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La naturaleza se desvanece y con ella nuestro futuro

El calentamiento de los suelos forestales puede acelerar el cambio climático

José Luis Gallego

La biodiversidad sigue en caída libre y debido a ello el bienestar humano está en riesgo. Los científicos que examinan el estado de conservación de las especies con las que compartimos existencia no pueden ser más claros. Según ellos el ser humano avanza ciegamente, suicidamente añadiría yo, hacia la soledad planetaria.

Un avance suicida, porque provoca el retroceso del resto de seres vivos con los que nos interrelacionamos y de los que dependemos, sin comprender que su desaparición anuncia la nuestra y representa una de las mayores torpezas evolutivas del Homo sapiens.

La Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios de los Ecosistemas (IPBES por sus siglas en inglés) es un organismo de la ONU creado para seguir el estado de conservación de la diversidad biológica y de los servicios que nos presta la naturaleza.   

Su funcionamiento es idéntico al del panel intergubernamental del cambio climático, el famoso IPCC, cuyos informes nos advierten de las consecuencias del calentamiento global. En este caso en lugar de estudiar la evolución del clima los científicos que trabajan para el IPBES analizan el estado de conservación de las especies del planeta, evalúan la contribución que nos prestan los ecosistemas para nuestro propio desarrollo y elaboran periódicamente un informe al respecto.

El último de esos informes, el cuarto desde la creación del IPBES en 2012 y que ha tardado tres años en ser elaborado, se presentó la semana pasada en Medellín coincidiendo con la cumbre internacional sobre biodiversidad que se celebró en esta ciudad de Colombia. Y las conclusiones a las que han llegado sus autores, 550 investigadores de un centenar de países, son incluso más inquietantes que las del IPCC.     

Los servicios que nos presta la diversidad biológica se están degradando, reduciendo y perdiendo por las múltiples presiones a las que la estamos sometiendo al planeta, como la desaparición de los hábitats silvestres, la sobreexplotación de los recursos naturales, la contaminación del aire, la tierra y el agua, el aumento de las especies exóticas invasoras o el avance del cambio climático.

Y en esta ocasión no estamos hablando de la importancia de salvar a los gorilas, las ranas, las mariposas o las orquídeas por su valor como especie. No, no es eso. No se trata de un nuevo informe sobre los animales y plantas en peligro de extinción como los que elabora la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Este aviso va para nosotros. Este informe es una seria advertencia sobre la amenaza que representa la pérdida de biodiversidad para nuestra propia supervivencia, porque tal y como señala su presentación “las especies son la base de nuestros alimentos y nuestras medicinas, garantizan nuestro acceso al agua potable o la energía; son la parte esencial de nuestra cultura y nuestra identidad y determinan nuestra calidad de vida.” Por eso es tan desesperante asistir a este disparate biológico. Este inmenso error que consiste en seguir progresando a costa de los otros. En agotar la naturaleza y ver como se desvanece sin hacer nada por reanimarla y permitir que se recupere. Porque esto no es progreso: es trastorno y nos conduce al precipicio.

Junto a este trabajo de investigación, el IPBES acaba de dar a conocer un nuevo y demoledor informe sobre el estado de degradación de los suelos a nivel mundial. Ambas publicaciones pueden consultarse en su página web, https://www.ipbes.net/: sin lugar a dudas uno de los sitios más inquietantes de internet.

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