Hace solo dos años, en España vivíamos momentos históricos en la lucha contra las violencias machistas. El movimiento feminista a nivel mundial se unía para tomar las calles, las redes sociales y alzar la voz contra la desigualdad estructural que genera sociedades tolerantes con las violencias que sufrimos las mujeres por el simple hecho de serlo.
Iniciativas de las que formó parte el Movimiento Feminista de Cartagena como el #MeToo, el hermana #YoSíTeCreo o el #NoEstásSola sacaban de forma definitiva del ámbito de lo privado el maltrato, el acoso, la violencia física y psicológica ejercida por los agresores machistas. Entendíamos que el reto más importante que tenemos como sociedad del siglo XXI es destruir de forma definitiva el poder patriarcal y sentar las bases de una generación intolerante frente a la desigualdad entre hombres y mujeres.
A pesar de todo ello, el machismo se reinventa y evoluciona y ha encontrado nuevas formas de control y acoso. La Región de Murcia es la segunda comunidad con más casos de maltrato entre menores. Las ciberviolencias a través de las redes sociales han mostrado una mayor incidencia durante el confinamiento y han dejado patente la capacidad de los agresores de ejercer control sobre mujeres, jóvenes y niñas sin necesidad de convivir con ellas.
La violencia, el acoso, las violaciones y los asesinatos machistas se siguen produciendo y las cifras oficiales a fecha de hoy no son muy distintas a las de años anteriores: 41 mujeres han sido asesinadas en lo que llevamos de año, dos de ellas en la Región de Murcia, 23 menores de 18 años han quedado huérfanos, según datos oficiales del Ministerio de Igualdad. La cifra se eleva a 80 asesinatos machistas si tomamos los datos del reconocido portal Feminicidio.net. Vidas destrozadas por una violencia que algunos partidos políticos y representantes públicos siguen negando sin sonrojarse.
Pero si hay algo que el movimiento feminista de Cartagena quiere hacer visible y denunciar este 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, es la vulnerabilidad de miles de ellas y de sus hijos e hijas que no cuentan con un lugar seguro en el que refugiarse de la pandemia y que han sufrido el aislamiento junto a sus maltratadores.
En Cartagena, aumentaron las intervenciones del Centros de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia de Género durante el Estado de Alarma. El CAVI realizó un total de 1.256 intervenciones hasta junio de 2020, de las cuales 745 tuvieron lugar durante los dos meses de confinamiento. Lo que significa que en abril y mayo se duplicaron las intervenciones con respecto a los primeros meses de 2020. De las 136 mujeres que acudieron por primera vez al CAVI, 33 lo hicieron en mayo. Mes en el que este Centro de Atención a Víctimas de Violencia Género realizó 401 intervenciones. Para cientos de mujeres en nuestro municipio su hogar no es un lugar seguro.
Los Juzgados de Violencia de Género de Cartagena no presentan mejores datos, en lo que llevamos de año se han realizado más de 800 diligencias penales y según datos del Observatorio contra la violencia doméstica y de género del Poder Judicial, 387 mujeres han sido víctimas de violencia de género y se han dictado 60 órdenes de alejamiento como medida de protección a las víctimas.
Se trata, claro, de cifras oficiales, de los casos de mujeres que han acudido a denunciar. Pero sabemos que solo es la punta del iceberg. Cientos de mujeres no se atreven a acudir en busca de ayuda por miedo a su agresor, por problemas económicos o por falta de la información adecuada del procedimiento para poner una denuncia y de los recursos que las administraciones ponen a su disposición. Recursos que, por otra parte, son del todo insuficientes.
Pero no solamente los hogares, las calles o las redes sociales son espacios inseguros para las mujeres. Los casos de agresiones sexuales y extorsiones a mujeres trabajadoras agrícolas en el Campo de Cartagena, que se han destapado en los últimos meses, son el ejemplo claro de que las distintas formas de opresión y violencias en el ámbito laboral no solo siguen existiendo, sino que afectan de forma más dramática a las mujeres pobres y migrantes y que, por lo tanto, hablar de igualdad es tan solo un espejismo. Los hechos acontecidos en el Campo de Cartagena no son casos aislados. Se trata de flagrantes violaciones de derechos humanos que se suceden día a día y que hoy conocemos gracias a la valentía de mujeres que a pesar del miedo se han atrevido a denunciar. Ellas han dado un paso difícil pero importante y nosotras este 25N y todos los días, queremos hacer lo propio y levantar la voz, respaldando el camino de lucha que han emprendido las supervivientes.
No permitiremos más silencios cómplices que garanticen la impunidad de los agresores machistas. No queremos declaraciones institucionales, minutos de silencio o campañas publicitarias. Queremos que las administraciones refuercen y coordinen la puesta en marcha de dispositivos efectivos de atención y asesoramiento a las supervivientes y a sus hijos e hijas y que garanticen el acceso de las mujeres a los recursos de los que disponen, acompañándolas desde que dan el paso de denunciar o simplemente pedir información y ayuda, hasta que encuentran una red de apoyo sólida para reemprender una vida libre de violencia.
Por las asesinadas, por las supervivientes, por nosotras, por todas, este 25N inundaremos las redes sociales con un mensaje de sororidad y de compromiso para luchar juntas por nuestro derecho a ser libres y vivir sin miedo. #NoEstáisSolas.
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