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“En la función hablamos de la impunidad de los reyes o la Iglesia, una sensación que ahora se mantiene”

El actor José Manuel Seda, durante una función de 'Así es si así fue' / Foto: Luis Malibrán.

Garikoitz Montañés

Pamplona —

Conocer el pasado para entender el presente. Esa máxima se cumple en la función ‘Así es, si así fue’, que este viernes, a partir de las 22.30 horas, acogerá el escenario de La Cava en Olite. El Festival de Teatro Clásico sigue adelante y en este caso con una obra que, más que teatro, combina comedia, historia y lectura dramatizada. Todo para divertirse. Y para aprender. Eso es lo que explica José Manuel Seda, uno de los cuatro actores, junto a Verónica Forqué, Juan Fernández y Joaquín Notario, que pone voz a diferentes personajes de la historia de España. ¿Hay similitudes entre aquel imperio de los siglos XV y XVI y la sociedad actual? El actor (un habitual también en las movilizaciones contra la subida del IVA cultural) así lo cree: “El ser humano repite constantemente su historia, y las obras de teatro hacen incluso un retrato sociológico de la época en la que fueron escritas. Traten el tema que traten. Y nunca dejan de estar vigentes”.

La representación llega a Olite, que precisamente es uno de los lugares presentes en la historia de ‘Así es, si así fue’.

Tenía muchas ganas de venir, porque hablamos de un pueblo prácticamente de cuento, y muy presente en la historia de España y en la historia que nosotros contamos.

¿Qué cuenta ‘Así es, si así fue’?

Pues no sabría qué decirte. Porque no es una obra de teatro, ni un recital, ni una lectura dramatizada ni un concierto, pero también es todo eso a la vez. Empezamos el 13 de junio en Cáceres y cada día estamos descubriendo la función, y cada vez nos lo pasamos mejor escuchando crónicas, instrumentos de la época y aquella historia que no es la que se cuenta oficialmente.

¿Ha tenido que ponerse a estudiar historia de España?

Cada obra de teatro supone un estudio. Pero, en este caso, el autor [la obra lleva la firma de Juan Asperilla, sobre textos de Torres Naharro, el Marqués de Santillana, Cervantes, Lopez de Vega o Calderón] es enciclopédico y, además de los textos, nos pasó información complementaria de la época, casi con un árbol genealógico de cada personaje.

¿Qué tiene el pasado que puede servirnos para el presente?

Esta obra también podría llamarse ‘De aquellos polvos, estos lodos’. Lo que queremos en la obra es recordar de dónde venimos y por qué somos como somos. Hablamos del comienzo del imperio español, y aprendemos que no hemos cambiado demasiado. También en la época había coplillas sobre los gobernantes, los cronistas daban buena cuenta con acidez de lo que hacía la realeza, y eran casi como ‘El Intermedio’ [el programa de televisión de La Sexta] de aquel momento.

A menudo hablamos de los males de la corrupción actual, pero está visto que antaño tampoco la cosa estaba para tirar cohetes.

Sí es cierto que ahora un rey no puede condenar a muerte a alguien, pero sí hay una sensación de impunidad entre unos sectores elitistas de esta sociedad. Puede que haya una infanta o muchos cargos políticos imputados, pero todos tenemos la sensación de que la Justicia no es igual para todos. Y también hablamos de eso, de la impunidad de la que han gozado los reyes o, por ejemplo, ciertos sectores de la Iglesia, a lo largo de la Historia.

Usted interpreta en esta obra a Fernando el Católico o Carlos V. ¿Qué se siente siendo rey?

(Ríe). Este tampoco es un trabajo al uso en el que busques la motivación del personaje, sino que hay cierta distancia con ellos. De hecho, todos vamos con smoking, de forma bastante neutra, y Verónica [Forqué] con un Caprile… Somos más una crónica apresurada, satírica, que una forma de ahondar en la psicología del personaje. Ahora casi tenemos información inmediata, pero antes, para llegar de un pueblo a otro, había otra manera de contar las cosas. Esa es la función tradicional del actor.

Usted, de hecho, se ha movilizado a menudo por temas políticos, algo que no hace todo el mundo en la industria.

El compromiso que cada uno tiene con el presente y con su país cada uno lo lleva como puede. Yo me considero antes ciudadano que artista, y eso a pesar de que a quien se moviliza en el arte a menudo también se le acusa de moverse por interés económico. No voy a llorar por la situación del sector, pero sí es verdad que vivimos un momento muy duro.

Lo que hoy pasa en la sociedad española quizá motive obras de teatro en el futuro.

Hombre, de hecho ya lo está haciendo. Hay mucho teatro que habla de lo que está pasando.

¿Qué parte del teatro sirve para divertirse y qué parte para tomar conciencia?

El teatro es entretenimiento, arte, cultura… e industria, por supuesto. Del teatro vive y se alimenta mucha gente, y no solo para comer.

Usted, que es el actor más joven de los cuatro de esta función, ¿qué siente al verse junto a esos compañeros de reparto?

Yo, cuando estoy al lado de cinco maestros, porque también incluyo a los músicos Rodrigo Muñoz y Marcos León, solo puedo pensar que son maestros absolutos. Los ves al lado y dices ‘Qué cabrones, qué buenos son’. Eso es maravilloso.

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