La dignidad de Fernando Grande-Marlaska
Solo he estado una vez con el actual Ministro de Interior. Fue en Cádiz con ocasión del bicentenario de la Constitución de 1812. La Asociación de la Prensa me encargó la organización de un ciclo de conferencias y una de ellas se la encargué al Juez Fernando Grande-Marlaska. Cuando llevaba unos veinte minutos impartiendo la conferencia, penetraron en el aula de la Universidad bastantes decenas de ciudadanos que se habían estado manifestando en protesta contra los desahucios y que, al tener conocimiento del acto, decidieron acudir para prolongar su protesta de una manera que ellos pensaban que tendría más eco.
Afortunadamente, no era la primera vez que me encontraba en una situación como esta. Como Rector de la Universidad de Sevilla había tenido que hacer frente a ocupaciones del Paraninfo en algunas ocasiones. Pacté que permitieran que el Juez Grande-Marlaska terminara la conferencia y que, después, hablaríamos de todo lo que ellos quisieran. Aceptaron y así se hizo.
Fernando Grande-Marlaska se quedó tras finalizar la conferencia y entre los dos mantuvimos un encuentro durante algo más de una hora con los jóvenes y no tan jóvenes que habían invadido el aula. La discusión derivó hacia la legitimidad o no legitimidad de determinadas formas de protestas. Uno de los estudiantes nos argumentó que las “minorías” no tenían a veces otra forma de actuar que como lo hacían y que tenía que ser entendido.
En ese momento Fernando Grande-Marlaska le dijo que se alegraba mucho de que hubiera llevado el debate a ese terreno. Porque yo, dijo, pertenezco a la minoría que ha sido no posiblemente, sino con seguridad, peor tratada en la historia no solamente de España, pero sin duda en España. Les informó de lo que había sido el trato que le había dispensado la sociedad a la minoría homosexual, que había llegado hasta el extremo de que los homosexuales quedaron fuera de la primera amnistía de la Transición. Sé muy bien lo que es una minoría y el coste que se tiene que pagar por ello. Pero también sé que la persistencia en la protesta con inteligencia y buscando complicidades es la única manera de conseguir un resultado positivo.
¿Cómo no entender que el Ministro se haya horrorizado al ver el crecimiento de Vox y cómo con sus votos se están constituyendo Gobiernos autonómicos y municipales por parte del PP y Ciudadanos? ¿Cómo no entender que se haya horrorizado, tras los comentarios del Juez Francisco Serrano a la sentencia del Tribunal Supremo sobre La Manada y que ese horror se haya visto multiplicado por la renuncia por dos ocasiones de Inés Arrimadas de condenar las declaraciones de dicho Juez? ¿No es comprensible que un ciudadano que ha pasado por lo que ha tenido que pasar Grande-Marlaska se sienta amenazado por la complicidad, aunque sea pasiva, de Inés Arrimadas con el Juez Serrano?
Ciudadanos no puede pretender acceder a Gobiernos autonómicos y municipales con los votos de Vox y pensar que eso no va a tener consecuencias para ellos. Decirle esto no es ponerlos en la diana, sino reflejar simplemente lo que la inmensa mayoría de los ciudadanos piensan. Si ustedes están blanqueando la homofobia de Vox, no pueden extrañarse de que encuentren el rechazo de los destinatarios de esa estrategia homófoba. Esto y nada más que esto es lo que decía el tuit de Fernando Grande-Marlaska.
La reacción de Ciudadanos contra Fernando Grande-Marlaska no es más que un intento de apartar la atención de la gente de sus relaciones con Vox. La agresividad verbal con que se están dirigiendo no solamente ellos, sino también el PP y Vox, pone de manifiesto que se trata de una maniobra orquestada para ocultar lo inocultable.
La dignidad de Grande-Marlaska está más que acreditada por una trayectoria muy prolongada. Es un insulto a la inteligencia de los ciudadanos pensar que van a comprar el discurso de Arrimadas o Abascal que solicita su dimisión.