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La costa cántabra tiene las playas más antropizadas del norte

Una turista observa la Ría de la Rabia, en Oyambre. | JOAQUÍN GÓMEZ SASTRE

Rubén Vivar

El desarrollo urbanístico sigue deteriorando la costa de Cantabria pese a que la crisis económica pinchó la burbuja inmobiliaria y muchas constructoras fueron a la quiebra y pese a la aprobación del Plan de Ordenación del Litoral (POL). Así lo pone de manifiesto Greenpace en el informe 'A toda costa' en el que analiza la evolución y estado de conservación de los bienes y servicios en el conjunto del litoral español entre los años 2005 y 2014.

Según recoge este informe, en Cantabria el 12,2% de la franja costera está ocupada por zonas artificiales, de manera que “dichas áreas no pueden proporcionar bienes y servicios ambientales”. Lo más significativo del documento es la advertencia que hace la organización ecologista sobre “la degradación del paisaje natural debido a una intensificación del sector urbanístico”. 

Greenpace alerta de que en la última década ha tenido lugar un aumento de las construcciones a pie de costa “llegando a suponer un 40% de la línea de playa urbanizada”. En este sentido, advierte de que existe una “tendencia continuada de abandono de las actividades económicas relacionadas con el mundo rural y una intensificación del sector urbanístico”.

A este respecto, resalta que es “bastante significativo el aumento del riesgo de erosión debido a la pérdida de cubierta vegetal”, lo que también “disminuye la capacidad de conservación de especies debido, principalmente, a la deforestación”.

Y hace una mención especial sobre el casco urbano de Santander, que “contiene playas urbanas pero también importantes zonas logísticas e industriales con sus correspondientes riesgos de vertidos”. “Desde 1987 se han añadido más de

6.000 nuevas hectáreas en este corto litoral“, apunta.

“La costa cántabra tiene las playas más antropizadas del norte con un 40% de la línea interior de playa en contacto con superficie artificial”, concluye sobre los arenales.

Como nota positiva, la asociación destaca que “los hábitats naturales evolucionan de manera positiva”, así como que existe una “ligera mejoría” en la capacidad de autoabastecimiento, “algo importante debido a la escasa superficie de aprovechamiento agropecuario de esta provincia”, añade.

Igualmente, valora que aunque los espacios naturales protegidos de la costa de Cantabria son “escasos”, poseen un “elevado valor”, si bien cuestiona que “una gran parte de su superficie carecen de planes de gestión adecuados”.

 

Desglose por áreas

Entre los distintos parámetros que mide Greenpace, señala que los hábitats agropecuarios han experimentado una “ligera expansión” del 2,1%. Sin embargo, lamenta que la urbanización de las playa aumenta un 1,8%, resultando en una pérdida de playas naturales no urbanizadas de un 1,2%.

También se ha producido un incremento del 16,8% de la superficie ocupada

por hábitats naturales entre 2005 y 2014, aunque denuncia que estos espacios “son muy escasos en la costa cántabra”.

En cuanto a la erosión de la zona costera el informe señala que ha aumentado un 17,7%, más de 300 hectáreas, debido a un incremento del 18,1% en suelo desnudo y del 15,3% en superficie quemada. “La superficie desnuda ha crecido de forma dispersa y las nuevas superficies quemadas se localizan sobre todo en el área situada al sur de Comillas y Cobreces, más de 128 hectáreas de superficie quemada en el corazón de un importante extensión forestal”, manifiesta.

“El paisaje antropizado por urbanización han experimentado un crecimiento de casi un 75%, un dato bastante alto aunque no tanto como los valores de la costa mediterránea. El deterioro del paisaje por el fuego es mucho mayor en términos relativos, al multiplicarse por 25 la superficie de paisaje afectado en 1987, aunque términos absolutos afecte a mucha menos superficie”, concluye.

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