Un día cualquiera en TVE
Es miércoles, 21 de marzo de 2018. Tenemos que buscar la mejor forma de esconder y minimizar la que, sin duda, es la noticia del día. Lo ideal sería no informar sobre ella, pero sería demasiado descarado no hacerlo puesto que toda la oposición ha pedido explicaciones y el tema ya ocupa las portadas de numerosos medios de comunicación. Total, tampoco es la primera vez que hay que hacer algo así; casi cada jornada nos toca desarrollar el mismo trabajo sucio: tergiversar las novedades sobre el caso Gürtel, minimizar las acusaciones de corrupción contra el Gobierno que vierten los arrepentidos, restar peso a las manifestaciones de los pensionistas o de las mujeres, exagerar la buena marcha de la economía nacional…
La agenda de temas que le interesa a Moncloa, por suerte, nos sigue dando juego: Catalunya (¡mucha Catalunya) y todos los sucesos posibles, cuanto más escabrosos mejor, para azuzar el debate sobre la prisión permanente revisable. Nuestra audiencia, al fin y al cabo, es estúpida. Lleva años tragándose la sobredosis de manipulación que le suministramos y, aún así, cada día nos sigue sintonizando. No habrá que hacer un esfuerzo especial para que el escándalo surgido a raíz del máster fantasma de Cristina Cifuentes pase casi desapercibido.
Lo primero es mandar el asunto al minuto quince del Telediario. Por delante vídeos y más vídeos sobre Catalunya (¡mucha Catalunya!) y un par de piezas debidamente manipuladas de la sesión de control en el Congreso en las que Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría le dan su merecido a la oposición. Después montamos un totum revolutum de escándalos políticos. Empezamos con lo de Cifuentes, pero a nuestra manera: no contamos la noticia, no decimos de qué se le acusa; arrancamos por el desmentido a una información que no hemos dado. Todo muy rápido y muy confuso. Nuestros espectadores se quedarán con que la presidenta madrileña no ha hecho… no se sabe muy bien el qué. ¿No somos geniales?
Tras el tema presentamos otras dos informaciones, de tercer nivel, pero a las que vamos a dar más tiempo y más relevancia que a lo de Cifuentes. Tenemos un periodista en directo en Alicante para hablar de la segunda imputación del alcalde del PSOE. Después metemos algo de los ERE y nos vamos hasta Galicia porque una diputada regional gallega de En Marea tuvo una discusión con unos policías municipales. En estos dos casos sí cargamos la culpa sobre los políticos que para eso son socialistas o podemitas y restamos importancia a sus explicaciones. El menú, a base de gaviota limpia de polvo y paja, está listo para ser servido.
Nuestro lema viene de un verdadero maestro de la comunicación y no puede ser más sencillo: una mentira mil veces repetida acaba convirtiéndose en verdad. Así hemos logrado que los telediarios sean tan eficaces como el NODO y hemos puesto a nuestro servicio hasta aquel programa de leyenda llamado Informe Semanal. Nos lo creemos tanto que hasta nuestro presidente, José Antonio Sánchez, puso nuestra estrategia en práctica esta semana en el Parlamento. Los diputados le reprocharon que TVE presentara en sus informativos a Albert Boadella como presidente de Tabarnia. Sánchez en lugar de dar explicaciones se limitó a decir que eso no era verdad. ¡Con dos cojones! Todo el mundo lo había visto; solo había que buscar en Google para ver la imagen del cómico con el logotipo de nuestra cadena y un rótulo en el que escribimos: “El presidente de Tabarnia analiza la situación política y social en Catalunya”… ¿Qué más da? Si mentimos cada día a millones de españoles, ¿no vamos a poder reírnos del Parlamento?