Stop Machistes
Los chistes y memes machistas existen porque hay hombres a los que, todavía, les parece divertido y gracioso reírse del género femenino. Por eso, cuentan y distribuyen esas pésimas gracietas, que comparten y hacen virales por Internet y que van de boca en boca, tronchando de risa a la España machista.
Montajes que se ríen del tamaño de nuestros culos o tetas, de nuestra desnudez sin depilar o en la ancianidad. Burlas, sin el menor atisbo de ingenio o agudeza, que se ceban con los estereotipos tradicionalmente impuestos a las mujeres. Llegando, en ocasiones, a torturar el humor hasta el extremo de buscar la carcajada con memes sobre violaciones, abusos, acoso en el trabajo o mujeres en situación de prostitución.
Explica muy bien Brigitte Vasallo que la sátira solo lo es, si el que la hace apunta hacia arriba o hacia dentro, porque los chistes que disparan hacia abajo solo pueden ser definidos como humor opresivo.
Opresión, en forma de gracieta, que solo acierta a provocar la risa de los privilegiados que saben que nunca serán abusados o acosados sexualmente en el trabajo, o que no serán obligados a hacer dieta o a depilarse para ser integrados en nuestra sociedad.
Por eso se descojonan de nosotras, de las mujeres reales de carne y hueso: de las gordas, las feas, las bajas, las “tetudas”, las “planas”, las peludas.... Porque todo lo tiene que ver con nosotras y con perpetuar los estereotipos que nos cuelgan, les produce mucha risa.
Pero hoy no me voy a detener, ni en los que comparten y propagan estos desdenes machistas, ni en los que les alimentan con sus risas y ovaciones.
Porque, a mí, lo que más me estimula es reflexionar sobre el poder que tenemos las personas que nos sentimos molestas cuando escuchamos o recibimos en nuestros whatsapp o redes sociales estos chistes machistas.
Por eso hoy, pongo el foco en el poder que se presenta como alterativa a la cadena de silencio que solemos ofrecer como respuesta. Esa cadena con la que preferimos atarnos a la ofensa recibida, antes que provocar un conflicto, escribiendo o diciendo lo que pensamos del chiste, de quién lo hace y de quién se ríe.
Afear esas “bromas” o memes machistas por el mismo medio que nos llegan, y ante el mismo público que se hacen, se ha convertido en un acto heroico.
Y ello se debe, a la consabida y calcada respuestas de estos humoristas de la ofensa. En menos de dos frases simulan que son ellos las víctimas de quienes les afean su machismo. Alegando, para ello, el respeto que ellos sienten por las mujeres en general y sus madres, esposas e hijas en particular. Y concluyendo que, con tanta loca exageración y “piel fina”, en este país no se va a poder hacer chistes ya de nada.
Y así, por arte y magia del patriarcado, se produce el primer efecto, que consiste en que, quien afeó la broma pasa a ser verdugo de la “pobre víctima” que solo quería echarse unas risas.
Sin embargo, pasado el primer soponcio, ese acto de rebeldía, esta fractura de la cadena del silencio, es tremendamente eficaz, porque facilita la reflexión y avergüenza al machista.
Por eso, hoy, invito a la acción de afear los chistes y la cadena de memes machistas de nuestros grupos de whatsapp (del trabajo, del colegio, amigos...). Seamos valientes, porque merece la pena contribuir a erradicar las violencias machistas. Porque eso, no sólo dignifica nuestras vidas... también las salva.
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Inés Herreros es fiscal y preside la Asociación Gafa Lilas contra las violencias machistas.