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Removiendo el hedor televisivo de Alcàsser

Foto: loslunesseriefilos.com

Pascual Serrano

La serie documental El caso Alcàsser, de Neflix, nos lleva a muchos de los debates que abrió aquel tremendo triple crimen de 1992, pero existe uno que la perspectiva del tiempo ha convertido en todavía más espectacular: el tratamiento mediático. Efectivamente, fue ya entonces muy controvertido el papel de Nieves Herrero y Paco Lobatón, entre otros, pero han pasado más de 25 años y muchos o no lo recuerdan o no lo vivieron. Desaparecida ya la tensión y el drama de los acontecimientos, podemos verlo desde otra perspectiva más serena.

No es muy profuso el documental en la cuestión del tratamiento mediático, de hecho se centra prácticamente en el capítulo primero. Hay dos fases mediáticas en el caso. Ambas contaron con la complicidad, comprensible e inevitable de las familias. La primera en la búsqueda de las niñas, periodo en el que, lógicamente, los familiares buscaban con profusión la presencia mediática porque era la forma de garantizarse la movilización de sociedad, poderes policiales y políticos en la búsqueda. Paco Lobatón, en su programa Quién sabe dónde, se dedicó a interferir cualquier proceso de investigación sobre el paradero de las niñas. La ciudadanía, en lugar de dirigirse a los cuerpos policiales y aportar información, se dedicaba a contarlo en el programa de la televisión.

Una vez aparecidos los cadáveres, la familia se encuentra shockada y no puede hacer otra cosa que dejarse llevar por esos mismos medios de los que se sentían agradecidos. Cuando vemos de nuevo en el documental el papel de Nieves Herrero en su programa De tú a tú no entendemos cómo se pudo llegar a ese nivel de miseria. Todos los familiares subidos, no a un plató, sino a un escenario con público para ser taladrados con las insultantes preguntas de la periodista a la búsqueda de las lágrimas y el drama de las familias: recordándole a una madre si podrá superar el asesinato y violación de su hija, a la hermana si se esperaba que apareciera muerta, vosotros que sois jóvenes —le pregunta a una niña de 14 años—, ¿cómo valoráis que se hagan estas atrocidades? La niña responde que a esos chicos hay que matarlos y el público rompe en aplausos. Le pregunta y repregunta al teniente de alcalde, delante de familia y público, sobre el estado de los cuerpos y el maltrato que habían sufrido. “Compartiendo para toda España el dolor de esas gentes”, decían desde la mesa de redacción cada vez que conectaban.

Todos, una veintena de familiares, subidos a un escenario, con todo el pueblo (cientos de personas) de público, se van pasando el micrófono como si fuera un karaoke o una reunión de alcohólicos anónimos. Se oyen gritos espontáneos de pena de muerte que desencadenan aplausos. Las amigas de las niñas desfilan por el escenario recitando poesías que habían escrito las víctimas, llorando y besando a la periodista. Interrumpe la periodista Olga Viza para informar que hay dos detenidos, irrumpen en aplausos, que no pare el espectáculo.

Lo más surrealista es que el show en directo se suspendía para pasar a publicidad y ahí se quedaban callados esos padres, esos hermanos, esos muñecos sollozantes que durante el momento de los anuncios ya no eran requeridos porque se estaba haciendo caja con la publicidad.

“Cómo pude participar en esto, mi lugar no estaba allí, estaba en casa con mi familia, iba como una autómata donde me iban diciendo”, dice ahora esa hermana avergonzada al ver las bochornosas imágenes.

Quién sabe dónde, tuvo un 47,6% de share, De tú a tú, un 31,9%. El documental nos recuerda en letras sobreimpresas que “la suma de estos dos programas emitidos desde Alcàsser permanece como una de las cinco emisiones más vistas de la historia de la televisión en España”. Podemos sonrojarnos, indignarnos, asquearnos, maldecirlos incluso, pero el resultado está ahí. Ningún órgano periodístico sancionó ni tomó medidas, ninguna norma violaron porque no la hay, esas cadenas de televisión siguen con sus licencias y su negocio, rompieron techos de audiencia y de ingresos publicitarios, quizás hasta hayan cobrado por ceder esas páginas al documental de Netflix. Esos profesionales siguieron cosechando éxitos. El programa de Paco Lobatón fue nominado en 1998 al Mejor Programa por el I Festival Europeo de la Solidaridad que emitieron las televisiones públicas de España, Portugal, Francia e Italia. Nieves Herrero recibió el TP de Oro por De tú a tú y pasó a trabajar en TVE1 en un programa de causas solidarias. Luego la periodista se hizo escritora, y hace tres años se emitió en Telecinco una serie con guión suyo donde el miembro nazi del gobierno de Franco era presentado como un atractivo galán.

Parece que la basura genera buen currículum y buenos ingresos empresariales.

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