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Danbakhana: afrofusión contra el racismo

Danbakhana en una actuación en el teatro de Ansoáin.

Celia Bustamante

Danbakhana es uno de los grupos que actuará en el ecuador del festival No Racismo. No podía faltar este conjunto que ganó la edición 2014 del certamen musical Mancomunado con su Afro-fusión, mezcla de ritmos y melodías de la tradición africana y ritmos más conocidos para los europeos como el latin jazz, el reggae o el blues. Una simbiosis de dos músicas y dos culturas que va a representar, sobre el escenario, esa convivencia entre culturas que reivindica el festival.

“Nos gusta colaborar con una iniciativa contra el racismo, ayudar a que recauden fondos por una causa que compartimos”. Es el sentir del grupo ante la actuación, en la que, en cierto modo, pondrán en escena la convivencia entre la cultura y población africana y la pamplonesa. Iñaki Carrascosa, Juanpa Aranburu, Amaia Ruiz, Iñaki Andrés, Nacho Crespo, Imanol Rodríguez, Miriam Uhalte, Julen Gil y Javi García son los nueve componentes de Danbakhana que aseguran que, con su música, la diversión está garantizada para todos los públicos.

El grupo conoce bien la cultura africana e, incluso, varios miembros han viajado a Senegal para aprender, in situ, cómo en el país subsahariano viven la percusión. Han traído esos ritmos hasta Berriozar, donde tienen su sede, y a partir de ahí trabajan para crear su fusión con música más conocida para el público general. “Yo decidí ir a África, aunque toco las congas, y podía haber ido a aprender a Cuba, pero decidí ir a Senegal. Al principio pensaba en animales y la naturaleza, pero pasa el tiempo y te engancha la cultura, la forma de vivir, la gente, la música… ya estoy pensando en volver este año otra vez”, cuenta Nacho, uno de los integrantes que ha viajado al país africano.

En el escenario, Danbakkhana ofrece dos vertientes musicales, las dos con su origen en la tradición africana. La de la percusión pura, la que han aprendido directamente de su cultura, de la que intentan respetar los modos de tocar, los ritmos, y la esencia de comunicación que supone la música en su país de origen. “Nos ha llegado de tal manera que la intentamos tocar como ellos, de la manera más tradicional posible, siempre fieles a lo que nos ha llegado”. Pero no se han quedado ahí, han llevado esa percusión ancestral un paso más allá.

Esa otra vertiente, más amable para el oído no acostumbrado a los ritmos africanos, es la fusión con otros instrumentos como el saxofón, la flauta travesera, el bajo, la guitarra eléctrica, el teclado, la batería y las congas, todo ello sumado a los ‘djembés’ y ‘dundunes’ que componen el cuerpo principal de la percusión africana. “Cuando salimos de la percusión tradicional lo hacemos nuestro. Las canciones que cantamos son tradicionales y originales, pero cuando tocamos canciones instrumentales, aunque seguimos respetando la armonía musical de la canción, le damos otro sentido”.

De alguna manera, el grupo demuestra que “la música europea es viable y factible con los ritmos africanos, que son inclasificables con los esquemas que tenemos aquí”. Sienten que ayudan al oído europeo a digerir esos ritmos africanos, difíciles de clasificar en los patrones de la música occidental, al aportar sonidos que sí son conocidos. “He oído ritmos que para seguirlos, al no estar habituado a ellos tienes que hacer un esfuerzo mental, aunque lleves escuchando y tocando música toda la vida, sin embargo son ritmos que tienen una connotación diferente. Quizá, con música que sí entiendes, mezclada con esos ritmos, es más fácil asimilar esa música africana”, y es lo que pretenden desde el grupo.

Percusión contra el racismo

El rechazo del grupo hacia el racismo queda patente sólo con escuchar su música y ver sus instrumentos. “Hemos llegado a conocer sus costumbres, hemos aprendido de muchos africanos, y eso nos ha hecho tener contacto directo con ellos” afirman. De hecho, han hecho el camino inverso para interesarse por sus costumbres, algo que no es muy habitual. “Es bonito que las relaciones sean horizontales, nosotros aprendemos de los africanos, y al revés, el sistema capitalista en el que vivimos ha creado una dependencia económica y explotación, pero lo bonito es buscar esa relación entre iguales”.

Se muestran tajantes con las actitudes de rechazo hacia los que son sus compañeros. “El racismo es impresentable y punto”, y ponen en valor su conocimiento de la vida africana. “Hay miembros del grupo que han ido a Senegal para aprender, y hay otra gente que no se mueve ni 30 kilómetros si no hay vino o panceta. Eso es pasión por la música africana. Si tratas con las personas de Senegal te acerca mucho más y tienes más sensibilidad con su realidad”.

Son conscientes de que la percusión africana es una gran desconocida en la sociedad y muchas personas lo vinculan con una persona tocando el ‘djembé’ en la calle, pero el grupo tiene claro que “ese no toca percusión africana. Principalmente está ”mal visto“, porque piensan que es gente que mete ruido con un tambor, pero esa gente no tiene nada que ver con lo que hacemos nosotros. Los instrumentos africanos son tan sacrificados como cualquier otro, pero son instrumentos desconocidos”.

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