El pasado domingo nos levantábamos con la noticia de la reducción de altos cargos y asesores llevada a cabo por el Gobierno Regional en el 2014. La nueva cifra de asesores se sitúa en 281 y el de altos cargos en 62. Pero, ¿es una reducción suficiente? ¿Es necesario que estos 62 altos cargos tengan 281 asesores? Lo que vendría a ser una media de 4,5 asesores por cada alto cargo.
De los 281 asesores, 203 son los llamados asesores de plantilla, que han adquirido este puesto gracias a 'méritos laborales' como funcionario de la Administración Pública, o por el dedo del alto cargo de turno. A simple vista, es difícil señalar si está bien, mal o regular el número de asesores y altos cargos en la Región de Murcia. Por ellos, he querido saber qué ocurre en otras Comunidades Autónomas.
Comencemos por una cercana, la de Castilla La Mancha. El Gobierno de María Dolores de Cospedal tiene un total de 77 altos cargos, a los que ayudan un total de 86 asesores, elegidos todos ellos a dedo. Pero si lo comparamos con una comunidad con las mismas características que Región de Murcia, es decir, que sea uniprovincial, el resultado es el siguiente: en el caso de La Rioja, la Administración cuenta con 46 altos cargos, mientras que el Principado de Asturias eleva la cifra de asesores políticos a 98.
Los cargos elegidos a dedo son los puestos más preocupantes, ya que su nombramiento no tiene ninguna justificación ni en la formación y en la experiencia del recién nombrado. No es de extrañar que en estos puestos encontremos al hermano de Pepito, al cuñado de Antoñito, o a la hermana de Juanito. Lo que nos lleva a plantearnos dos cosas: los políticos de turno utilizan el chiringuito para enchufar a todo aquel que tengan a su alrededor, o simplemente están tocados por una varita mágica y en su entorno sólo están los mejores de la clase, rodeados de 'cerebritos'.
La verdad que da una gran envidia... Esta gente tan, tan inteligente que igual te asesoran sobre el apareamiento del escarabajo pelotero, que te hacen un estudio sobre la mejora de las listas de espera en los hospitales, sinceramente no nos la merecemos. En fin... Que unos sólo servimos para ser un número en las listas del paro, a pesar de carreras y numerosos másteres, y otros traen un ADN que ya lo quisiese el mismísimo Bill Gates.
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