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El transporte público es un entorno seguro frente a la COVID-19

Presidente de ATUC (Asociación de Transportes Públicos, Urbanos y Metropolitanos)
Viajeros en el metro de València con mascarilla y guardando las distancias

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Los datos de los últimos meses señalan que el número de usuarios del transporte público está aumentado en muchas regiones del mundo tras la notable caída provocada por los confinamientos para combatir la COVID-19. Un dato esperanzador que, a pesar de que crece pausadamente, indica que de manera progresiva la población está recuperando la confianza en la seguridad de viajar en autobús, metro, tren y tranvía.

Para garantizar la seguridad del sector, las autoridades y operadores de transporte público hemos aunado todos nuestros recursos para adaptar las redes y servicios, aumentando la capacidad operativa, invirtiendo en nuevas tecnologías para proporcionar información en tiempo real a los usuarios y gestionar la tasa de ocupación, y haciendo cumplir meticulosamente las medidas y protocolos de seguridad. Y mientras tanto, los ingresos de nuestro sector se han visto fuertemente afectados por la dramática caída en el número de pasajeros y el aumento de los costos de las medidas sanitarias adicionales.

En suma, los constantes mensajes en torno a la poca seguridad de viajar en el transporte público derivadas en parte desde algunas administraciones, que han aconsejado evitar este medio de transporte fomentando el empleo del vehículo privado o planteando la reducción de la ocupación de este, está perjudicando el futuro de la movilidad sostenible y del único sector que garantiza una accesibilidad plena y universal a la población en su conjunto. Este declive en el empleo del transporte público también afecta directamente en la movilidad del conjunto de las ciudades, ya que el fomento del transporte privado genera un mayor volumen de atascos, lo que incidiría en el tiempo invertido y las horas productivas de las personas, la gestión del espacio público y en el incremento de los niveles de contaminación del aire. 

En este sentido, es importante recordar que los últimos estudios científicos realizados en distintos países certifican que el transporte público es un entorno totalmente seguro frente a la COVID-19. Asimismo, expertos en salud pública destacan además que, con las medidas de seguridad impuestas, como el empleo obligatorio de la mascarilla por parte de los pasajeros, los continuos procesos de desinfección y limpieza de los vehículos, además de los sistemas de ventilación que renuevan el aire e impiden la transmisión del virus, el riesgo de infección es prácticamente nulo, sobre todo en comparación con otras actividades.

Un ejemplo de estos análisis realizados es el último estudio de la Comisión Europea sobre el transporte público en el que se indica que los viajes en autobuses, metros o tranvías son del todo seguros. El estudio apunta que, en comparación con las reuniones familiares o el ocio, que están a la cabeza con casi un 40% de los contagios; el lugar de trabajo, con un 27%; o el entorno sanitario, con un 12%, el transporte público no aparece entre esos lugares que requieren una atención especial.

En la misma línea, el informe COVID-19 and urban mobility: impacts and perspectives, elaborado por el Parlamento Europeo, que ofrece una visión general de la situación y las tendencias en el transporte urbano y metropolitano desde el inicio de la pandemia en distintas ciudades del mundo, señala que los estudios epidemiológicos realizados en Austria, Francia y Japón, así como los datos recogidos en Nueva York y Singapur, sugieren que, si se aplican las medidas preventivas establecidas, el riesgo de contagio en el transporte es mínimo ya que estos vehículos son más seguros que otros espacios cerrados. 

Nuestro principal compromiso es mantener la movilidad de las ciudades, demostrando que podemos adaptarnos para garantizar la seguridad de los usuarios y trabajadores. Queremos recuperar la confianza en el transporte público y la afluencia que teníamos antes de la pandemia adaptándonos a esta nueva normalidad. Sin embargo, se deben realizar esfuerzos adicionales desde las instituciones locales, regionales y nacionales para comunicar enérgicamente los beneficios del transporte público a la sociedad y restaurar la confianza de los ciudadanos.

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