Entrevista exclusiva (y falsa) con el excomisario Villarejo
Señor Villarejo, gracias por aceptar esta entrevista.
Venga, no pierdas el tiempo.
¿Tiene prisa?
Yo no, pero tú tienes dentista a las dos y media.
¿Cómo lo sabe?
Felicítala.
¿Qué? ¿A quién?
A tu dentista. Está embarazada.
¿Sí?
Gemelos. ¿Quieres ver la eco?
¿Tiene usted la ecografía de mi dentista?
Me gusta documentarme antes de conceder una entrevista. Siguiente pregunta.
Eh… Dígame, ¿a cuánta gente tiene grabada?
A todos.
¿Cómo a todos?
Españoles, a todos. Y de Portugal, a la mitad, por si nos lo anexionamos un día. Hay que ser precavido.
¿Y dónde queda la ética?
Hijo, no tengo tiempo ni ganas de dar explicaciones a alguien que se va a dormir bajo la manta de libertad que yo le garantizo, y que luego cuestiona la manera en que le protejo.
Eso es de “Algunos hombres buenos”.
¿Intentas joderme, muchacho?
No, en absoluto.
Yo sé cómo funciona el sistema. Tengo mp3 del rey, del de ahora y del otro, de todos los presidentes, de todos los ministros. He hackeado sus ordenadores y sus iPhones. Yo he visto historiales del Explorer que harían vomitar a una cabra.
Y usa todo eso para extorsionar.
Mi existencia, aunque grotesca e incomprensible para ti, salva vidas.
“Algunos hombres buenos”.
¡No tienes ni idea de a quién te enfrentas! ¡Yo sé tu número de pie, sé a quién le mandas mensajes directos por Instagram, sé lo que Netflix te recomienda y por qué! ¡Podría escribir una tesis sobre tu vida que haría que Strauss-Kahn pareciese un niño de San Ildefonso!
No se altere, por favor, deje que intente reconducir esto. A ver, eh… Dicen que, si usted tirase de la manta, no quedaría en su cargo ni un político de este país.
Si yo tirase de la manta, la gente no conciliaría el sueño hasta 2030. Mira mis manos, ¿las ves? ¿Sabes lo que hay aquí, en estas manos? El destino de España. Yo puedo cerrarlas así, zas, y se acabó España.
¿Y no teme que le pase algo?
No, porque soy intocable. Si me hicieran algo, todos mis archivos serían publicados.
¿Dónde?
En un hilo de Twitter.
Sería un hilo muy largo.
Iba a hacer un blog, pero la gente ya no los lee.
¿Podría darme alguna exclusiva?
Podría darte miles, y todas ellas harían temblar los cimientos del mundo libre, pero te diré una sola cosa. ¿Sabes Espinete?
¿El erizo rosa?
Era Calvo Sotelo.
¿Calvo Sotelo era Espinete?
Sí. El Gobierno necesitaba que los niños asumieran el espíritu de la Transición. En cuanto Calvo Sotelo dejó la presidencia, en el 82, el CESID le dio el traje de Espinete y le dijo: “adentro”. Todo lo que ese erizo soltaba por su boca venía directamente de la Moncloa.
¿Y Don Pimpón?
Eso fue una concesión a los nacionalistas.
¿Cómo?
Pujol y Arzalluz se plantaron en Madrid y dijeron que Espinete era centralista. Exigieron inventarle un compañero que pusiera en valor el hecho diferencial de las naciones sin Estado. Así nació Don Pimpón, el viajero de Barrio Sésamo. ¿Recuerdas eso que cantaba, La Canción de Don Pimpón? “Toqué la luna con esta mano y en ella tengo mi libertad”. ¿A qué te suena eso, eh?
Es usted un pozo de información.
Dentista.
¿Cómo?
Que llegas tarde al dentista.
Ay, sí. Gracias por recordármelo.
De nada. Y felicita a tu madre el viernes, que es su cumpleaños.