Ojalá

Puede que el 2020 haya sido un año nefasto en cuanto a las pérdidas que hemos sufrido, pero haciendo balance, también ha sido el año que nos ha puesto los pies en la tierra. El 2020 ha servido para que muchos comprendamos lo inmaduro que era el sueño que estábamos viviendo. Un sueño de crecimiento absurdo y consumo compulsivo que hasta el momento no ha reparado en que somos frágiles y dependemos de los cuidados de otros, así como de nuestra relación con el medioambiente. Por eso, quizás a este 2020, como bien dice una buena amiga mía (Pili), deberíamos agradecerle un poquito que hayamos sido capaces de valorar lo verdaderamente importante. Porque negarle esta función es dar la espalda al sufrimiento de mucha gente durante este 2020.

Ojalá el 2021 sólo sea el tránsito hacia un futuro más maduro en el que hayamos aprendido como sociedad de los errores materializados en forma de pandemia en este 2020. Ojalá el 2021 sea el primer paso para mejorar nuestros servicios públicos, para invertir más en ciencia, para mejorar las condiciones de vida de muchas personas, para darle más importancia a los cuidados, para transformar nuestro modelo de vida en otro más consciente de nuestra ecodependencia, para que el contacto con la naturaleza sea mayor, para que podamos eliminar las distancias sociales de una vez por todas, para que nuestros mayores reciban lo que se merecen, para que avancemos en derechos humanos, para que revisemos nuestra relación con el entorno, para que nos transformemos en sociedades más autosostenibles...

Si el 2021 conseguimos avanzar en alguna de estas cuestiones será en parte gracias a un traumático 2020. Así que, por mi parte, sólo le pediría a este nuevo año que lo vivido en el anterior no caiga en saco roto.