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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

Alberto Penadés - @AlbertoPenades

Ferran Martínez i Coma - @fmartinezicoma

Ignacio Jurado - @ignaciojurado

José Fernández-Albertos - @jfalbertos

Leire Salazar - @leire_salazar

Lluís Orriols - @lluisorriols

Marta Romero - @romercruzm

Pablo Fernández-Vázquez - @pfernandezvz

Sebastián Lavezzolo - @SB_Lavezzolo

Víctor Lapuente Giné - @VictorLapuente

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Lídia Brun - @Lilypurple311

Sandra León Alfonso - @sandraleon_

Héctor Cebolla - @hcebolla

Norte y sur de Europa: dos visiones de la crisis

Angela Merkel, canciller de Alemania

Ignacio Jurado

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Hace una semana una cumbre europea volvía a fracasar en un intento de aportar soluciones a una emergencia económica. Con una crisis económica en ciernes como consecuencia de la crisis de la Covid-19, la Unión Europea no es capaz de reaccionar con premura, ambición y unidad ante los retos que se avecinan a toda velocidad. La historia no es nueva. Como se ha comentado repetidamente, las líneas divisorias que emergieron no son tan distintas a las de la crisis de deuda de la Gran Recesión. Por un lado, Alemania y Países Bajos, entre otros, adoptando la postura en contra de los coronabonos y apostando por el Mecanismo Europeo de Estabilidad (Mede) para dar liquidez a los gobiernos. Por el otro lado, el grupo liderado por España e Italia que opta por mecanismos de mutualización de la deuda que se generará durante esta crisis económica.

El acuerdo en esta materia es, en realidad, muy difícil. Más allá de distintas posturas ideológicas y visiones de cada gobierno sobre cuáles son las mejores soluciones para una crisis de esta naturaleza, chocan también posiciones muy distintas en la opinión pública de cada país que limita la capacidad de acción de cada ejecutivo y convierte el acuerdo en más improbable.

Aquí quiero mostrar algunos datos de una encuesta realizada en agosto de 2018 en España y Alemania, donde tuvimos la oportunidad de plantear algunas preguntas sobre la Unión Europea y su distinta percepción en cada país. Es cierto que son solo dos países, pero parecen bastante representativos de la fractura que vuelve a resurgir entre el sur y el norte de Europa.

En primer lugar, partimos de preferencias distintas sobre la idoneidad de dar más poderes a la Unión Europea en situaciones como la actual. En la encuesta, preguntamos a españoles y alemanas que se situaran en una escala de 0 a 10, donde 0 significaba que la Unión Europea debía tener máxima autoridad presupuestaria mientras que 10 significaba que debían ser los Estados miembro. En el siguiente gráfico se representa la distribución de esta variable para ambos países. Como se puede comprobar, Alemania presenta una concentración claramente superior en el extremo que desea que los países mantengan en exclusiva autoridad presupuestaria. En los valores de la escala hasta el 7 se sitúan siempre más ciudadanos españoles, mientras que la concentración de encuestados alemanes es mayor en los valores entre el 8 y el 10 .

Gráfico 1: Posturas frente a la autoridad de la UE sobre políticas económicas y el presupuesto

No solo es que los ciudadanos tengan preferencias distintas sobre cuál debe ser la autoridad europea sobre los presupuestos y la política. La explicación de por qué se dan estas preferencias distintas se debe probablemente a percepciones también diferenciadas sobre qué comportamientos fomentaría una Unión Europea más integrada. Lo vemos, en concreto, cuando se pregunta a los ciudadanos sobre si la UE protege a los países que actúan de modo irresponsable. Los alemanes, como comprobamos en el siguiente gráfico, están mucho más de acuerdo que los españoles con que la UE permite comportamientos irresponsables en su seno.

Gráfico 2: Acuerdo con la afirmación de que la UE protege comportamientos irresponsables

Una segunda cuestión muy relevante en las circunstancias actuales es cómo se interpreta la crisis en ambos países. Si la lectura de la crisis es distinta y, sobre todo, si se vincula de modo diferente con la Unión Europea, la búsqueda de soluciones comunes es aún más complicada. Esta encuesta fue realizada hace un año y medio, por lo que no tenemos evidencia directa de la crisis del coronavirus, pero sí podemos intentar establecer paralelismos con la gran crisis financiera. En la encuesta, la mitad de los encuestados de cada país leyeron unos párrafos con información sobre la crisis de unos años antes y el impacto que había tenido en distintas magnitudes económicas (desempleo, deuda, etc). Inmediatamente después, todos los encuestados contestaron una pequeña batería de preguntas sobre la Unión Europea que capturaban las percepciones de los ciudadanos en dos dimensiones: la percepción de cómo de beneficiosa es la Unión Europea desde el punto de vista económico y la percepción de la calidad de la representación política en la Unión Europea. Con esas preguntas podemos crear dos indicadores de la satisfacción y percepción de los ciudadanos sobre cada una de esas dos dimensiones.

Con este experimento, podemos comparar cómo responden los que reciben la información sobre la crisis y los que no la reciben. Esto nos permite aproximarnos a qué tipo de lectura hacen los ciudadanos de la crisis de 2010 en España y Alemania. En los siguientes gráficos muestro los resultados. El gráfico 3 muestra el impacto sobre la percepción de los beneficios económicos de la Unión Europea cuando “hacemos pensar” a alguien sobre la crisis económica. Cuando el efecto está a la izquierda de la línea vertical indica que los ciudadanos vinculan la crisis económica con una reducción de su percepción sobre los beneficios económicos de la UE. Si el efecto se solapa con la línea vertical, indica que el efecto no es lo suficientemente diferenciado como para afirmar que se reducen (o aumentan) los beneficios económicos de la UE. Como se puede comprobar, en Alemania la crisis se vincula con una reducción de los beneficios económicos de la UE, mientras que en España ese efecto no se produce de modo significativo. En otras palabras, la vinculación de una crisis con los beneficios económicos del proyecto europeo es mucho más clara en Alemania.

En cambio, cuando observamos en el gráfico 4 el efecto del tratamiento en la percepción sobre la calidad de la representación política en la Unión Europea comprobamos que los resultados son los inversos. La crisis se vincula mucho más con una erosión de la “calidad” política de la Unión Europea en España, mientras que ese efecto es totalmente inexistente en Alemania.

Gráfico 3: Efecto de la crisis sobre beneficios económicos en la UE

Gráfico 4: Efecto de la crisis sobre representación política en la UE

Estos datos apuntan a dos claras lecturas diferenciadas de la crisis en España y Alemania en relación a la Unión Europea. Obviamente es necesario recalcar que los datos se refieren a la crisis anterior cuyas características no solo eran distintas, sino que la vertiente política de la Unión Europea era mucho más evidente para el sur de Europa. Aun así, creo que son útiles porque indican que, ante una crisis económica, una parte importante de los alemanes tal vez no vean a la Unión Europea como parte de la solución. Al contrario, la crisis hace aflorar las debilidades económicas de la Unión Europea y aumenta su percepción de que no es beneficiosa desde el punto de vista económico. En España, no se da esta vinculación entre la crisis y los beneficios económicos de la UE, pero, en cambio, la crisis reduce la percepción de que la Unión Europea es una organización capaz de representar políticamente las necesidades de los ciudadanos. Mientras en el sur de Europa la visión es que la crisis pone sobre la mesa la necesidad de que la UE sea un mecanismo político de resolución de problemas, en el norte se reduce la sensación de que la UE genera beneficios económicos. Dos visiones antagónicas que empuja a los gobiernos en direcciones divergentes. La crisis del coronavirus parece un nuevo capítulo sobre cuál ha de ser el rol de la UE en la crisis económica que se nos está echando encima.

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