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La excepción navarra: la izquierda confluye mientras la derecha se parte en hasta cinco pedazos

La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y el presidente de UPN y portavoz de Navarra Suma, Javier Esparza, este domingo en Pamplona.

Rodrigo Saiz

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La singularidad sociocultural y política de Navarra la llevaron en 2019 a ser el laboratorio donde las derechas ensayaron la fórmula de la coalición en 2019. Casi cuatro años más tarde y a las puertas de otras elecciones, la comunidad foral vuelve a convertirse en un tubo de ensayo político. Ahora, son las fuerzas a la izquierda del PSOE, Podemos, Izquierda Unida y Batzarre, las que concurrirán, con el respaldo de Yolanda Díaz, a las urnas en los comicios forales y municipales de mayo de 2023, mientras que las derechas, tras la confirmación de la ruptura de Navarra Suma, se han partido hasta en cinco pedazos: UPN, PP, Vox, Ciudadanos y los diputados Sergio Sayas y Carlos García Adanero -quienes todavía no han aclarado su futuro político- se presentarán por separado.

A diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, la unidad del espacio político que se sitúa a la izquierda del PSOE en Navarra es una realidad. Bajo la marca Contigo Navarra, la coordinadora de Podemos en la comunidad foral, Begoña Alfaro, ha logrado aglutinar a todas las fuerzas de izquierdas (además del propio Podemos, Izquierda Unida, Batzarre, así como algunos independientes). La última incorporación se ha cerrado este mismo lunes, y es la de Alianza Verde, el partido del diputado de Unidas Podemos en el Congreso por Álava, Juantxo López de Uralde. Esta confluencia de izquierdas cuenta además con el respaldo de Yolanda Díaz, tal y como se vio en el acto que la vicepresidenta segunda organizó el pasado mes de noviembre en Pamplona en el que presentó su plataforma Sumar, al que acudieron todos los representantes de Contigo Navarra.

Todo lo contrario ocurre en la derecha. Este lunes se ha confirmado la ruptura de la alianza que las derechas navarras, a excepción de Vox, firmaron en 2019. La ejecutiva de UPN ha decidido por unanimidad presentarse en solitario a las elecciones forales y municipales de mayo del 2023 y ha dejado en el aire la fórmula con la que acudirá a las generales previstas para finales de ese mismo año. En una comparecencia en la que Esparza ha estado arropado por toda la ejecutiva de su partido, el líder de los regionalistas ha atribuido la responsabilidad de la disolución de Navarra Suma al PP, a quien ha reprochado su afán de querer mayor protagonismo en una hipotética coalición cuando, ha afirmado, “el centroderecha en Navarra se aglutina en torno a UPN desde hace más de 40 años”.

Esparza ha asegurado que las encuestas internas que maneja el partido les otorgan más apoyos en solitario que en una confluencia con PP y Ciudadanos, partido del que ha señalado “está atravesando un momento muy complicado y nada hace indicar que vaya a recuperar el peso que alcanzó en 2019”. “Ir solos nos permite facilitar el voto a miles de simpatizantes socialistas moderados que no quieren más aventuras con el independentismo vasco, que no quieren más acuerdos con EH Bildu y que se avergüenzan de los pactos que están alcanzando Pedro Sánchez y María Chivite”, ha aseverado. Esta aspiración es compartida con el PP de Navarra, tal y como apuntó Alberto Núñez Feijóo en el congreso que celebraron los populares en Pamplona hace apenas una semana.

Se confirma de esta forma la ruptura de la derecha navarra. UPN, PP, Vox y Ciudadanos se presentarán por separado a las elecciones, con el riesgo que ello conlleva de pérdida de escaños por la división del voto, cuestión que no preocupa a Javier Esparza. “No vamos a perder ninguna alcaldía por esta decisión”, ha enfatizado. Los resultados muestran sin embargo que Navarra Suma logró en 2019 124.000 votos y 20 escaños de 50 totales en la Cámara Foral, mientras que UPN en solitario en 2015 obtuvo 92.000 apoyos y 15 parlamentarios.

La apuesta dificulta además que UPN mantenga la vara de mando en Pamplona, donde Enrique Maya fue investido en 2019 por ser la suya la lista más votada pero que únicamente ha sido capaz de aprobar los presupuestos de 2021, en los que el PSN se abstuvo por ser año de pandemia. Maya ha sido incapaz de llegar a acuerdos en minoría y la pérdida de los votos de PP y Ciudadanos complicarán a UPN mantener la alcaldía. Desde el PSN, su candidata Elma Saiz, no se ha querido pronunciar sobre si en caso de que, como sucedió en 2019, la gobernabilidad de la ciudad estuviera en manos de los concejales socialistas, volvería a investir al candidato de UPN o por el contrario haría alcalde a Joseba Asiron, de EH Bildu. 

Los populares, por su parte, pelearán por mejorar sus últimos resultados en solitario, los de 2015, cuando apenas lograron dos representantes en el Parlamento mientras que la falta de estructura a nivel local les dificultará conseguir concejales en los diferentes ayuntamientos de la comunidad foral.

Se pone fin así a cuatro años de Navarra Suma, una coalición que nació tras un nuevo pacto entre UPN y PP tras su ruptura en 2008 y al que se incorporó un Ciudadanos, que tragó con las particularidades forales de la comunidad. El experimento fracasó en su intención de recuperar el poder en Navarra si bien sirvió para recuperar alcaldías importantes como las de Pamplona y Tudela. Pero distintas tensiones con Ciudadanos primero, cuando la senadora Ruth Goñi no renunció a su acta tras abandonar la formación naranja, y con el PP después tras la deserción de los diputados Sayas y Adanero en la votación de la reforma laboral, han terminado llevándose por delante la alianza.

Se da la circunstancia de que hacía ya semanas, antes de que Esparza propusiera romper la coalición a su ejecutiva, que UPN ya había iniciado una campaña en Pamplona llenando las calles de la ciudad con carteles en los que únicamente aparecen sus siglas acompañadas de una imagen de Javier Esparza y en los que no hay rastro del logo de Navarra Suma.

Abre la puerta a un pacto con Feijóo para las generales

UPN sigue creyendo que el PP estuvo detrás de la maniobra secreta que estuvo a punto de liquidar la reforma laboral del Gobierno y que llevó a los dos diputados navarros a saltarse la directriz del partido y votar en contra de la norma ocultándoselo a Javier Esparza, y desde entonces las relaciones con los populares están prácticamente rotas. Este mismo lunes, Esparza ha asegurado que le ha resultado “muy difícil” si quiera mantener conversaciones con Alberto Núñez Feijóo desde el verano. “En UPN somos muy poco sospechosos de no querer la unidad del centro derecha si es lo mejor para Navarra”, ha solemnizado Esparza, que ha recordado que en 2019 se comportó “con tremenda generosidad” al “renunciar” a sus siglas y dar mayor representación a PP y Ciudadanos “de lo que les hubiera correspondido en las encuestas”.

Sin embargo, Esparza no ha cerrado la puerta a un futuro acuerdo con el PP de cara a las elecciones generales previstas para finales de 2023. “Hablaremos con el Partido Popular para ver cómo decidimos concurrir en ese momento”, ha asegurado el presidente regionalista, quien ha llegado a señalar que UPN aspira a “que Feijóo gobierne este país” y que contará con su apoyo para lograrlo. Tampoco ha descartado posibles acuerdos con el PSN de María Chivite “si vuelve a la centralidad” y abandona su política de pactos con EH Bildu.

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