas de la Comunidad? Aquella noche fue el principio del fin del PP, entendiéndose el fin como dejar de tener el bastón de mando bien amarrado.
La encuesta del CIS de Tezanos, la que más se aproximó a los resultados de las elecciones generales, por más que se cuestionara su neutralidad, le otorga al PSOE de Diego Conesa un 31,1% de los apoyos frente al 26,1% que recibiría el PP.
Abriendo la horquilla al máximo, el PSOE podría llegar a gobernar con el apoyo de Podemos y Cambiar la Región de Murcia (IU más Anticapitalistas), pero los números señalan con la mayor claridad a la varita mágica de Ciudadanos. Los 7 ú 8 escaños que la encuesta del CIS le da a la formación de Albert Rivera en Murcia decantarán la balanza hacia el PP, con quien ya ha gobernado en coalición en esta última legislatura contando con la abstención de Vox en un pacto a la andaluza, o hacia el PSOE, abriendo la posibilidad del cambio de gobierno en la Región.
Cuando a la candidata a la presidencia de la Comunidad de Ciudadanos, Isabel Franco, o más bien, Albert Rivera desde Madrid, deshojen la margarita: ¿elegirán los pétalos azul y verde o los rojo y morado por su consabido afán de `regeneración´? Creo que la formación de gobierno en cada Ayuntamiento, Comunidad e incluso el nacional serán parte de una negociación detalladísima entre Pedro Sánchez y Albert Rivera. La única certidumbre que tenemos en este mayo caluroso que nos adelanta lo peor del verano es que el bipartidismo ha muerto -por el momento- y que gobierne quien gobierne necesitará probablemente negociar hasta a tres bandas.
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