Volvamos al redil
Cada vez son más los españoles que deciden no comprar periódicos, que ponen el telediario para mirarlo como las vacas miran pasar el tren y que sintonizan la radio sólo para escuchar música. No para evadirse de la realidad -Twitter sigue creciendo como herramienta para estar al día-, sino excusándose en que la manipulación mediática es ya tan evidente que se hace insoportable.
Como si ahora fuérais a saber más que los grandes medios.
Los medios tradicionales no entienden cómo podéis estar haciéndoles este feo. Esta rebeldía sin precedentes no tiene razón de ser y nuestros profesionales, los de toda la vida, los que han estado al pie del cañón desde que las noticias se escribían a máquina, no se lo merecen.
Un veterano como Pedro J. Ramírez, por ejemplo, no merece que las ventas de su periódico bajen año tras año. Alguien que dedica toda su vida a contar la verdad y los últimos nueve años a decir que el 11M fue ETA, no merece que nos burlemos sistemáticamente ni que no nos suscribamos a Orbyt.
¿Quién si no va a pelear más por nuestro derecho a estar informados que un profesional para el que siempre ha primado la independencia de su diario por encima de cualquier otro interés?
¿Hay alguien, acaso, que se invente estadísticas sólo por arrancaros una sonrisa?
No lo creo.
Pesos pesados de la historia del periodismo de este país como él no merecen que ahora les demos la espalda.
Bueno, los independentistas podéis hacer lo que queráis, aquí nadie os está hablando a vosotros.
No sólo no gustáis a medios escritos, tampoco a tertulianas de TV como Isabel San Sebastián.
Tampoco los andaluces que no votasteis al Partido Popular en las últimas elecciones autonómicas sois bienvenidos. Aquí hablamos de lectores responsables y civilizados.
El Mundo no es el único medio vapuleado. También las ventas de El País cayeron en el último año. ¡El País! ¿Es que ya no respetamos nada?
¿Cómo no queréis luego que quiten a Maruja Torres de la sección de Opinión? ¿Con qué moral pedís que no haya un ERE? ¿De dónde si no se saca el dinero para sus directivos? ¿Cómo si no se podría subir el sueldo su presidente? Reflexionemos.
Otro medio que ha sufrido vuestra ira es Telemadrid, sustentada en un 74% por subvenciones y mamandurrias. Telemadrid no merece que su audiencia caiga en picado, sobre todo si tenemos en cuenta que una de sus mayores estrellas es Hermann Tertsch, un periodista adelantado a su tiempo. Adelantado literalmente, no olvidemos que supo hacernos una crónica de la mifestación del 14N, el 13N. Estas cosas no se le tienen en cuenta, como si no fuera meritorio.
¿Y qué si hace apología del franquismo? ¿Quién no ha defendido públicamente fusilamientos alguna vez?
¿No nos la estamos cogiendo con papel de fumar?
Otro sorprendido de las reacciones a su propio trabajo es Paco Marhuenda, el director de La Razón; diario que se ha hecho famoso por sus portadas. (Sospecho que el día que nos dé por abrirlo sí que se va a armar tremenda, pero por el momento es suficiente con verlo por fuera para caldear los ánimos en Twitter cada noche).
Pocos periódicos hay que solivianten tanto a las masas. Es un fenómeno inexplicable, Paco no lo entiende.
Desde luego que el problema de España es el rojerío radical. Pero Paco, cuando le increpáis, os perdona.
¿No os cansáis?
Basta ya de molestar a nuestros periodistas con críticas a su trabajo. Es más, dejad de molestar a nuestros periodistas con críticas al Gobierno.
O quejaos, pero sin molestar.
Volvamos al redil.
Volvamos a leer sus periódicos, a escuchar sus tertulias, a creer sus encuestas, a dejar que piensen por nosotros. Invirtamos esta tendencia rebelde, es muy cansado y no nos lleva a nada.
Volvamos al redil antes de que pongamos patas arriba lo establecido contestando a preguntas como ésta: