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La salud de los pobres es un bien de mercado

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. EFE/ Javier Belver

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La sanidad pública no es un derecho natural. La tenemos porque se peleó y conquistó, y del mismo modo se puede perder. Para Ayuso y una parte importante de la ciudadanía, los más privilegiados, la sanidad no es más que un bien de mercado con una ingente cantidad de dinero público pendiente por expoliar. ¿Qué estarías dispuesto a pagar por la vida de tu hijo o tu madre? Piénsalo, porque eso mismo lo saben los que quieren sangrar los recursos públicos y privatizar la sanidad. Saben que llegado el caso por lo único que te endeudarías de manera salvaje sin pensarlo es por intentar salvar la vida de un ser querido. Demasiado negocio y muy jugoso como para dejarlo pasar.

El capitalismo primario comenzó con una privatización y con el expolio de un derecho económico de los pobres, el derecho comunal consuetudinario de poder usar los beneficios de los montes y los campos para la subsistencia. Si damos por seguro un derecho, basta con mirar la historia para ver lo frágil que es su pervivencia: no sería la primera vez que nos quitan de las manos un derecho que damos por natural. A partir del siglo XII comenzaron los cercamientos (enclosures), la división de los campos comunales, que no era más que poner lindes al campo para privatizarlo y obligar a los pobres a dejar de subsistir por sus propios medios con los bienes naturales para tener que vender su mano de obra. El capital aprendió a despojar a los pobres de sus derechos para obligarle a pagar por lo que antes era suyo. Se hizo con los montes, con el agua, con la vivienda, y se quiere hacer ahora con la sanidad.

Los sanitarios en Madrid han retomado las protestas y la huelga tras la negativa del PP de atender sus reivindicaciones y aumentar la dotación de recursos públicos. Si los sanitarios pierden su batalla con Ayuso, perderemos la sanidad pública. Es una lucha existencial para los servicios públicos, del mismo modo que la lucha de Margaret Thatcher con los mineros fue una lucha capital que tuvo consecuencias para la clase trabajadora que aún estamos sufriendo. La batalla de los sanitarios es una lucha interpuesta por un derecho fundamental para la clase trabajadora, y si les dejamos solos peleando perderemos todos, los más vulnerables, frente a la voracidad de quien quiere robar nuestros derechos y convertir nuestra salud en un bien de mercado.

La mayoría de los análisis que se hacen sobre la necesidad de que Ayuso llegue a un acuerdo con los médicos en huelga se basan en la percepción antihistórica de que las instituciones quieren solucionar problemas para la ciudadanía, cuando la realidad es que lo que busca la derecha neoliberal es despojar a la clase trabajadora de sus derechos adquiridos para comerciar con ellos. Ocurre con la vivienda, no existe un problema de la vivienda, lo enfocamos mal, el mercado de la vivienda funciona perfectamente, funciona para los rentistas e inversores, que es para quien tiene que funcionar. La vivienda opera en los mismos términos que quieren que opere la sanidad. No es algo de lo que podemos prescindir, por eso convertirlo en un bien de mercado es éxito asegurado para los que quieren engordar sus cuentas corrientes.

Isabel Díaz Ayuso no quiere llegar a un acuerdo con los médicos en huelga porque su decisión política firme es acabar con la atención primaria pública para favorecer a la sanidad privada. Es una guerra total que si la perdemos llevará acompañada la eliminación de un derecho fundamental por el método de la denegación de servicios. Si no hay posibilidad alguna de conseguir una cita en Atención Primaria, todo aquel que pueda permitirse pagar un seguro privado para que le receten antibióticos cuando esté enfermo lo acabará pagando. La nueva estrategia para privatizar la sanidad es obligar a la gente a pagar porque no hay manera de lograr atención en la sanidad pública.

Fernández Lasquetty está escocido desde que la marea blanca lo largó y acabó con su plan privatizador de la sanidad en época de Esperanza Aguirre. Por eso ahora quiere llevarlo a cabo, y vengarse de esos rojos que lo derrotaron, destruyendo lo público desde la consejería de Hacienda, ahogando al sector sanitario público infradotándolo económicamente. Ayuso tiene un plan claro y concreto y nadie puede sentirse engañado con sus intenciones porque las deja claras. Lady Madrid quiere privatizar la salud de la clase trabajadora y hacer negocio con su enfermedad. En el cáncer de un currela hay mucho dinero que ganar. 

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