¿Qué les das, Mariano?
Ha pasado una semana de las elecciones y seguramente la mayor preocupación que tiene en este momento Mariano Rajoy pasa por la caída de Alberto Contador en el Tour. Era previsible que se sentase a esperar a que la presión ambiental acabase forzando a Ciudadanos o al PSOE a apoyar de alguna manera su investidura, pero a este paso va a tener que acabar dándoles número para ordenar la cola de aspirantes.
Rajoy ha ido a Bruselas a explicarles a los líderes europeos que no se arregla la chapuza del Brexit armando otra en Escocia, ha respondido un par de preguntas, ha dado unos pases toreros a la prensa anunciando llamadas y consultas indeterminadas en las coordenadas espacio-tiempo, ha efectuado una llamada universal a la tranquilidad en plan Dalai Lama y le ha propinado una colleja a un hiperactivo Albert Rivera que necesita urgentemente que alguien le informe que ha terminado la campaña electoral. Esa ha sido toda la agenda que Rajoy ha necesitado para sacarse de encima la presión y pasársela la resto de la humanidad.
No hay día que la prensa no nos cuente un plan de Rajoy para ser investido o una oferta de reforma constitucional, de Gobierno o de mediopensionista que el PSOE o Ciudadanos no podrán rechazar. En una semana le han dicho tantas veces lo que tiene que hacer que para quedarse los mismos que hace nada le decían que se fuera que los desayunos del presidente deben ser un no parar de reír.
En Ciudadanos dan ruedas de prensa cada seis horas como si les hubieran secuestrado y tuvieran que demostrar que siguen vivos. Luego de que la pomposa carta de Rivera invitando a PSOE y a PP a negociar un Gobierno fuera devuelta al remitente, no hacen otra cosa que desmentirse a sí mismos. Rajoy acabará teniendo problemas no para llegar a un acuerdo, pero sí para quitárselos de encima.
En el PSOE ya sólo queda un militante en Viveiro, Lugo, que no haya lamentado los peores resultados de la historia socialista y haya dado su opinión sobre qué hacer con la investidura de Rajoy. El silencio de Pedro Sánchez resulta lo más inteligente que han hecho los socialistas desde el 26J. A este paso su hipotética abstención serviría más para resolver otro problema interno que para investir a Rajoy. A muchos se les notan demasiado las ganas que tienen de que haya un Gobierno para empezar a matarse entre ellos y darse un buen baño de sangre.
Como era de esperar en el PP todo es paz y armonía. Hasta produce cierta ternura ver como Esperanza Aguirre anda de pedigüeña por los medios proclamándose alcaldesa de Madrid con los resultados de Rajoy. En Podemos están muy ocupados dando salida a los muebles y modelos del famoso catálogo de Ikea mientras Pablo Iglesias descubre que en la nueva política los liderazgos se intentan enterrar tan rápido como en la vieja. A ver si empieza la montaña en el Tour y empezamos a tener algo de emoción.